¿Por qué se realiza?
La electrocoagulación es una técnica de tratamiento que se emplea en diversos tratamientos y especialidades médicas, siendo su uso más común el de eliminar lesiones cutáneas como verrugas y puntos rubí en Dermatología.
También se utiliza frecuentemente para coagular arterias y venas y evitar hemorragias, así como para la resección de tumores o lesiones en lugares profundos. Así, en Ginecología es común este tratamiento para eliminar las verrugas y lesiones provocadas en el cuello uterino por el Virus del Papiloma Humano.
¿En qué consiste?
La sesión de electrocoagulación consiste en aplicar, bajo anestesia local, la corriente eléctrica concentrada con un electrobusturí. La corriente eléctrica se aplica en el tejido mediante un electrodo que se caliente y quema el tejido, destruyendo la lesión.
El proceso suele durar unos 10 minutos y no requiere puntos de sutura.
Preparación para la electrocoagulación
La electrocoagulación es un tratamiento ambulatorio que no requiere especial preparación por parte del paciente.
Cuidados tras la intervención
El paciente podrá reincorporarse a su rutina habitual inmediatamente después de la electrocoagulación. En la mayoría de casos, se recomendará al paciente evitar la humedad en la lesión, así como evitar la exposición solar. En algunas lesiones puede ser necesario realizar curas, para lo cual el paciente recibirá las instrucciones pertinentes del especialista
Alternativas a la electrocoagulación
La principal alternativa a la electrocoagulación en el tratamiento de lesiones cutáneas es la crioterapia, que consiste en aplicar nitrógeni líquido en la lesión para acabar con ella mediante la congelación. Tanto el calos como el frío son agentes útiles en la electrocirugía. Por tanto, la crioterapia es también efectiva en gran parte de los casos, excepto en algunas lesiones como las cubiertas por queratina, ya que la queratina no responde con eficacia ante la congelación.