Ergometría o prueba de esfuerzo: todo lo que debes saber
Escrito por:La ergometría, término derivado del griego ("érgon" significando trabajo y "metros" medida), se refiere a la evaluación de las funciones biológicas, en especial la cardíaca y pulmonar, durante el ejercicio físico siguiendo un protocolo estricto. En el ámbito de la medicina deportiva, se han diseñado ergómetros especializados como el remoergómetro, la piscina ergométrica, y el ergómetro de brazos, aunque los instrumentos fundamentales para el análisis funcional del esfuerzo son la bicicleta estática y la cinta de correr.
La realización de una prueba de esfuerzo se lleva a cabo en un entorno de laboratorio controlado, con el objetivo de recabar información médica detallada para una valoración clínica y/o fisiológica lo más precisa posible.
Indicaciones para la prueba de esfuerzo
- Evaluación diagnóstica: para investigar la posible presencia de enfermedades cardíacas isquémicas, hipertensión arterial inducida por el ejercicio, arritmias, enfermedades respiratorias, entre otras.
- Evaluación pronóstica: para determinar la gravedad y el riesgo de complicaciones cardiovasculares, identificar características electrocardiográficas de alto o bajo riesgo, evaluar el pronóstico de hipertensión arterial en reposo, y prever el riesgo de muerte súbita asociada al comportamiento cardíaco y tensional durante el esfuerzo.
- Evaluación terapéutica: para documentar los efectos de un tratamiento específico, así como evaluar programas de rehabilitación cardíaca.
- Valoración de aptitud deportiva: para certificar la capacidad deportiva, diagnóstico funcional del entrenamiento deportivo, y la capacidad funcional en pacientes con cardiopatías y/o enfermedades pulmonares.
Tipos de ergometría
- Prueba de esfuerzo sin análisis de gases respiratorios (prueba indirecta): se realiza en un cicloergómetro o cinta de correr con monitorización continua del corazón. Indicada para evaluar problemas cardíacos, descartar riesgos cardiovasculares, y certificar la aptitud deportiva.
- Ergometría con análisis de gases respiratorios (ergoespirometría o prueba directa): valoración funcional del esfuerzo máximo en atletas con entrenamientos planificados. Se realiza con una mascarilla para respirar de manera normal, aunque en versiones anteriores de los analizadores se utilizaba una boquilla y se bloqueaba la respiración nasal. Esta prueba permite determinar parámetros como el VO2 máximo, el umbral anaeróbico y aeróbico, entre otros, que son esenciales para la planificación del entrenamiento.
- Técnicas de imagen en estrés: pruebas específicas realizadas en unidades de medicina nuclear que implican la inyección de un contraste para evaluar posibles comportamientos isquémicos debido a enfermedades coronarias.
Aspectos relevantes en la realización de la ergometría
- Participante: se recomienda no modificar la dieta habitual durante los 2-3 días previos al examen, evitar ejercicios intensos el día anterior o el día de, abstenerse de consumir estimulantes como café o té, no fumar al menos tres horas antes de la prueba, informar sobre cualquier medicamento que se esté tomando y vestir ropa adecuada para hacer deporte.
- Profesional a cargo: esta evaluación diagnóstica debe estar supervisada por un médico, quien interpretará los signos clínicos y los datos del electrocardiograma, establecerá el protocolo de esfuerzo a seguir y determinará los criterios para finalizar la prueba, que pueden variar desde la fatiga máxima hasta la presencia de arritmias graves. Es esencial que el médico explique el procedimiento, registre cualquier incidencia, verifique la calibración del equipo y comunique al participante los riesgos involucrados, obteniendo su consentimiento informado. El personal de enfermería preparará al participante y brindará asistencia durante todo el proceso.
- Entorno: la sala debe ser accesible, estar bien ventilada, mantenerse a una temperatura ambiente de entre 16º y 24ºC con una humedad relativa no superior al 60%, y estar equipada con un carro de urgencias y un desfibrilador.
- Protocolo de la prueba: se adaptará según el perfil del participante, ya sea un niño, un adulto con riesgos cardiovasculares o un deportista, y se puede realizar en cinta o bicicleta. Los protocolos varían en cuanto a incrementos de carga o velocidad, aplicándose el protocolo BRUCE en pruebas clínicas para alcanzar al menos el 85% de la frecuencia cardíaca máxima teórica. En corredores de montaña, se pueden aplicar distintos protocolos, siempre buscando el máximo esfuerzo.
- Parámetros evaluados: incluirán datos clínicos (presión arterial, frecuencia cardíaca, síntomas como mareos o dolor torácico), electrocardiográficos, ergométricos (potencia o velocidad máxima), y en pruebas directas, también se recogerán datos metabólicos (consumo máximo de oxígeno, ventilación máxima, umbrales anaeróbico y aeróbico) y bioquímicos (lactato, glucosa).
- Informe: debe detallar el protocolo utilizado, el motivo de finalización de la prueba, comportamiento de la frecuencia cardíaca y presión arterial, alteraciones electrocardiográficas, capacidad física y otras observaciones relevantes.
Contraindicaciones de esta prueba
Existen condiciones que desaconsejan la realización de la prueba de esfuerzo, tales como infarto agudo de miocardio reciente, angina inestable, estenosis aórtica severa, pericarditis, miocarditis aguda, disección aórtica, embolia pulmonar, hipertensión arterial grave, entre otras. Además, se desaconseja en casos de enfermedad aguda, lesiones del aparato locomotor, inmediatamente antes o después de competiciones o esfuerzos máximos, falta de equipo adecuado, desconocimiento del historial clínico y del electrocardiograma de reposo, falta de cooperación del participante, o imposibilidad de monitorizar correctamente el electrocardiograma.
Con un conocimiento adecuado del historial del paciente y criterios claros de finalización, los riesgos asociados a la prueba de esfuerzo son mínimos, lo que hace que la relación beneficio-riesgo sea muy favorable. La frecuencia de realización dependerá del criterio clínico, siendo generalmente cada dos años para niños y anualmente para adultos, ajustándose según la intensidad con la que se practique deporte y los hallazgos patológicos que puedan surgir.
La ergometría se ha convertido en una herramienta clave en la medicina deportiva para minimizar riesgos y prevenir posibles alteraciones durante el ejercicio físico. Realizada con seriedad y rigor, proporciona información valiosa para el diagnóstico y la prevención. Junto a la ergometría, a menudo se solicita una ecocardiografía-doppler para completar la evaluación cardíaca, especialmente en deportistas menores de 35 años con anomalías electrocardiográficas o en todos los adultos mayores de 35 años, según criterio clínico.