El nevus congénito, conocido como lunar congénito o nevo melano congénito, es una lesión benigna que se encuentra presente en la piel. Puede aparecer en el nacimiento, durante las primeras semanas de vida o en los primeros meses.
En el nacimiento, son de aspecto plano y claro. Sin embargo, van sufriendo cambios a lo largo de la infancia. Habitualmente, tienden a transformarse en nevos ligeramente solevantados y de color café oscuro. Además, aumentan de tamaño a medida que va pasando el tiempo.
Habitualmente, el pronóstico del nevus congénito es bueno. Sin embargo, las lesiones se deben examinar de forma regular, debido a que existe un riesgo de que se vuelvan cancerosos.
Los lunares que tienen mayor riesgo de volverse malignos, como el cáncer llamado melanoma, se denominan nevus melanocítico grande o gigante. Puede aparecer en forma de un lunar pequeño, pero el tamaño va aumentando a medida que el niño o la niña crece.
El nevus congénito no debería presentar síntomas, sino que puede ser detectado por su aparición. No obstante, si hay un gran crecimiento, sangra, aparece picor, una úlcera y/o cambia de color, son signos de alarma para hacerse una revisión en Dermatología. Puede tratarse de un melanoma y, en muchos casos, se debería extirpar.
Las pruebas médicas para revisar el nevus congénito pueden ser evaluaciones neurológicas y resonancias magnéticas. La finalidad es detectar potenciales complicaciones.
Otra prueba que se realiza es la biopsia cutánea, una muestra de un acumúlo de melanocitos en la unión y un tejido celular subcutáneo e incluso subfascial. Esta prueba es necesaria cuando se sospecha de un posible melanoma maligno.
El nevus congénito se desarrolla a partir de la proliferación de células pigmentadas, conocidas como melanocitos. Estas células están presentes en la piel de un bebé al nacer o aparecen en un plazo de uno o dos años a partir de entonces.
El nevus congénito suele aparecer en el nacimiento. Para evitar su aumento de tamaño o aparición, es recomendable evitar la exposición solar de la lesión y utilizar crema protectora.
Las lesiones pequeñas, normalmente, no necesitan tratamiento. Sin embargo, se debe acudir a revisión cada cierto tiempo.
En los casos en los que el nevus congénito es gigante, el especialista indicará si es necesario extirpar de forma precoz.
Otros tratamientos no quirúrgicos, como la dermoabrasión, el curetaje o el láser, pueden mejorar el aspecto estético, pero no se puede confirmar si disminuye el riesgo del melanoma.
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