Motivos por los que no se acude a terapia

La salud mental es un aspecto indispensable en nuestras vidas, y con el paso del tiempo nos hemos ido concienciando sobre ello, pero en la actualidad aún hay personas con problemas en esta esfera que eluden acudir a recibir ayuda psicológica. Veremos en este artículo los motivos más usuales por los que se prefiere no acudir a terapia.

“La terapia es para los locos”

Aún existe el viejo estigma social que alude a la Psicología como tratamiento exclusivo de individuos con trastornos mentales. Si bien es cierto que éste es un campo donde la disciplina de la que estamos hablando tiene mucho que decir, no es su contexto exclusivo de trabajo.

Igual que la Psicología tiene su espacio en el deporte, las relaciones laborales o el marketing, también goza de un gran peso en la salud mental, y es que puedes tener problemas de ansiedad, de depresión, celos, autoestima…, todo aquello que te genere un malestar y no te permita disfruta de tu vida es serio candidato a tratarse en terapia.

“La terapia psicológica es muy cara”

Cuando intercambiamos dinero por un bien o servicio, pensamos en si aquél es caro o barato según lo que nos aporta. Uno puede invertir 300€ en su salud mental y salir de una depresión, o 20€ en bebidas alcohólicas que le van a hacer desconectar de la realidad temporalmente. Al final, ¿qué opción aporta más?

Es importante tener en cuenta el trabajo que realiza el profesional de la Psicología cuando no está sentado frente a su paciente, pues transcribe la última sesión, prepara la siguiente, elabora teorías y herramientas, esforzándose fuera del tiempo que comparte con la persona atendida para brindarle la mejor ayuda posible.

“Sé lo que me pasa y puedo solucionarlo yo solo, incluso está mi familia y amigos para hablar de esto”

Podemos tener indicios de la causa del malestar que nos hace daño, pero si no somos profesionales de la salud mental, puede que carezcamos de las herramientas para lidiar con ello.

Igualmente, las personas de nuestro círculo pueden escucharnos, pero ¿se lo contaremos todo? La sensación de “me van a juzgar” o “¿qué pensarán si les cuento esto?” puede provocar que no comuniquemos toda la información. La terapia te asegura un espacio seguro donde no existen juicios, donde debes de estar tan cómoda/a que puedas expresarte libremente.

“No creo en la psicología”

Puede que esta sea la frase más recurrente, aparte de la famosa “ir al psicólogo es de locos” (de la que ya hemos hablado en el primer punto).

La Psicología es una disciplina científica, esto es, que ha pasado por los procesos necesarios para ser considerada válida según el método científico. Las diferentes técnicas utilizadas funcionan, si bien es cierto que se necesitan de otros requisitos para que la terapia vaya bien, como la buena sintonía entre profesional y paciente.

“He tenido malas experiencias con la terapia”

Al final, hasta los profesionales que trabajan en esta disciplina son personas, y pueden no conseguir brindar toda la ayuda que quien acude a ellos puede necesitar.

Un buen psicólogo tratará de que te sientas a gusto en consulta, no te juzgará, se preocupará genuinamente por ti y respetará tanto tus valores como tus pensamientos. En la terapia ideal debes de sentirte tan cómoda que no te costará expresarte libremente, pues no habrá juicio de ningún tipo, solo una profunda escucha activa con el único fin de comprender cómo te sientes para buscar la mejor forma de ayudarte.

“No quiero hablar de ciertos temas o reabrir viejas heridas”

Puede que la idea de sentarte en una habitación a contarle tus comportamientos y sentimientos más personales a una persona desconocida no sea la idea más motivadora si no estás pasando por el mejor momento de tu vida, pero hay heridas que cada día hacen un poco de daño, y que, si se tratan a tiempo, pueden orientar tu existencia hacia aquello que te hace disfrutar en lugar de hacia lo que te hace sufrir.

Hay sesiones en terapia que son más potentes, donde puede que llores, que te sientas terriblemente mal, donde hagas consciente aquello de lo que no querías hablar, pero es un pequeño precio a pagar para la mejora de tu salud mental. Descubrir lo que te hace daño para poder trabajar con ello puede ayudarte a eliminar sufrimientos futuros.

Pedir ayuda a un profesional de la Psicología siempre es buena opción cuando detectamos que algo no va del todo bien. Si no descuidamos otras parcelas de nuestra vida, no lo hagamos con nuestra salud mental.