Reirradiación

 

¿Qué es la reirradiación?

La reirradiación, también conocida como radioterapia de rescate, es un enfoque terapéutico que implica administrar nuevamente radiación a una región anatómica previamente irradiada. Este procedimiento puede realizarse utilizando diferentes técnicas de radioterapia, como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT), la radioterapia estereotáctica corporal (SBRT) o la braquiterapia, entre otras. En algunos casos, se puede administrar anestesia local o sedación durante el procedimiento, dependiendo de la ubicación del área a tratar y las necesidades individuales del paciente.

 

¿Por qué se realiza la reirradiación?

La reirradiación se realiza principalmente en pacientes con cáncer que experimentan una recurrencia local o regional de la enfermedad después de recibir tratamiento inicial con radioterapia. Este enfoque puede ofrecer una opción de tratamiento adicional para controlar el cáncer y mejorar los resultados clínicos, especialmente cuando otras opciones terapéuticas son limitadas.

 

Se puede realizar radioterapia de intensidad modulada
 (IMRT), la radioterapia estereotáctica corporal (SBRT) o la braquiterapia

 

¿En qué consiste la reirradiación?

Durante la reirradiación, se utiliza equipo de radioterapia especializado para administrar dosis precisas de radiación a la región específica del cuerpo que requiere tratamiento. El proceso implica la planificación cuidadosa del tratamiento para minimizar el riesgo de efectos secundarios y maximizar la eficacia del tratamiento. La duración y la frecuencia del tratamiento pueden variar según las necesidades individuales del paciente y la respuesta del cáncer al tratamiento, que evaluará el especialista en Oncología.

 

Preparación para la reirradiación

Antes de someterse a la reirradiación, los pacientes suelen someterse a una evaluación exhaustiva que incluye pruebas de imagen y análisis de laboratorio para evaluar la extensión del cáncer y determinar la idoneidad del tratamiento. También se puede realizar una simulación de tratamiento para planificar la administración precisa de la radiación. Además, es importante informar al equipo médico sobre cualquier medicamento que estés tomando y cualquier condición médica preexistente.

 

Cuidados tras la intervención

Después de la reirradiación, es posible que experimentes efectos secundarios temporales, como fatiga, irritación cutánea, dificultades para tragar o cambios en el funcionamiento del órgano irradiado. Es importante seguir las recomendaciones de cuidado proporcionadas por tu equipo médico y comunicar cualquier síntoma nuevo o preocupante que puedas experimentar durante el proceso de recuperación.

 

Alternativas a este tratamiento

En casos en los que la reirradiación no sea una opción viable o no sea suficientemente efectiva, existen otras alternativas terapéuticas disponibles, como la cirugía, la quimioterapia, la inmunoterapia o terapias dirigidas. Estas opciones pueden ser consideradas según el tipo de cáncer, la ubicación y la extensión de la enfermedad, así como las necesidades individuales del paciente.

13-02-2024
Top Doctors

Reirradiación

Dra. Castalia Fernández - Oncología Radioterápica

Creado el: 30-01-2024

Editado el: 13-02-2024

 

¿Qué es la reirradiación?

La reirradiación, también conocida como radioterapia de rescate, es un enfoque terapéutico que implica administrar nuevamente radiación a una región anatómica previamente irradiada. Este procedimiento puede realizarse utilizando diferentes técnicas de radioterapia, como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT), la radioterapia estereotáctica corporal (SBRT) o la braquiterapia, entre otras. En algunos casos, se puede administrar anestesia local o sedación durante el procedimiento, dependiendo de la ubicación del área a tratar y las necesidades individuales del paciente.

 

¿Por qué se realiza la reirradiación?

La reirradiación se realiza principalmente en pacientes con cáncer que experimentan una recurrencia local o regional de la enfermedad después de recibir tratamiento inicial con radioterapia. Este enfoque puede ofrecer una opción de tratamiento adicional para controlar el cáncer y mejorar los resultados clínicos, especialmente cuando otras opciones terapéuticas son limitadas.

 

Se puede realizar radioterapia de intensidad modulada
 (IMRT), la radioterapia estereotáctica corporal (SBRT) o la braquiterapia

 

¿En qué consiste la reirradiación?

Durante la reirradiación, se utiliza equipo de radioterapia especializado para administrar dosis precisas de radiación a la región específica del cuerpo que requiere tratamiento. El proceso implica la planificación cuidadosa del tratamiento para minimizar el riesgo de efectos secundarios y maximizar la eficacia del tratamiento. La duración y la frecuencia del tratamiento pueden variar según las necesidades individuales del paciente y la respuesta del cáncer al tratamiento, que evaluará el especialista en Oncología.

 

Preparación para la reirradiación

Antes de someterse a la reirradiación, los pacientes suelen someterse a una evaluación exhaustiva que incluye pruebas de imagen y análisis de laboratorio para evaluar la extensión del cáncer y determinar la idoneidad del tratamiento. También se puede realizar una simulación de tratamiento para planificar la administración precisa de la radiación. Además, es importante informar al equipo médico sobre cualquier medicamento que estés tomando y cualquier condición médica preexistente.

 

Cuidados tras la intervención

Después de la reirradiación, es posible que experimentes efectos secundarios temporales, como fatiga, irritación cutánea, dificultades para tragar o cambios en el funcionamiento del órgano irradiado. Es importante seguir las recomendaciones de cuidado proporcionadas por tu equipo médico y comunicar cualquier síntoma nuevo o preocupante que puedas experimentar durante el proceso de recuperación.

 

Alternativas a este tratamiento

En casos en los que la reirradiación no sea una opción viable o no sea suficientemente efectiva, existen otras alternativas terapéuticas disponibles, como la cirugía, la quimioterapia, la inmunoterapia o terapias dirigidas. Estas opciones pueden ser consideradas según el tipo de cáncer, la ubicación y la extensión de la enfermedad, así como las necesidades individuales del paciente.

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