Entender el psicoanálisis
Escrito por:El psicoanálisis es una actividad que consigue cambiar definitivamente el malestar por bienestar. Está basado en el uso de la palabra y sólo participan dos personas: el analizante o persona que se psicoanaliza y el analista o persona ya analizada. El psicoanálisis es una técnica moderna y actual, sumamente eficaz y rápida, y puede realizarse de forma presencial u online.
El psicólogo Rafael Cejas Hermoso recuerda que el psicoanálisis no es una práctica consistente en aconsejar o dirigir a la otra persona ni es una terapia, sino que el analista no pretende otra cosa que ayudar a que el analizante sepa qué le ha llevado a sufrir en la vida, por qué ha ocurrido esto, por qué se mantiene y cómo remediarlo.
La persona que se analiza accede a una parte de sí, conocida como inconsciente, aunque recibe otros nombres. El conocimiento alcanzado, y las modificaciones habidas se asientan duraderamente. Si se ha hecho bien, los efectos y la mejoría son definitivos.
¿Cómo se practica el psicoanálisis?
El analizante habla de él mismo y de su sufrimiento. El psicoanálisis debe ayudarle a hablar de la vida, de cómo la ve. De hecho, sólo hay una regla que cumplir y es hablar de todo lo que se le venga a mente, sin preocuparse si es correcto o no, si está bien dicho o no. No importa que lo que se hable parezca que no tiene relación con lo que se estaba diciendo antes.
El psicoanalista escucha lo que dice el analizante e interviene en aquellos momentos que cree adecuados, ya sea puntuando algún dicho, ya sea haciendo un comentario o una pregunta. El objetivo no es el de corregir lo que ha dicho la otra persona sino reenviarle sus propias palabras, u otras, de forma que le haga pensar y reevaluar sus propios dichos. No se trata, por tanto, de dar certezas sino al contrario de hacer surgir la duda en aquellas creencias sobre las que se ha sustentado la vida del analizante.
Es el propio sujeto el que hace caer uno tras otros aquellos conceptos importantes, significantes, sobre los que ha construido su interpretación de la vida, la que le hace sufrir. Su vida se reconstruye de una manera gozosa. Las palabras del psicoanalista producen un efecto de interpretación y cambio que son definitivos.
¿En qué se diferencia el psicoanálisis actual del tradicional?
Durante tiempo se ha visto al psicoanálisis como un proceso largo; no tiene por qué ser así. De hecho, todo depende de las resistencias que se ponga el sujeto a sí mismo. Puede parecer una incongruencia, pero así es. Recordemos el refrán que dice “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. Habitualmente nos aferramos a aquellos hábitos que nos han marcado la vida. Con frecuencia decimos: “Ese es mi carácter”, “Así soy yo”, como si esto fuera incambiable. Sin embargo, no es verdad, se puede mejorar, se puede ser mucho más feliz de lo que habitualmente se es.
Hoy día el analista interviene, eso sí, sin que sea su propio discurso el que se imparta en la sesión como si fuera una clase magistral. El analista tiene que saber puntuar, incidir, comentar sobre los dichos de la persona, el efecto es rápido, seguro y duradero. Y todo eso sabe hacerlo porque él ya se ha psicoanalizado y conoce su inconsciente. No se trata de que el paciente se asemeje a lo que piensa el psicoanalista, sino de liberar de sus problemas a la persona.
El sujeto irá aceptando paulatinamente que lo que hay que cambiar no está en el exterior del mundo y comprenderá y se verá capacitado para modificar sus cimientos, ¿cuáles?, los que desee. No se le dirige hacia un cambio; solo si usted lo ve y lo acepta irá siendo facilitado ese cambio.
No podemos cambiar si no sabemos qué es lo que nos impulsa a ser como somos porque aunque cambiemos superficial o temporalmente, nuestra forma de ser volverá a aflorar, por eso las personas parecen mejorar después de una terapia o de unos consejos pero nada ha cambiado habitualmente, los síntomas y el malestar vuelven a aparecer de la misma forma o por otro camino. Esto es lo que cambia el psicoanálisis y para siempre.
¿Cómo funciona el psicoanálisis en el siglo XXI?
En nuestra sociedad del siglo XXI las personas necesitan llegar más rápidamente al fondo de sus problemas. El método de sentarse y simplemente oír, no es malo, pero es muy lento. Sin embargo, sabiendo dónde y cuándo intervenir, los resultados son muy satisfactorios y rápidos.
Durante el análisis suele ocurrir que el analizante realiza demandas al psicoanalista, ya sea de determinadas palabras, de determinados posicionamientos y apoyos. El psicoanalista no caerá en esa demanda, no puede convertirse en una especie de padre o madre psicológico del analizante, debe mantener su independencia. No será fácil para el analista.
Que una persona mejore su malestar supone romper esquemas sobre los que ha basado su vida. La cual suele estar basada en la queja, en la obsesión, en la culpa, en la insatisfacción, en el cumplimiento del deber, en el sexo, en el odio, en la falta de amor y así podríamos seguir.
¿Qué novedades se han producido en este campo en los últimos años?
En muy pocas sesiones usted conocerá cual es el origen de su problemática y empezará a comprender que prácticamente todo lo que le afecta de la vida está en relación con la causa de sus problemas.
Primer paso: la persona conoce cuál es la causa, la etiología de sus problemas en la vida. Solo necesitamos unas pocas sesiones.
Segundo paso: el sujeto del análisis comprende y razona sobre lo que ha descubierto de él mismo. Suelen asentir cuando se habla de ello. Lo entienden y rápidamente preguntan cómo cambiar.
Tercer paso: el cambio no consiste solo en entender lo que le ocurre sino en hacer surgir su verdadero deseo, no el heredado desde la infancia, esto es lo que le ha hecho sufrir. Una vez comprendido todo, debe surgir el deseo de rechazar aquello que ha sido perjudicial en su vida. A partir de ahí hay se construye una persona más auténtica con su propio YO y más feliz.