Tratamiento para ecné: el camino hacia una piel radiante
Escrito por:El acné es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta la unidad pilosebácea, y puede manifestarse de diversas formas, desde simples comedones, hasta nódulos y quistes. Esta afección cutánea, de causa multifactorial, tiene su origen en el folículo piloso y está estrechamente relacionada con la secreción de andrógenos, hormonas sexuales masculinas que se encuentran presentes en ambos sexos y que estimulan la producción de grasa en la piel. Así, esta producción exagerada de grasa en la dermis, sumada a un taponamiento del folículo a través de acumulaciones de queratina, desencadena la inflamación y da vía libre a la bacteria Propionibacterium acnes para colonizar la zona y producir acné en cualquiera de sus formas.
El tratamiento temprano, clave para prevenir complicaciones
El acné puede variar en gravedad, desde leve hasta severo, según el tipo de lesiones predominantes. En este sentido, el tratamiento prescrito por el especialista en Dermatología se moverá en un espectro u otro de agresividad en función de la gravedad del caso.
Por lo tanto, es crucial abordar esta enfermedad desde las primeras manifestaciones, como podrían ser los comedones abiertos y cerrados (puntos negros y blancos), para prevenir la sobreinfección y la aparición de lesiones inflamatorias más graves (granos, quistes, nódulos, etc.).
Recomendaciones para el cuidado diario de la piel acneica
Independientemente del grado específico de acné, los especialistas en Dermatología recomiendan que toda piel acneica sea tratada siguiendo estos cuidados básicos:
- Llevar a cabo una limpieza adecuada en las áreas afectadas, como la cara, espalda o escote, tanto por la mañana como por la noche. Para ello, es aconsejable utilizar productos específicamente diseñados para pieles con acné que sean no comedogénicos, seborreguladores y con propiedades matificantes, purificadoras y que prevengan la irritación.
- Mantener una adecuada hidratación de la piel utilizando productos dermocosméticos que no solo hidraten, sino que también posean propiedades similares a los limpiadores. Esto favorecerá la eliminación de comedones y/o lesiones inflamatorias, adaptándose a las necesidades específicas de cada caso.
- Para proteger la piel del sol, se recomienda el uso de protectores solares específicos para pieles con acné. Contrario a la creencia popular, la exposición solar puede empeorar esta enfermedad cutánea. Tras los meses de verano, se puede experimentar un agravamiento del acné a pesar del efecto antiinflamatorio inicial del sol. Además, algunos fármacos recetados por los especialistas en Dermatología provocan irritación si la piel se expone al sol. Asimismo, es importante tener en cuenta que la piel con acné tiende a sufrir deshidratación y fragilización debido al empleo de productos tópicos astringentes o irritantes para el propio tratamiento del acné.
- En cuanto al maquillaje, se recomienda hacer un uso exclusivo de productos libres de aceites u oil-free. Cualquier otro tipo de producto puede aumentar la producción de grasa y obstruir los poros, favoreciendo la aparición de acné.
- Se aconseja, además, abstenerse de manipular las lesiones y de realizar limpiezas faciales sin supervisión de un experto. Estas acciones pueden resultar en la aparición de nuevas lesiones o empeoramiento de las existentes, además de dejar cicatrices residuales.
Independientemente del grado de acné que presente el paciente, siempre es recomendable consultar a un especialista en Dermatología antes de iniciar cualquier tratamiento por cuenta propia. Este especialista será capaz de realizar un diagnóstico preciso, proporcionar orientación y hacer un seguimiento a lo largo de la enfermedad. La constancia y la paciencia son clave para lograr el éxito en el tratamiento del acné.