¿Qué es una adicción y cuáles son sus características principales?

Es habitual pensar que la adicción es un vicio o una falta de fuerza voluntad para dejar de consumir o de llevar a cabo un comportamiento adictivo. Nada más lejos de la realidad, una adicción es una enfermedad, y así lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es frecuente que a las personas les cueste entender que un problema de ludopatía o de alcoholismo se considere una enfermedad, del mismo modo que también lo es la diabetes o el cáncer. “¿Cómo se puede meter en el mismo saco que el resto de las enfermedades aquello que una persona se ha buscado, y que además sigue haciendo porque quiere?”, este planteamiento se lo hacen muchas de las personas que acuden por consulta, especialmente los familiares.
 

Es importante entender que la adicción consiste precisamente en una pérdida del control o de la libertad para poder escoger si se consume o no. Si la persona fuese capaz de dominar el acto de consumir, entonces no estaríamos hablando de una adicción. Este y otros factores hacen que sea una dolencia muy peculiar. De hecho, la adicción es la única enfermedad de la cual los pacientes no siempre quieren curarse. Sería impensable imaginarse que una persona que acaba de romperse la tibia se niegue a acudir al médico, o que alguien sufra neumonía y no quiera seguir el tratamiento indicado por el doctor.
 

¿Cuáles son las características de una adicción?

En muchos casos, los adictos se resisten a ponerse en tratamiento, incluso una vez que han iniciado el proceso de recuperación es común que decidan interrumpirlo. Este y otros aspectos son características propias de la enfermedad que los especialistas en Psicología tenemos siempre presentes en el curso del tratamiento.

Otra característica que la hace una enfermedad muy peculiar es su carácter biopsicosocial. La adicción afecta al plano biológico, psicológico y social de la persona que la sufre. Es decir, los síntomas de la enfermedad se manifiestan mediante cambios en la estructura cerebral del paciente, así como en una serie de mecanismos psicológicos y problemas sociales. Se podría decir que, a nivel global, la persona deja de ser la misma que era. Todo gira alrededor del consumo, por lo que la familia, trabajo, amistades, etc. pasan a un segundo plano. Así quizás resulte más fácil entender que la adicción es una enfermedad realmente. De otra manera, ¿cómo se explicaría sino que una persona pueda anteponer la droga o la bebida a su propia familia?

Otro aspecto de las adicciones es su cronicidad. La persona adicta al alcohol nunca podrá tener un control sobre su consumo de la bebida. Con esto, no quiere decir que una persona que padece una adicción nunca podrá curarse. De hecho, si realiza un tratamiento adecuado, las probabilidades de recuperación son bastante altas. Lo que sí se debe entender es que la sustancia no podrá volver a consumirse, ya que una vez instaurada la adicción, la capacidad de controlar no se recupera.

Por otro lado, la adicción es una enfermedad que tiene un curso progresivo. ¿Qué quiere decir esto? Las personas que llevan a cabo una conducta adictiva, con o sin sustancia, experimentan una sensación de placer o de alivio cuando consumen la sustancia o realizan la conducta en concreto. Conforme pasa el tiempo, la persona cada vez necesita cantidades más altas de esa sustancia y ha de consumirla con mayor frecuencia para conseguir los efectos deseados. Cada vez se va invirtiendo más dinero y más tiempo en el consumo. Esto, además de ser un problema en sí mismo, conlleva que el resto de dificultades causadas por el consumo se agraven. Hablamos de problemas económicos, de salud, aumento de los problemas familiares, bajo rendimiento en el trabajo, etc.

En definitiva, la adicción es una enfermedad grave, que tiene síntomas devastadores tanto para el adicto como para las personas de su entorno. No obstante, no querría acabar este artículo dando una visión pesimista o negativa de la situación. Aunque hablemos de una enfermedad grave, la eficacia de los tratamientos para las adicciones está ampliamente contrastada científicamente después de años de estudios y experiencia. Esto nos permite afirmar que, si la persona y su familia están dispuestos, hay una salida y una solución para la adicción.