¿En qué consiste la Medicina funcional? La filosofía de BeDona

La Medicina funcional representa una evolución en la práctica médica, adaptándose mejor a las necesidades de salud contemporáneas. Mientras que la Medicina tradicional se enfoca en tratar enfermedades específicas, la Medicina funcional considera a la persona en su totalidad, abordando aspectos físicos, mentales y sociales de la salud y la enfermedad. Este enfoque multidisciplinario es el corazón de la filosofía de BeDona, que busca identificar todas las influencias en la salud de la mujer, implementando cambios en el estilo de vida y fomentando un mayor equilibrio vital. La Dra. Elisa Llurba, especialista en Ginecología y Obstetricia, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, certificada en Medicina funcional y fundadora de Be Dona, comparte esta visión.
 

¿En qué se diferencia la Medicina funcional de la tradicional?

La Medicina tradicional, con su enfoque centrado en órganos, resuelve problemas de salud agudos como apendicitis, infecciones respiratorias agudas o traumatismos. Sin embargo, enfrenta limitaciones en el tratamiento de problemas crónicos como enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, depresión, trastornos hormonales y enfermedades autoinmunes, así como dolor crónico.

Por otro lado, la Medicina funcional se basa en identificar las causas subyacentes de los problemas de salud, es decir, abordar la raíz del problema. A diferencia de la Medicina tradicional, que tiende a enfocarse en eliminar o compensar los síntomas, la medicina funcional considera las interacciones entre factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que influyen en la salud a largo plazo y las enfermedades crónicas. Su objetivo es capacitar a las personas para que sean autosuficientes y corresponsables de su salud y proceso de curación.

¿Cuáles son los principios fundamentales de la Medicina funcional?

• Se centra en la persona de forma holística.
• Su objetivo principal es promover la salud, no solo tratar enfermedades.
• Adopta un enfoque integral para abordar las causas subyacentes de los problemas de salud, considerando las interacciones entre factores genéticos, internos (emocionales, mentales, físicos) y externos (entorno físico y social).
• Combina métodos de la Medicina tradicional con un enfoque multiprofesional, haciendo hincapié en cambios en el estilo de vida como nutrición, ejercicio y manejo del estrés.
• Utiliza métodos de diagnóstico convencionales junto con evaluaciones físicas o analíticas adicionales según sea necesario.
• Complementa los tratamientos convencionales con enfoques como alimentación personalizada, suplementos nutricionales o programas de intervención grupal, si es necesario.

¿Cómo puede beneficiar la Medicina funcional a las mujeres?

Las mujeres experimentamos enfermedades crónicas, que, en parte, pueden venir condicionadas o agravadas por las modificaciones hormonales significativas que experimentamos durante períodos como la menstruación, el embarazo y la menopausia. Además, somos más propensas a padecer enfermedades crónicas relacionadas con una respuesta inmunológica desregulada, como enfermedades autoinmunes (como alteraciones de tiroides, artritis o lupus) o dolores crónicos como la fibromialgia.
 

Las mujeres también enfrentamos una mayor prevalencia de depresión, ansiedad y enfermedades cognitivas a largo plazo, como la demencia.
 

Las fluctuaciones hormonales pueden afectar nuestro peso y composición corporal, y condiciones como el exceso o la falta de menstruación, así como la endometriosis, pueden influir en nuestra salud reproductiva. La infertilidad también afecta a muchas mujeres, 1 de cada 3 parejas no logra el embarazo, y en el 80% de los casos no hay una causa médica identificable, lo que sugiere que factores tanto internos como externos pueden estar en juego.
 

Estas condiciones están influenciadas por una variedad de factores, lo que dificulta su abordaje mediante la medicina tradicional, que a menudo se centra en un órgano o una causa única, sin considerar el panorama completo de la persona.
 

La Medicina funcional, en cambio, se compromete a abordar todas las causas que contribuyen a nuestra salud y bienestar, reconociendo que un desequilibrio inicial puede no manifestarse en síntomas evidentes, pero con el tiempo puede evolucionar hacia enfermedades más serias. Al identificar y tratar estas causas subyacentes, la Medicina funcional puede prevenir problemas de salud futuros dando herramientas personalizadas para que la paciente sea coresponsable de su salud y bienestar.