¿Por qué se realiza?
La laparoscopia es una técnica mínimamente invasiva que se utiliza como procedimiento diagnóstico o terapéutico en diversos campos de la Medicina y Cirugía. Concretamente en en Urología, se utiliza sobre todo en las patologías de la próstata y renales, por ejemplo la cirugía del cáncer de próstata, del cáncer vesical, cáncer renal o las litiasis renales, entre otros procedimientos quirúrgicos.
Además de cómo procedimiento quirúrgico, la laparoscopia en Urología también puede ser un proceso diagnóstico: la herramienta utilizada, el laparoscopio, es un tubo fino que contiene un sistema óptico acoplado a una fuente de luz en un extremo, con lo cual el especialista puede observar las estructuras e identificar posibles patologías.
¿En qué consiste?
Durante el procedimiento, se introduce en el abdomen un laparoscopio. La cámara que incorpora permite al médico inspeccionar, desde un monitor, los órganos pélvicos y, si es necesario, introducir otros instrumentos, generalmente pinzas, bisturí o tijeras, a través del mismo laparoscopio para corregir algún problema. Las incisiones de la cirugía laparoscópica suelen medir de 0.5 a 1.5 cm, mientras que estas mismas operaciones en la cirugía convencional podían suponer incisiones de entre 10 y 20 cm.
También es posible la introducción de gas CO2 para favorecer la visión de la cavidad abdominal y desarrollar la cirugía en un espacio más amplio.
Las ventajas de la laparoscopia en urología son muchas, como por ejemplo que se requiere menor tiempo de hospitalización y recuperación, hay menos posibilidades de complicaciones infecciosas, disminuye el dolor postoperatorio y no quedan cicatrices visibles.
Preparación para la laparoscopia urológica
No todos los pacientes son aptos para someterse a una laparoscopia urológica, siendo poco recomendable por ejemplo para pacientes con obesidad mórbida, EPOC u otras cirugías previas que puedan interferir. Por esta razón, el paciente deberá realizar algunos análisis clínicos y controlar su estado de salud antes de la operación.
En función de la cirugía a realizar, es posible que el paciente deba permanecer en ayunas varias horas antes de la intervención.
Cuidados tras la intervención
Los beneficios de la laparoscopia incluyen la rápida recuperación y postoperatorio, en comparación con la cirugía convencional. Así, en muchos casos el paciente podrá ser dado de alta el mismo día de la intervención.
En otros casos puede permanecer hospitalizado unas 24 horas, pero en general el paciente no necesitará realizar una rutina especial de cuidados, más allá de la medicación que prescriba el especialista urólogo para evitar los dolores del postoperatorio.
Alternativas a la laparoscopia urológica
Además de la laparoscopia, existen otras técnicas quirúrgicas oara los procesos urológicos, como es la endoscopia o la cirugía abierta. La elección de la técnica dependerá de las necesidades del paciente y las características de la patología, sobre todo si el paciente no puede someterse a la laparoscopia urológica.