A las manchas en la piel se le denomina hiperpigmentación y, en algunas personas, causa angustia, por el hecho de no poder disimularlas u ocultarlas de las zonas donde tienden a aparecer: cara, manos y otras zonas visibles expuestas al sol. La hiperpigmentación aparece cuando el cuerpo produce un exceso de melanina en ciertas manchas de la piel. Así, da lugar a placas cutáneas planas de un tono más oscuro que va de marrón claro a negro y que pueden variar en tamaño y forma.
Las hay de muchos tipos, pero las más comunes son:
- Manchas pigmentarias (como las manchas seniles): Son placas pequeñas y oscurecidas cuya causa principal es la exposición solar, por lo que aparecen en zonas especialmente expuestas: cara, manos y brazos.
- Melasma o cloasma (“máscara del embarazo”): Se manifiesta con zonas oscuras e irregulares en cara o brazos. Afecta al 90% de las mujeres embarazadas como consecuencia de influencias hormonales y las píldoras.
- Hiperpigmentación inflamatoria: Aparece al curar una lesión en la piel y permanece en forma de mancha plana con color cambiado. Es común en personas con acné y también puede tener su causa en procedimientos cosméticos.
Síntomas de manchas en la piel
Los síntomas principales de las manchas en la piel son el hecho de apreciar un cambio en la coloración de alguna zona de la piel, así como en su tamaño. Es algo indoloro y, como se ha citado, las causas pueden ser múltiples. Normalmente son inofensivas, pero el especialista en Dermatología es quien debe estudiarlo en profundidad.
¿Cuáles son las causas de las manchas en la piel?
La hiperpigmentación de la piel responde a una sobreproducción de melanina (pigmento que da el color natural a la piel, cabello y ojos). Las manchas en la piel aparecen en forma de placas. Puede estar desencadenada por diversos factores, como ya se ha explicado, pero las causas más comunes son la exposición solar, factores genéticos, edad, influencias hormonales y lesiones o infecciones cutáneas.
¿Se puede prevenir?
Determinados factores pueden prevenirse, pero otros son ineludibles. Así, para prevenir ciertas manchas se recomienda no exponerse demasiado al sol y hacerlo con factor de protección solar alto. Asimismo, también pueden consultarse con cada especialista las posibles influencias hormonales de determinadas medicaciones.
¿En qué consiste el tratamiento?
Los tratamientos más empleados son dos: las exfoliaciones químicas y la laserterapia. El primero consiste en aplicar una solución ácida en la zona afectada para eliminar capas superficiales. Estos productos químicos generan ampollas en la piel y, por último, la exfoliación, apareciendo por debajo una piel nueva, uniforme. El segundo es la laserterapia. Tiene casi el mismo efecto que el primero pero es más precisa, ya que el dermatólogo tiene mayor control en el tratamiento. Es una técnica que permite “disparar” las zonas afectadas con luz de alta intensidad. Hay tratamientos más ligeros, que actúan solo en la epidermis cutánea o capa superficial, y otros más intensos que penetran en las capas más profundas.
No obstante, estos tratamientos, a pesar de ser los más empleado nunca están exentos de ser ligeramente invasivos para la piel, y más dependiendo de cada tipo de piel. Esto hace que puedan irritar, inflamar o quemar la piel, lo que supone una hiperpigmentación postinflamatoria. Hay otros tratamientos que han ido surgiendo en los últimos años: hidroquinona, arbutina, ácido kójico, derivados de la vitamina C, derivados de ácido retinoico, ácido azelaico o el B-resorcinol o butilresorcinol, así como el aceite de jojoba, el zumo de limón o la ingesta de una dieta sin azúcar, que son factores eficaces ante la hiperpigmentación.