¿Cómo afrontar un trauma psicológico?

Un trauma es un suceso o una serie de sucesos que generan un sufrimiento muy grande y unas consecuencias psicológicas a la persona que lo padece. Es un punto de inflexión a partir del cual la mente desarrolla estrategias para sobrellevar ese sufrimiento y evitarlo en la medida de lo posible.

Estas estrategias conllevan un cambio en la manera de percibirse a sí mismo y de percibir al mundo que le rodea y sus circunstancias.

¿Qué tipos de trauma se pueden diferenciar en terapia?

En psicología diferenciamos dos tipos principales de trauma; los traumas simples y los complejos. Los traumas simples, que no significa que sean leves ni tampoco fáciles de superar, son derivados de un suceso puntual o de sucesos acontecidos en un tramo relativamente corto de tiempo. Sería, por ejemplo, el caso de un accidente de tráfico o una agresión. Pueden ser traumas muy graves, pero son derivados de sucesos puntuales.

Los traumas complejos se producen a lo largo de un período largo en el tiempo. Son acontecimientos que generan gran sufrimiento y que se prolongan en una etapa de la vida. Muchas veces, estos traumas se producen en la infancia o adolescencia y son vivencias que generan un daño muy profundo en la personalidad. Aquí incluimos los traumas de apego.

¿Cómo se puede detectar?

Existen muchos síntomas diferentes porque depende en gran medida del tipo de trauma. Para los traumas simples, los síntomas suelen ser más claros. A menudo existe un nivel muy  elevado de alerta y de ansiedad, se desarrollan miedos y fobias a situaciones que puedan llevar a vivir o sentir algo parecido al trauma original. A menudo hay flashback en forma de imágenes, pensamientos o recuerdos muy perturbadores. Digamos que el organismo queda atrapado en un estado de alarma.

Cuando hablamos de trauma complejo, los síntomas son diferentes y muy a menudo tienen que ver con trastornos en la personalidad y trastornos emocionales.

Los efectos nocivos en la personalidad aumentan en función de la duración y la edad de la víctima, es decir, cuanto menor sea la persona que sufre las vivencias traumáticas y más tiempo se prolongue, más graves serán las consecuencias.

¿Qué es el estrés postraumático?

El estrés postraumático es una consecuencia del sufrimiento vivido. Es como una ‘herida’ en la mente. A partir de ese sufrimiento, la mente va a activarse con dos objetivos:          soportar el trauma con el menor dolor posible y evitar a toda costa que se vuelva a repetir.

El cerebro genera estrategias y alarmas para ello. El problema es que, a menudo, aunque el peligro ya no existe, esas estrategias y alarmas siguen activas porque permanece la sensación de peligro, aunque en el presente ya no exista.

La parte más consciente del cerebro sí sabe diferenciar entre pasado y presente, pero existe un entramado neuronal que sigue conectado con ese peligro y sigue actuando y sintiendo como si el peligro existiese en la actualidad.

¿Qué tratamiento es el más indicado para qué caso?

En psicología cada tratamiento es distinto porque cada persona es diferente y siempre es    un trabajo muy personalizado. Además, dependiendo del tipo de trauma y, sobre todo, de las secuelas que ha dejado en la persona, el tratamiento será diferente en función de ellas.

En todos los casos, es muy importante analizar y entender el trauma, cómo lo ha percibido la persona, el nivel de sufrimiento, los aprendizajes y los efectos perjudiciales que han surgido a partir del trauma vivido.

A veces, estas secuelas son problemas con entidad propia y hay que trabajarlos como tal, siempre atendiendo a la comprensión de uno mismo y el cuidado de la autoestima. En el tratamiento, los objetivos importantes siempre son: la comprensión, el análisis de la relación entre el trauma y problemas desadaptativos y de personalidad, el trabajo con esos problemas actuales y el trabajo para procesar el trauma.

Para trabajar todo esto, empleo técnicas y métodos psicológicos diferentes en función de lo que se esté trabajando en cada etapa de la terapia. Entre ellos, los dos más importantes son las técnicas de la terapia cognitivo - conductual y terapia EMDR.

En cualquier caso, es importante consultarlo siempre con un especialista en Psicología.