Una alergia es aquella reacción que se produce como consecuencia de una respuesta anómala o inadecuada del sistema inmunológico ante una sustancia o agente sensibilizante, que recibe el nombre de alérgeno. Cuando este agente está presente en el ámbito laboral hablamos de alergia ocupacional o alergia laboral.
Los síntomas de una alergia ocupacional dependen de la vía por la que el alérgeno entre en el organismo, a través de la respiración o por el contacto directo con la piel.
Lo más habitual es el desarrollo de conjuntivitis y rinitis, que habitualmente precede al desarrollo de asma laboral (causa frecuente de incapacidad).
También es frecuente que un asma previa a la actividad laboral empeore o se desestabilice como consecuencia de haber iniciado esa actividad laboral, esto es lo que se conoce como “asma exacerbado por el trabajo” y es una forma de asma laboral.
Son frecuentes también las manifestaciones cutáneas en forma de dermatitis que suele aparecer en zonas expuestas (manos y cara-cuello habitualmente), pero también puede desarrollarse en zonas no expuestas como el tronco y las extremidades.
Otra forma de manifestación cutánea de una alergia laboral es la urticaria, en la que desarrollan “ronchas” (habones) con intenso picor en una o varias zonas del cuerpo.
Es importante conocer que en ocasiones se puede producir un cuadro alérgico severo que llegue a comprometer la vida del trabajador afectado, la llamada anafilaxia. Por este motivo, la alergia se debe tener muy en cuenta en muchos puestos de trabajo como un importante riesgo laboral añadido.
¿Qué pruebas médicas hay que realizar para diagnosticar una alergia ocupacional?
Para establecer un diagnóstico exacto, es necesario que el especialista estudie el puesto de trabajo y las fichas técnicas de los productos allí presentes, para determinar cuáles tienen la capacidad de desencadenar una reacción alérgica y realizar tests inmunológicos con los que la tengan.
El diagnóstico se basará principalmente en pruebas cutáneas de lectura inmediata y/o retardada, indoloras para el paciente y que se pueden realizar en la consulta, que nos dirán a qué agente o agentes del puesto de trabajo está sensibilizado el trabajador.
En algunos casos, el estudio inmunológico se puede complementar con análisis específicos de laboratorio a través de una simple extracción de sangre.
También debemos demostrar la relación de causalidad entre el puesto de trabajo y los síntomas, que haremos a través de pruebas de provocación controlada cuando sea necesario.
¿Cuáles son las causas de la alergia ocupacional?
Son múltiples los agentes que pueden causar una alergia laboral, de hecho, se han identificado enfermedades alérgicas laborales (principalmente asma) en todos los sectores, desde la agricultura o pesca del sector primario, hasta la industria química o alimentaria y múltiples profesiones del sector servicios como el personal de limpieza, de peluquería, personal sanitario..., incluso entre trabajadores de oficinas se han descrito enfermedades alérgicas laborales.
Una de las industrias con mayor riesgo de desarrollo de alergias es la industria alimentaria y actividades relacionadas (cocineros, manipuladores de alimentos, etc), ya que todos los alimentos y la mayoría de los aditivos alimentarios pueden desencadenar una reacción alérgica.
¿Se puede prevenir la alergia laboral?
Se puede reducir el riesgo de que los trabajadores expuestos a sustancias con capacidad para desencadenar una reacción alérgica la desarrollen. Y esto se puede conseguir a través de la identificación de factores de riesgo tanto de los trabajadores como del puesto de trabajo, de un diagnóstico precoz y exacto de la enfermedad, y de una adecuada adopción de medidas de prevención de riesgos laborales.
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