La muerte como nexo vital: estrategias para acompañar duelos y enfrentar la angustia

La muerte es un asunto central en la existencia del ser humano. El conocimiento de la muerte propia y el saber de su propia finitud hace al ser humano, como afirma Heidegger, un ser para la muerte. En ese sentido, la idea de la muerte se inscribe en lo más profundo de nuestra relación con la angustia.

En efecto, la muerte es uno de los temas más frecuentes que provocan angustia y no es extraño que en el ataque de angustia se presente un miedo intenso a la muerte propia como límite insoportable. Por otra parte, es evidente que el miedo a la muerte de seres queridos es frecuentemente motivo de angustia y de un fuerte malestar.

Estrategias para ayudar a las personas que pasan por un duelo

El duelo es un estado que se genera ante la una pérdida significativa de un ser querido por muerte o separación. Con frecuencia se habla de período elaboración del duelo como el tiempo necesario para elaborar la pérdida. Se trata de un proceso que no se puede acelerar y cuyas fases han sido muy estudiadas, aunque cada persona necesitará su propia temporalidad y elaborará su propia forma de enfrentamiento al mismo.

Despedirse de una persona amada es un proceso complejo en el que nuestro aparato psíquico se ve puesto a prueba y en el que psicoterapia puede ser de ayuda. Ocurre a veces que un duelo no elaborado o una muerte negada generen síntomas que a la larga terminen siendo muy problemáticos y dolorosos. Acompañar, ayudar a entender, clarificar, ayudar a elaborar y reelaborar, son elementos esenciales en un proceso psicoterapéutico de acompañamiento en un duelo.

Por otra parte, dado que la terapia es una exploración profunda y abarcadora sobre la dirección y el sentido de la propia vida y dado el lugar central que ocupa la muerte en nuestra propia existencia, esta debe tener un lugar significativo en cualquier proceso psicoterapéutico.

¿Cómo se abordan las complicaciones emocionales que surgen de las muertes repentinas o violentas?

El aparato psíquico necesita un tiempo para reponerse de un golpe traumático de este orden. Separarse de la persona que se ha perdido, recuperar el deseo de vivir puede llegar a ser un proceso laborioso y difícil.

¿Cómo pueden los psicólogos ayudar a las personas a enfrentar la idea de la muerte de forma comprensiva?

Es evidente que, en nuestra cultura, la muerte es en gran parte un tema tabú que preferimos mantener oculto y respecto al cual hacemos con frecuencia como si no existiese.

Sin embargo, hablar de la muerte directamente y de manera realista puede paradójicamente ser menos angustioso y doloroso. Una disección tranquila y realista de la angustia derivada de la muerte a menudo puede aliviar el miedo y el dolor. Con frecuencia es útil analizar el temor y preguntar con calma qué es justo lo que le resulta aterrador de la muerte.

Dado el lugar central que ocupa la muerte en nuestra propia existencia, dado que la vida y la muerte son interdependientes, es mucho más enriquecedor y fructífero dar un lugar a la idea de la muerte.

De hecho, aunque la materialidad de la muerte nos destruye, su idea puede salvarnos y ayudarnos a llevar la vida de forma más interesante y deseante. Dejar a la muerte en nuestra realidad y en nuestros pensamientos el lugar que le corresponde, puede, como afirma Freud, hacer la vida más soportable: Si vis vitam para mortem, si quieres soportar la vida prepárate para la muerte.

En ese sentido sabemos que hay experiencias límite que nos arrancan de la cotidianidad y fijan nuestra atención en el “ser” en sí. La experiencia límite más poderosa es una confrontación con la propia muerte. Toda terapia está plagada de experiencias que, aunque menos dramáticas, pueden, sin embargo, alterar de manera efectiva la perspectiva que uno tiene de su propia vida, relanzando el deseo de vivir y el compromiso con las cuestiones fundamentales de la existencia.