Trastornos funcionales o psicógenos: El pan nuestro de cada día

Escrito por: Dr. Manuel Arias Gómez
Publicado:
Editado por: Alicia Arévalo Bernal

Diariamente las consultas médicas se ven invadidas por una pléyade de pacientes con quejas muy diversas, para las que no es posible encontrar, después de una cuidadosa historia clínica completada con las pertinentes pruebas complementarias, un padecimiento con base orgánica que pueda explicarlas. Como nos explica el Dr. Arias Gómez, Jefe de la Sección de Neurología del Hospital de Conxo - CHUS, este tipo de trastornos reciben, en la actualidad, la denominación de psicógenos o funcionales, y pueden presentarse con síntomas que atañen a la psiquiatría, neurología y, en general, a todas las especialidades médicas.

Tipos de trastornos funcionales

Los trastornos funcionales se subdividen en cuatro grandes subtipos:

  1. Trastornos disociativos: cursan con sintomatología de disfunción de funciones superiores (amnesia y fuga disociativas, como ejemplos principales).
  2. Trastornos conversivos: dan lugar a síntomas de tipo neurológico (parálisis, alteraciones sensitivas, seudocrisis epilépticas, alteraciones del equilibrio, movimientos involuntarios, parkinsonismos…).
  3. Trastornos facticios: cuadros de muy diversa naturaleza, en los que el paciente simula, con floridos síntomas y signos, múltiples enfermedades, buscando la atención médica de distintos profesionales y en numerosos centros; esta conducta puede poner en peligro la integridad física de los enfermos (operaciones por supuestos abdómenes agudos, estudios radiológicos invasivos…). Los trastornos facticios han recibido el nombre de síndrome de Münchausen, en honor al célebre barón germánico, protagonista de un libro de fantasiosas e imposibles aventuras; si es una tercera persona, que cuida de un niño o de un anciano impedido, la que relata la sintomatología facticia se habla de “Münchausen por poderes”. Cuando las alteraciones facticias son de la esfera mental (por ejemplo clínica indicativa demencia), el trastorno facticio recibe el nombre de síndrome de Ganser.
  4. Trastornos de simulación: el enfermo busca engañar con plena conciencia al médico para obtener un beneficio (indemnización, pensión, librar del servicio militar…).
Los trastornos funcionales pueden presentar síntomas que atañen a la psiquiatría, neurología y, en general, a todas las especialidades médicas.
 

¿Cuál es el origen de los trastornos funcionales?

El origen o desarrollo de los trastornos funcionales es motivo de controversia: el enfermo no produce los síntomas y signos de un modo consciente sino que, en la mayoría de las ocasiones, estos son la expresión de conflictos emocionales más o menos cercanos, que quedaron sin resolver y que actúan desde las profundidades del subconsciente (sistema límbico); de este modo llegan a modificar la función de otras áreas cerebrales y causan inhibiciones o estimulaciones, que escapan al control voluntario-racional del sujeto que los sufre.

Estamos ante padecimientos muy peculiares y generadores de sufrimiento y confusión en el enfermo y su entorno, a los que casi siempre les resulta comprender esta explicación fisiológica de conversión de un conflicto emocional inconsciente en un trastorno neurológico o somático en general.

¿Cómo se diagnostican los trastornos funcionales?

Los trastornos psicógenos del área neuropsiquiátrica (disociativos y conversivos) constituyen una causa importante de búsqueda de atención médica. Se trata de un campo difícil, que suele dar lugar a conflictos y tensiones en la relación médico-enfermo.

El diagnóstico y la explicación detallada de los trastornos psicógenos neuropsiquiátricos compete a los especialistas en Neurología, quienes además deben proporcionar las pertinentes explicaciones sobre los mismos. Tal diagnóstico debe ser meditado y razonado; no hay que insistir en realizar más y más pruebas, ya que tal actitud solo genera desconfianza y lleva a cronificar el padecimiento y dificultar su resolución. No se trata de decir que no conocemos la causa de lo que sucede ni atribuir oscuras culpabilidades a los pacientes. El diagnóstico debe ser claro y la explicación incidirá en la alteración del funcionamiento del sistema nervioso potencialmente reversible, ya que no hay daño estructural. El apoyo de la consulta psiquiátrica y psicológica resulta también de ayuda para tratar comorbilidades y para indagar en los conflictos emocionales no resueltos.

Por Dr. Manuel Arias Gómez
Neurología

Prestigioso especialista en Neurología, el Dr. Arias Gómez es experto en trastornos del movimiento, demencia, esclerosis múltiple, cefaleas y ataxias. Licenciatura en Medicina y Cirugía en 1979, es doctorado en sobresaliente Cum Laude y especialista en neurología vía MIR desde 1984. Jefe de la Sección de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Santiago.

Compagina su labor asistencial con la docencia, siendo profesor asociado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela. Entre sus logros académicos destacan los tres premios otorgados por la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia. Autor de varios capítulos de libros vinculados a la neurología, 140 publicaciones en revistas médicas y además ha realizado mas de 200 comunicaciones en reuniones o congresos.

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