El liquen escleroso: la enfermedad vulvar que afecta a 1/300 mujeres
Escrito por:El liquen escleroso es la enfermedad inflamatoria crónica más frecuente que afecta a la vulva. Produce un prurito insoportable, mayoritariamente a mujeres en la sexta década y con menor frecuencia a niñas y adolescentes.
Las pacientes suelen tener fisuras que se abren a menudo, sangran y además puede provocar ulceraciones como consecuencia del rascado intenso en las noches, fundamentalmente.
La prevalencia está en torno al 1/300 en mujeres y 1/900 en niñas. Debido a sus graves consecuencias en la calidad de vida de la mujer física y emocionalmente, es importante detectarlo lo antes posible para evitar el deterioro anatómico y la posible degeneración neoplásica, que ocurre hasta en un 5% de los casos.
¿Cuáles son las causas de aparición?
Se desconoce la causa y hay muchos factores implicados en su aparición: deficiencia de vitamina A, autoinmunidad, exceso de elastasa, déficit de la 5 alfa reductasa.
Hay diversas circunstancias implicadas en su aparición: genéticas (12% de las mujeres tiene antecedentes familiares), hormonales (esta enfermedad se produce en dos picos de la vida de la mujer en que hay bajos niveles de estrógenos: la niñez y la edad madura, posmenopáusica), infecciosos, traumáticos (el rascado crónico favorece la aparición de esta enfermedad) e inmunitarios (más del 70% de las mujeres tienen autoanticuerpos).
Signos y sintomatología
Lo primero que ocurre es un adelgazamiento de la piel, habitualmente en una mujer posmenopáusica, aunque también puede ocurrir, con menor frecuencia, en niñas y adolescentes. Produce prurito, dolor y molestias importantes en las relaciones sexuales.
Desde el punto de vista clínico se visualiza una vulva enrojecida y edematosa, con placas endurecidas. Es muy frecuente encontrar lesiones secundarias al rascado como telangiectasias y hemorragias subendoteliales. Además, presentan erosiones, fisuras y ulceraciones muy molestas en su día a día. De hecho, hay mujeres que refieren que les cuesta sentarse de la tirantez tan importante que sufren.
Con el tiempo, se produce una fusión de los labios menores y una estenosis o disminución de tamaño de la vulva, acompañado de una tirantez excesiva, una afectación de la región perianal, en forma de ocho, desde alrededor de la vulva al ano.
Se caracteriza por una vulva muy alterada desde el punto de vista anatómico: piel delgada, arrugada, blanquecina y carente de elasticidad, que afecta además al área perianal en forma de 8. Muchas veces se fusionan los labios menores y ocultan el clítoris.
¿Cuál es el tratamiento más adecuado?
Es fundamental que desaparezca el prurito y, por ende, el rascado continuo y la inflamación de la piel.
- Medidas higiénicas:
- Lavar una sola vez al día con jabón íntimo con una galénica oleosa, a ser posible de pH neutro o alcalino.
- Evitar prendas ajustadas y de fibra: utilizar algodón.
- Tratamiento de incontinencia urinaria, cuando exista, así como de la urgencia miccional.
- No utilizar toallas ni papel higiénico seco: siempre secar con secador, con aire frío o con alguna de algodón, sin restregar.
- Fármacos:
El mecanismo de acción de los corticoides consiste en disminuir la síntesis de prostaglandinas y leucotrienos de la piel. Con ello se consigue una acción antinflamatoria con disminución de la vasodilatación capilar y disminución del depósito de fibrina y colágeno, con lo que reducen la formación de queloides
En algunos casos puede ser necesario inyectarlos en las zonas afectadas. Es de suma importancia la experiencia del profesional a la hora de decidir las etapas del tratamiento.
Hay una primera etapa de ataque con aplicaciones más frecuentes, y luego va en descenso hasta un mantenimiento para toda la vida, que es fundamental.
Cualquier mujer en esas edades referidas es recomendable que consulte con un especialista en Ginecología. No se deben hacer tratamientos si no la han valorado adecuadamente para no retrasar el diagnóstico de la enfermedad.
Es importante concienciar a la mujer de la cronicidad de su enfermedad y del riesgo de transformación a cáncer, por lo que no se debe abandonar el tratamiento en toda la vida, incluso cuando no haya molestias, debiendo hacer un mantenimiento y visitas periódicas al especialista.
