¿En qué consiste?
El cirujano general y digestivo realiza una incisión en el abdomen, a partir de la cual observa los órganos. Si es necesario, puede extraer una muestra de tejido (biopsia) para luego analizarla en el laboratorio, sobre todo en los casos de sospecha de cáncer. Después, el cirujano utilizará suturas o grapas para cerrar la incisión.
¿Por qué se realiza?
La laparotomía exploratoria se recomienda cuando no se ha obtenido un diagnóstico preciso con pruebas médicas como radiografías y tomografías computerizadas. Es útil para diagnosticar y tratar enfermedades como:
Preparación para la laparotomía
Antes de la cirugía, el especialista observará la historia clínica del paciente y le informará sobre los medicamentos que no podrá tomar. También puede solicitar diversas pruebas diagnósticas para valorar si puede someterse a la cirugía bajo anestesia.
Puede que el paciente deba realizar una dieta especial rica en fibra y líquidos o incluso tomar laxantes para vaciar los intestinos antes de la intervención, lo cual reduce el riesgo de infección de dichos intestinos tras la cirugía.
¿Qué se siente durante el examen?
La intervención no presenta ningún dolor para el paciente porque se realiza mientras está dormido con anestesia general.
Tras la intervención el paciente permanecerá hospitalizado algunos días, en que los médicos observarán su evolución y descartarán infecciones, coágulos de sangre, problemas respiratorios o intestinales.
El riesgo de formación de coágulos deberá controlarse, pues estos coágulos podrían desprenderse y provocar un accidente vascular mortal, como un infarto o un ictus.
Avances en la laparotomía
La principal alternativa y avance a la laparotomía es la laparoscopia, la cual es una técnica menos invasiva, que permite al especialista observar la zona mediante un sistema de cámara e iluminación.
La laparoscopia resulta más segura y con menor riesgo de sangrado y complicaciones, así como menos ingreso hospitalario y un postoperatorio más corto y menos doloroso para el paciente. Además, las cicatrices que resultan de la laparotomía son notablemente más grandes y visibles. Por ello, siempre que se puede, se suele recurrir a la laparoscopia en vez de la laparotomía.