Abdominoplastia o lipectomía de abdomen

La abdominoplastia, también llamada lipectomía de abdomen, es un procedimiento quirúrgico cuya finalidad es extirpar al paciente el exceso de piel y grasa de la parte media-baja del abdomen, reforzando la musculatura de la pared abdominal. La abominoplastia está recomendada para las personas que tras hacer dieta y ejercicio no consiguen rebajar el volumen de su abdomen, o que, en el caso contrario, han sufrido una importante pérdida de peso o un embarazo y la piel del abdomen se ha quedado demasiado flácida, laxa. La apariencia general suele ser un excesivo volumen del abdomen que en ocasiones descansa sobre el pubis -lo que coloquialmente se llama "faldón"-, y unos flancos que sobresalen y cuelgan por encima de la línea del cinturón. Estos depósitos de grasa se pueden eliminar también con una pequeña liposucción durante la intervención quirúrgica. 

¿En qué consiste la intervención de abdominoplastia?

Para la reconstrucción del abdomen, primero se lleva a cabo la extracción de la grasa y la piel sobrante, y después se practica la denominada plicatura de los músculos rectos. Este procedimiento consiste en tensar los músculos del abdomen que han quedado distendidos tras el embarazo u otras causas. A continuación, se vuelve a superponer la piel que queda y se tensa sobre el abdomen corregido, y se realiza una incisión circular sobre el ombligo interno para crear un ombligo de piel "nuevo" a la altura de la "nueva" cintura. Por último, se procede al cierre de las suturas. De esta manera, se consigue una pared abdominal más dura y firme, y una cintura más delgada. 

Existen diversas técnicas quirúrgicas para practicar la abdominoplastia según la gravedad que presente cada paciente: en ocasiones se hace una incisión vertical desde el ombligo hasta donde comienza el vello púbico, o también de cadera a cadera por debajo de la línea del bikini según el caso; y cuando la abdominoplastia es más sencilla, sólo se hace el corte horizontalmente sobre la pelvis (miniabdominoplastia). 

La abdominoplastia requiere en todos los casos la anestesia general, y un postoperatorio que comienza por un vendaje que el paciente deberá llevar durante una semana. Después, dicha protección se sustituye por una faja que ha de llevarse día y noche mientras transcurren, al menos, tres semanas más.

¿Qué resultados se pueden esperar de la intervención de la abdominoplastia?

Durante la primera semana tras la operación, es habitual sentir tirantez y tensión en el abdomen, y a lo largo de los primeros meses es absolutamente normal notar también cierta insensibilidad e hinchazón. Poco a poco, y con el paso del tiempo, se consigue un resultado definitivo. Éste no se alcanza totalmente hasta después de un año tras la operación.

En cuanto a la cicatriz, teniendo en cuenta el corte se ha efectuado sobre el pubis, una braguita estándar o un bikini no muy bajo –o en el caso de los hombres un slip o calzoncillo convencional- ayudarán a esconder la cicatriz sin problema. Además de la pericia del cirujano, la capacidad de cicatrización del paciente es muy importante y, si la evolución es correcta, la huella que queda tras la realización de una abdominoplastia será, en la mayoría de los casos, una discreta línea oculta bajo la ropa que con el tiempo va desapareciendo.