¿Cómo sé si soy una persona con dependencia emocional?

Escrito por: Lara Tomás Molina
Publicado:
Editado por: Lucía Ramírez

La dependencia emocional es la necesidad, y no el deseo, de tener el control sobre algún aspecto emocional, físico o conductual de la otra persona. Por ello y ante la posibilidad de ejercer dicho control, se genera un gran malestar emocional. Suele darse en relaciones de pareja, pero también puede aparecer en otras relaciones de índole familiar o incluso de amistad. Cuando ambas personas ven condicionada la relación por esa necesidad de control hablaríamos de codependencia.
 

¿Qué causa la dependencia emocional?

La dependencia emocional se produce por el llamado “refuerzo intermitente”. Esto en psicología hace referencia a recibir, de forma intermitente, momentos de gran displacer en la pareja (discusiones frecuentes, faltas de apoyo y comprensión, sensación de soledad, etc.), unidos a momentos de gran placer (sexo satisfactorio, atención y cercanía, muestras de cariño y regalos, etc.). Lo que produce en la persona una sensación constante de inestabilidad emocional por poder obtener esa dopamina que producirá el cerebro ante la consecución del siguiente momento de placer. Todo ello le hace mantenerse en esa relación a pesar del sufrimiento, actuando cerebralmente de una forma similar a como lo haría cualquier otra adicción.
 

Consiste en tener el control sobre algún aspecto
emocional, físico o conductual de la otra persona

 

¿Cómo se puede identificar rápidamente a una persona con dependencia emocional?

La persona presenta síntomas propios de los trastornos de ansiedad, pero que aparecen única o de forma mayoritaria en su relación de pareja, estando el resto de sus áreas vitales mínimamente afectadas o en mayor equilibrio. Por este motivo, la mayor preocupación del paciente es lo que ocurre en su relación, y tiene puesto el foco de atención únicamente en ella. Sufre analizando las conductas de su pareja, le preocupa que la otra persona realmente le quiera o no y de las formas que demuestre ese amor, ya que sienten una inquietud constante a que la relación pueda terminarse.
 

No obstante, si la dependencia emocional es mantenida en el tiempo, los síntomas propios de los trastornos de ansiedad pueden derivarse a trastornos depresivos y afectar al resto de las áreas vitales de esa persona, llegando a desmotivarse en el trabajo o incluso disminuyendo el contacto social con amistades y familiares.
 

¿Existen factores de riesgo o un perfil de persona "dependiente"?

La persona dependiente suele serlo por tres factores de riesgo fundamentales: experiencias previas de relaciones tóxicas, estilos de crianza con apegos ansiosos, evitativos y desorganizados o carencias en su autoestima y autoconcepto.
 

Cuando hablamos de experiencias previas podemos observar que habitualmente la persona tiene o ha tenido, incluso en su adolescencia, relaciones en las que se ha sentido insegura, han aparecido celos o la falta de apoyo y comprensión eran habituales, por lo que continúa llevando a cabo un patrón de dependencia emocional que se repite con el tiempo.
 

En el caso de la crianza, los tipos de apegos en el seno familiar son realmente importantes a la hora de crear un buen autoconcepto y autoestima, ya que ese adulto se verá dotado de herramientas que le podrán ayudar posteriormente a afrontar sus relaciones.
 

Las carencias de autoestima y autoconcepto también van a determinar que el paciente pueda crear relaciones de dependencia emocional, ya que deja en manos de la otra persona la propia valía personal. Si además se encuentra en un momento de inestabilidad emocional por una rotura cercana, un duelo o un cambio vital, será mucho más fácil que acabe teniendo una relación de dependencia emocional.
 

¿Cómo se puede ayudar a la persona dependiente?

Lo más importante es detectar el factor de riesgo clave en la creación de esa dependencia emocional y saber diferenciarlo del resto de factores, ya que es fácil que aparezca más de uno. También es importante, desde el inicio de la terapia, que el especialista en Psicología trate la sintomatología ansioso-depresiva que el paciente pueda presentar, para dotarle de herramientas que le permitan afrontar ese factor clave o “factor raíz” y así que “no corte solo esas malas hierbas que crean la dependencia emocional, sino que las arranque para que no crezcan más”.

Por Lara Tomás Molina
Psicología

Graduada en Psicología en la Universidad de Valencia, cuenta con un Curso de Especialista Psicología y Salud Mental en University King's College London, un Máster en Psicología General Sanitaria en la Universidad de Valencia y un Máster en Dirección de Recursos Humanos e Inteligencia Emocional en la Universidad Isabel I.

A lo largo de su trayectoria profesional, ha colaborado en investigaciones de Psicología de la Salud en la Universidad de Valencia y, a muy corta edad, ya fue Miembro de la Junta Central en Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de dicha Universidad.

En la actualidad, ejerce como psicóloga en C'ALMA Psicología y Salud, centro del que es fundadora. También es colaboradora en diferentes medios de comunicación como Soul Radio y Levante TV.

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