Las 24 fortalezas psicológicas según Martin Seligman

Escrito por: Sandra García Sánchez-Beato
Publicado:
Editado por: Leonor Santos Moreno

Si hay algo en lo que ha destacado el ser humano como especie, es en su facilidad para transformar su modo de vida y adaptarse a las exigencias del entorno. La Psicología positiva es precisamente ese dominio de la ciencia del comportamiento que está concebido para investigar sobre el potencial del ser humano para aprender, mejorar su manera de vivir y otorgar significado a sus proyectos.

 

Pero… ¿cómo abarcar un concepto tan abstracto como el potencial de cambio y desarrollo personal de los individuos? Una de las propuestas para lograrlo consiste en el listado de las 24 fortalezas psicológicas descritas por el investigador Martin Seligman, una de las figuras clave de la Psicología positiva. Esta clasificación trata de compartimentalizar distintas clases de aptitudes personales que dan forma a la capacidad de aprender a vivir mediante el desarrollo personal y la búsqueda de sentido.

 

¿Qué es la Psicología positiva?

Mucha gente da por supuesto que “el psicólogo” es un profesional que se dedica a ofrecer terapia para personas que están pasando por un mal momento debido a problemas de salud mental, pero la realidad es que eso no tiene por qué ser así. De hecho, la Psicología como disciplina científica abarca una gran variedad de temas y se adapta a todo tipo de contextos; tantos como experiencias humanas hay.

 

Pero también hay otra manera de distinguir entre las distintas maneras de trabajar como psicólogo o psicóloga; independientemente de si el profesional trabaja en un centro de salud, en una escuela o en una empresa, hay además diferentes enfoques o perspectivas desde las que trabajar.

 

La Psicología positiva invita a fijarnos no en la “falta” de salud mental, de habilidades o de agilidad mental, sino en aquello que es positivo porque sugiere un potencial de mejora y ya está presente de una u otra forma en el ser humano.

 

La Psicología positiva invita a fijarnos en aquello que
es  positivo porque sugiere un potencial de mejora

 

Las 24 fortalezas según la Psicología positiva de Martin Seligman

El listado de las 24 fortalezas personales elaborado por Martin Seligman es una manera de delinear esas aptitudes que pueden ser puntos de apoyo muy valiosos en el proceso de conectar con nuestros propios valores e intereses para, mediante el desarrollo de esas áreas de potencial, impulsar nuestro desarrollo personal.

  • Curiosidad: la curiosidad hace que nuestra mente se sienta atraída por los interrogantes, incluso sabiendo que detrás de cada respuesta a una pregunta se abren muchas más.
  • Deseo por aprender: no es suficiente con ser curiosos si no nos involucramos activamente en estrategias de aprendizaje sistemático. Si asumimos que aprender es tan solo algo que debemos hacer de manera obligada en los centros educativos, no tardaremos en frustrarnos a causa del estancamiento vital y el aburrimiento.
  • Mentalidad abierta: para impulsar nuestro desarrollo personal, es importante ser receptivos a nuevas experiencias y sistemas de creencias, aunque sea manteniendo una mentalidad crítica.
  • Creatividad e ingenio: ser ingeniosos e inteligentes en los aspectos prácticos de la cotidianidad nos permite pensar más allá de las convenciones sociales y las expectativas.
  • Perspectiva: Esta forma de sabiduría nos permite aceptar que la realidad es poliédrica, y no hay una sola manera de interpretar las cosas.
  • Valentía: la valentía nos permite no quedar paralizados siempre por el miedo, algo necesario para no vivir como espectadores de nuestras propias vidas.
  • Perseverancia: la disciplina es un ingrediente clave en cualquier proyecto medianamente ambicioso que nos planteemos; sin esta, nos sentiremos estancados al comprobar que no progresamos ni aprendemos.
  • Honestidad y autenticidad: ser honestos es imprescindible para establecer vínculos que realmente nos conecten con los demás de una manera significativa.
  • Vitalidad: saber ponerle pasión a las cosas es clave para tomar la iniciativa y no limitarnos a reaccionar (tarde) a lo que nos va ocurriendo.
  • Capacidad de amar y de aceptar el amor: no solo es importante saber amar de una manera no tóxica; también hay que aprender a aceptar el amor que nos dan, en vez de asumir que no nos lo merecemos.
  • Amabilidad: la generosidad, la tendencia a apoyar a quienes lo necesitan y el altruismo en general son una excelente manera de aportar bienestar al resto y, además, a dar significado a nuestra existencia.
  • Inteligencia social: la combinación de la inteligencia social y de la inteligencia personal nos permite identificar y comprender las emociones propias y ajenas, de modo que nos sea más fácil establecer vínculos fuertes y estables con los demás y con nuestras propias dinámicas de autocuidado.
  • Civismo: el ser humano actual está ligado a la vida dentro de sociedades complejas, en las que todo el mundo debe cooperar para mantener el buen funcionamiento de las partes; lo contrario nos llevaría a quedar alienados socialmente, y a una soledad no deseada.
  • Sentido de la justicia: vivir de acuerdo a unos valores éticos ligados al concepto de equidad y de justicia nos permite tener pautas morales claras desde las que tomar decisiones y contribuir a generar una sociedad que funciona mejor para todos.
  • Liderazgo: saber liderar en momentos clave nos permite movilizar tanto nuestras habilidades y talentos como las del resto del equipo, logrando resultados imposibles de alcanzar por separado.
  • Capacidad de perdonar: saber perdonar es algo clave para no vivir permanentemente anclados en el rencor y en el deseo de venganza ante quienes fueron injustos con nosotros.
  • Humildad: consiste en no verse encadenado a la necesidad de malgastar energías ofreciendo una imagen idealizada de nosotros mismos o esforzándonos en mostrar únicamente aquello en lo que destacamos positivamente.
  • Prudencia: es importante no dar por sentado aquello que en realidad ignoramos, y dedicar tiempo de reflexión antes de cada decisión importante.
  • Autorregulación: el autocontrol es clave para no ceder siempre ante nuestros impulsos y nuestros deseos a corto plazo.
  • Apreciación de la belleza: buena parte de la felicidad y de la capacidad de darle sentido a la vida consiste en no pasar por alto las experiencias bellas que nos ofrece esta y con las que podemos conectar a través de nuestra sensibilidad.
  • Gratitud: acostumbrarnos a dar las gracias por aquellas cosas buenas que nos pasan contribuye a apreciar aquello bueno que nos aporta, y a recompensar a quienes lo hacen posible.
  • Esperanza: la esperanza es necesaria para no vivir eternamente ligados a las certezas del aquí y ahora; para proyectar hacia el futuro aquello que nos motiva y nos ilusiona.
  • Sentido del humor: algo tan sencillo como aprender a reír nos conecta a la vida, incluso ante aquellas experiencias que podrían parecer simplemente ridículas y absurdas, pero que en realidad nos acercan a la felicidad aun siendo muy sencillas.
  • Espiritualidad: la espiritualidad nos lleva a vincular nuestras acciones y nuestros logros a un sentido del “todo” universal, algo importante para darle un significado a lo que hacemos y tener una visión global del legado que dejamos a las generaciones futuras.

 

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Por Sandra García Sánchez-Beato
Psicología

Sandra García Sánchez-Beato es una reputada psicóloga en Madrid que cuenta con más de quince años de experiencia profesional. Actualmente, ejerce como psicóloga dirigiendo y supervisando su equipo de Adhara Psicología, donde es experta en depresión, ansiedad, terapia EMDR, terapia brainspotting, trastornos de la personalidad, trastorno límite de la personalidad, dependencia y apego emocional, mindfulness o meditación, entre otras... 

Licenciada en Psicología por la UNED y licenciada en Bellas Artes por la UCM.  Cuenta con el Máster en Psicoterapia Humanista Integrativa y el Máster en Psicoterapia Humanista Integrativa para niños y adolescentes. Además, está formada en terapia Gestalt, así como en terapias de reprocesamiento cerebral, brainspotting de fase I y II y terapia EMDR para trabajar el trauma, psicoterapia contemplativa, psicoterapia transculturalpsicopatología y psicodiagnóstico

Lleva casi 20 años trabajando como psicoterapeuta de adultos, infanto-juvenil, en grupos e individual.  Además, compagina su labor asistencial como psicóloga en Madrid con la docencia, siendo tutora de alumnos de prácticas de Psicología en la UNED; tutora honorífica en la Universidad Rey Juan Carlos y docente colaboradora de autorías y contenidos en el Máster de Inteligencia Emocional de la Universidad Europea de Madrid.  Además, es docente del Máster de Psicología Clínica e Inteligencia Emocional en el Instituto ISEP. En la misma línea, la Sra. Sandra García es supervisora de casos clínicos y ha participado en diferentes congresos de la especialidad.

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