La depresión vista desde la psicología

Escrito por: Paulino del Campo Redondo
Publicado:
Editado por: Yoel Domínguez Boan

La depresión está considerada por la psicología moderna como un problema vital o existencia. Se trata de una situación en la que uno mismo se ve atrapado por las distintas experiencias de la vida.

Con la depresión aparecen algunos síntomas cognitivos, como pensamientos negativos sobre uno mismo, el futuro, el mundo, incompetencia y baja autoestima personal. Se le dan constantes vueltas a todo lo que sucede, que se conoce como rumiación.

  • Síntomas conductuales: llanto, agitación o lentitud, evitación, inhibición o dificultades para comunicarse.
  • Síntomas afectivos: tristeza, culpa, vergüenza, fracaso, desesperanza, rencor, aburrimiento, irritabilidad...
  • Síntomas somáticos: apatía, pérdida de interés, falta de energía...

La depresión se trata de la manifestación de cómo van las cosas en la vida, y de cómo uno mismo encara las circunstancias que rodena el día a día, y lo que hace y no hace ante cambios vitales y pérdidas experimentadas.

La depresión aparece por la desesperación de sentirse estancado, o la indecisión a la que nos llevan las distintas circunstancias a las que nos enfrentamos y que, con nuestra manera de hacerles frente, producen este bucle de desesperanza en la que las salidas parecen imposibles.

A su vez, la depresión se produce por las distintas experiencias que se dan y nuestra forma de afrontarlas en un contexto en el que hay pocos alicientes y demasiados inconvenientes. El malestar aumenta, y las conductas evitativas comienzan para evitar el malestar.

Evitar lo que antes nos gratificaba o que nos era útil se convierte ahora en algo difícil, bien por que nos falta o energía o porque no le encontramos sentido. Esto hace que no podamos salir de la situación depresiva, que se hace poco a poco más profunda, aumentando la rumiación sobre la incapacidad para hacer aquello que nos resulta agradable y nos sienta bien. Así, se fortalece la situación depresiva y aumenta la desesperanza.

 

Depresión mujer
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Otros modelos psicológicos para explicar la depresión

  • Teoría del refuerzo (Foster). La depresión como una reducción generalizada de respuesta a estímulos externos. Esto dificulta el refuerzo positivo y las conductas de evitación. Con esto, se desarrollan conductas adaptativas y de observación limitadas, que producen baja autoestima y desesperanza.
  • Teoría del autocontrol (Rehm). Se producen déficits a la hora de autoobservarse, autoevaluarse y de autorefuerzo que se consiguen con la socialización, e impiden adaptarse a las circunstancias que nos rodean.
    • El déficit de autoobservación hace que se preste atención únicamente a lo negativo y a las consecuencias de la acción.
    • El déficit de autoevaluación hace referencia a estándares exigentes propios y que no es sencillo alcanzar, por lo que nos evaluamos de forma negativa.
    • El déficit de autorreforzamiento implica una baja administración de recompensas y un aumento de los castigos hacia uno mismo.
    • Estos déficits crean problemas de adaptación en prácticamente todas las áreas de la vida. Esto hace que la persona caiga en depresión.
       
  • Teoría de la desesperanza aprendida (Seligman). Se trata de una sensación de falta de sentido entre conductas y consecuencias que se ha aprendido por el fracaso.
  • Modelo cognitivo (Beck). Existen experiencias en la vida que generan un sesgo en la persona a la hora de procesar las experiencias más dolorosas o complicadas, valorando excesivamente los hechos negativos, que se convierten en globales. Así, acabamos por obsesionarnos con aspectos negativos, aumentando las adversidades y haciéndonos más pequeños para hacerles frente. Ante acontecimientos negativos o estresantes, no encontramos una solución para hacerle frente, empeorando la situación y llevándonos a la rumiación.
  • Modelo de autofocalización (Nolen). Nos centramos demasiados en nosotros mismos, lo que dificulta la correcta adaptación a nuestro entorno, perdiendo información por el camino y centrándonos más en los porqués que en la resolución de problemas.
  • Teoría de solución de problemas (Nezu).  Los problemas y nuestras carencias para darles solución se convierten en un factor vulnerable hacia la depresión. Acontecimientos esenciales se vuelven en problemas, y nuestra incapacidad para darles una respuesta reducen el refuerzo positivo, aumentando el estrés y reduciendo las ganas de encontrar la solución. Existen algunos estilos de solución de problemas que acostumbran a agravar los problemas. El estilo evitativo hace que aplacemos la búsqueda de soluciones, mientras que el estilo impulsivo nos lleva a hacer lo primero que se nos ocurre sin reparar o sin dar importancia a los problemas. El estilo racional ve los problemas como un reto y buscar soluciones produce satisfacción y reduce el malestar.

Todos los modelos son un complemento de la comprensión de la depresión, por lo que no se entiende como una enfermedad, sino como una situación en la que la persona no encuentra el camino ni la solución, aunque por su puesto puede salir.

 

 

Tratamientos de la depresión

Los tratamientos psicológicos de la depresión desde el prisma del modelo cognitivo-conductual y que se fundamentan en la evidencia salen de los marcos teóricos anteriormente mencionados, aunque existen otros tratamientos que pueden funcionar a la hora de solucionar el problema.

Las intervenciones que cuentan con más apoyo por sus resultados en práctica y estudios son los siguientes:

  • Terapia conductual. Por Lewinsohn. De esta terapia proviene la terapia de activación conductual. En este caso, la depresión se encuentra relacionada con la disminución de los refuerzos positivos, así como el aumento de la evitación ante los problemas. La terapia está focalizada en aumentar las actividades que resultan agradables, siendo su objetivo aumentar el refuerzo positivo que dan las conductas adaptativas, es decir, las que requiere la situación, reduciendo la evitación de actividades normales e interacciones sociales. La terapia de activación conductual está desarrollada a partir de la terapia cognitivo-conductual, y lo más eficaz de este tratamiento está basado en las conductas de afrontar situaciones y realizar actividades que refuercen más que en los cambios de pensamiento. Se trata de la terapia que mejores resultados muestra en el tratamiento de la depresión.
  • Terapia de autocontrol. Rehm. La depresión está caracterizada por deficiencias en el manejo de la conducta. La solución se alcanza de forma progresiva con el autorrefuerzo. Las experiencias positivas y su relación directa con nuestro estado de ánimo son importantes, identificando reforzadores.
  • Terapia cognitiva. Beck. Principalmente, se trata de cambiar la visión negativa que se tiene de uno mismo, del entorno y del futuro. Para ello, se diseñan estrategias que aumenten las actividades para comprobar la relación entre pensamientos y conductas. Después, se averiguan y cambian los pensamientos automáticos que genera la depresión, aprendiendo la persona a interpretar las distorsiones de los pensamientos negativos y cambiarlos por otros más positivos y objetivos.
  • Terapia de solución de problemas. Nezu. Consiste en un entrenamiento en habilidades para hacer frente y solucionar problemas, afrontándolos de forma optimista y como algo totalmente normal. La solución de problemas tiene varias fases:
  1. Orientación constructiva del problema.
  2. Definición del problema.
  3. Generación de soluciones alternativas
  4. Toma de decisión de la solución más efectiva.
  5. Puesta en marcha.
  6. Valoración de resultados (si se ha conseguido, valorarlos, si no, buscar nuevas alternativas).
  • Terapia cognitiva basada en la consciencia plena. Segal. En este vaso, se junta la meditación y la terapia cognitiva. Su objetivo es ser consciente de los procesos de pensamientos negativos y depresivos y alejarse de ellos. El objetivo es conseguir la experiencia viviendo el momento, sin ir siempre a situaciones pasadas o futuras.

La depresión, como una situación vital en la que uno se encuentra, está originada por una o varias experiencias, y la forma de afrontarla hace que entremos en la espiral depresiva.

Los tratamientos propuestos pueden incluir distintas y variadas técnicas. Los tratamientos expuestos en este texto están muy simplificados por problemas de espacio.

Desde mi punto de vista, el tratamiento más eficaz es la terapia de activación conductual, que sirve de base, utilizando las terapias mencionadas anteriormente, introduciéndolas pro fases en función de las características de cada persona.

Si desea más información, consulte con un experto en Psicología.

Por Paulino del Campo Redondo
Psicología

El Sr. del Campo es especialista en Psicología. Cuenta con más de 30 años de experiencia en la profesión y una extensa formación en distintos campos de la especialidad, contando con un máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual, siendo experto en terapia cognitivo conductual, terapias contextuales y terapia breve estratégica. Todo ello le permite abordar problemas como los trastornos de ansiedad, estrés, depresión, trauma, así como problemas de pareja, sexualidad y dependencia emocional. También trastornos de personalidad y de conducta, duelo o pérdidas. 

A lo largo de su trayectoria ha recibido diversos reconocimientos, tales como la mención honorífica por el Colegio Oficial de Psicólogos. Es miembro de la Sociedad Española para el Desarrollo de la Psicología Clínica y de la Salud.  El objetivo del Sr. del Campo es emplear distintas técnicas adaptadas a cada persona para que consigan contactar con sus objetivos y conseguirlos, afrontando las barreras que se interponen en el camino, tanto internas como externas, potenciando las fortalezas y ampliando el conocimiento del ambiente y de sí mismos. En la actualidad ejerce en su consulta privada de Psicología.

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