Dificultad para tragar: ¿cuáles son los signos de la disfagia?

Escrito por: Lda. Cristina García Martínez
Publicado:
Editado por: Lucía Ramírez Vilanova

La disfagia afecta al 8 % de la población española aproximadamente. Se caracteriza porque el paciente tiene dificultad para tragar alimentos líquidos, sólidos o incluso su propia saliva.
 

Esta afección provoca graves consecuencias en la capacidad de nutrición e hidratación, el estado general de salud y la calidad de vida de las personas que la padecen. En este sentido, puede dar lugar a cuadros de deshidratación, desnutrición y neumonías.
 

La disfagia afecta al 8 % de la población española aproximadamente

 

¿Qué tipos de disfagia existen?

Hay dos tipos de disfagia:
 

  • Disfagia orofaríngea: dificultad en la deglución a nivel cervical, e inmediatamente tras la ingesta del alimento. Se produce por enfermedades que afectan a la hipofaringe y la parte superior del esófago impidiendo la deglución, por lo que el bolo alimenticio puede ingresar en la tráquea o la nariz.

    Algunas de las causas que afectan el SNC son: ACV, enfermedad de Parkinson, neoplasias, ELA o EM, neuropatías periféricas, lesiones locales inflamatorias (abscesos), comprensión extrínseca (bocio)…

     
  • Disfagia esofágica: dificultad para hacer llevar el alimento desde la faringe hasta la cavidad gástrica, incluyendo trastornos orgánicos o motores del cuerpo esofágico. Las principales causas son: estenosis péptica, espasmo esofágico difuso y anillo de Shazki.

 

¿Cuáles son los síntomas de la disfagia?

  1. Babear en exceso.
  2. Problemas al masticar y deglutir.
  3. Expulsar la comida de la boca por una falta de control de la lengua.
  4. Escupir la comida.
  5. Rechazar la comida.
  6. Aumento del tiempo en las comidas.
  7. Aumento del fatiga, esfuerzo y disminución del estado de alerta.
  8. Dificultad para controlar los líquidos, semisólidos y alimentos sólidos.
  9. Infecciones respiratorias con frecuencia.
  10. Cambios en la respiración durante las comidas.
  11. Signos de aspiración como tos, ahogo y atragantamiento.
  12. Sensibilidad de contacto aumentada dentro o alrededor de la boca e intolerancia a determinadas texturas.

 

¿Cómo deglutimos?

Habitualmente, se prepara el bolo alimenticio en la etapa oral, cuando la comida llega a la cavidad bucal. En la siguiente etapa el bolo se transporta hacia el esófago y en la fase final se culmina con las contracciones peristálticas, que conducen el alimento por el esófago hasta llegar al estómago.
 

Los problemas empiezan en la primera y en la segunda etapa. En la primera se generan alteraciones en el manejo del bolo alimenticio dentro la cavidad oral y ello puede causar una fragmentación de dicho bolo, falta de masticación o pérdida de algunos restos alimenticios en la cavidad oral que no son identificados sensorialmente. Todo esto puede dar lugar a que el alimento, en periodos de reposo y tras las comidas, penetre en las vías aéreas, es decir, en los pulmones, al no ser bien digerido.
 

En la segunda etapa, los problemas se centran en el cierre de vías aéreas. En este sentido, en el momento en que el alimento va a ser deglutido, la base de la lengua protege la faringe y, entonces, se produce una penetración del alimento en los pulmones. Por lo tanto, si este mecanismo no funciona correctamente, se produce una penetración y/o aspiración de alimentos en las vías aéreas.

 

¿Cómo se trata la disfagia?

Si el paciente presenta alguno de los síntomas descritos tiene que ser evaluado y tratado por un profesional médico que, en cualquier caso, además de intervenir directamente con el paciente guiará a los familiares en los cambios y las adaptaciones que se tendrán que hacer en los hábitos de alimentación. El profesional que se encarga de la rehabilitación de la disfagia es el especialista en Logopedia.
 

Dichas adaptaciones incluyen diferentes aspectos como adaptaciones del alimento en consistencia y textura adecuadas, posturales y con productos de apoyo que facilitan una deglución segura. Cabe destacar que la alimentación no solamente es nutrición, también es tacto, emoción, compañía, vista, gusto, y esto, a veces, con estos pacientes se olvida.

Por Lda. Cristina García Martínez
Logopedia

Cristina García Martínez es especialista en Logopedia y es experta en patologías neurológicas y neurodegenerativas y en otras patologías como las afasias, las alteraciones en la voz, las disfagias o los trastornos de la comunicación.

Se graduó en Logopedia por la Universidad de Valencia y obtuvo el máster en Logopedia Clínica en daño neurológico en el Instituto Superior de Estudios Psicológicos y el máster en dinamización y atención sociosanitaria en Instituciones geriátricas. Además, realizó diferentes estadas de prácticas en sitios como la asociación del Parkinson de Valencia y en el Departamento de Otorrinolaringología del Hospital La Fe de Valencia.

Actualmente, ejerce su labor asistencial como logopeda neurológica en la Clínica NYR.

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