Cómo podemos prevenir el virus del papiloma humano (VPH)

Written by: Dr. Borja Otero García-Ramos
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Edited by: Margarita Marquès

Para empezar, hay que tener en cuenta que hay decenas de virus del papiloma humano diferentes y cada uno de ellos puede estar relacionado con distintas enfermedades (papilomas plantares, papilomatosis laríngeas…).

 

En cuanto a las cepas del virus que tienen afinidad por el área genital, éstas constituyen la infección de transmisión sexual más frecuente del mundo. Para su transmisión es necesario un contacto estrecho no necesariamente relacionado con la penetración. 

 

¿Qué patologías se relacionan con el Virus del Papiloma Humano?

Si bien es cierto que se trata habitualmente de una infección transitoria, una infección crónica por el mismo puede ser causa de distintas enfermedades

 

Centrándonos en esos virus con afinidad por el área genital, éstos se dividen en virus de alto y de bajo riesgo. La principal diferencia entre unos y otros es su capacidad para desarrollar lesiones precancerosas o cáncer (alto riesgo) o su asociación a patología no oncológica (bajo riesgo). 

 

Los de bajo riesgo podrán producir verrugas genitales o condilomas tanto en hombres como en mujeres. Dichas patologías, aunque benignas, suponen una gran carga asistencial y psicológica para quien la padece por ser una infección de transmisión sexual como antes se ha mencionado, y por la elevada probabilidad de que se conviertan en un cuadro repetitivo de difícil control. 

 

En cuanto a los virus de alto riesgo, tienen la capacidad de producir lesiones precancerosas y cáncer de cuello uterino, y menos frecuentemente vagina, vulva y ano en las mujeres. En otra órbita también están relacionados con algunos tipos de cáncer orofaríngeos y, por tanto, cualquier práctica sexual que implique estas áreas (sexo anal u oral) suponen también un riesgo de transmisión y afectación de las mismas. 

 

El uso del preservativo sigue siendo la principal herramienta
para controlar las infecciones de transmisión sexual

 

¿De qué manera se puede prevenir?

Dado que es una infección que no tiene un tratamiento específico, nuestro mayor esfuerzo debe estar centrado en la prevención. 

 

En este sentido, desde hace ya muchos años, la vacuna frente al VPH está incluida en el calendario vacunal de las niñas antes del inicio de las relaciones sexuales. En los últimos años, se ha empezado también a vacunar a niños en algunos países, porque no están exentos ni de padecer ni de transmitir la enfermedad, pero hoy en día todavía esto no está contemplado en nuestro país. Así mismo, existen diferentes colectivos con mayor riesgo de padecer las secuelas de esta infección que, según la Comunidad Autónoma, están incluidos en campañas de vacunación fuera de este grupo de edad (inmunodeprimidos, prostitutas, varones homosexuales, pacientes con antecedente de haber padecido ya alguna lesión por el virus…).

 

Además, el uso del preservativo sigue siendo la principal herramienta para controlar las infecciones de transmisión sexual. 

 

Existen otros factores externos que pueden influir en el curso de la infección y, entre ellos, el más importante es el tabaco, de tal manera que las personas fumadoras tardan más en eliminar el virus y, en la medida en que este virus está más tiempo en el organismo, tiene más tiempo para producir lesiones. 

 

Por último, parece lógico señalar que, al ser una infección de transmisión sexual, tener una pareja estable o reducir al máximo el número de parejas sexuales será la mejor estrategia para evitar la transmisión del virus. 

 

¿Cuál es el tratamiento indicado?

Como decía antes, no existe un tratamiento específico para la infección y es nuestro propio organismo quien debe eliminarla. En este sentido, en los últimos años han aparecido diferentes tratamientos tanto vaginales como orales, que buscan potenciar las defensas para que así sea más fácil eliminar el virus. 

 

En cuanto a las verrugas genitales existen diferentes tratamientos como cremas tópicas, láser, crioterapia o incluso cirugía en los casos más extremos.

 

Por otra parte, y en cuanto a las lesiones oncogénicas, al conocer la historia natural de la enfermedad, tenemos la posibilidad de diagnosticar estas lesiones en etapas precancerosas en diferentes localizaciones (cérvix uterino principalmente) con la posibilidad de resecar las zonas afectadas para evitar esa progresión a cáncer. En este sentido es de capital importancia que las mujeres lleven un adecuado cribado citológico y/o con detección del virus del papiloma a nivel cervical para intentar llegar lo más tempranamente posible al diagnóstico. 

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By Dr. Borja Otero García-Ramos
Obstetrics & Gynecology

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