Normalmente, las máquinas de resonancia magnética son grandes, y con forma de tubo. La resonancia permite obtener imágenes detalladas tanto de los órganos como de lo tejidos del cuerpo.
¿En qué consiste?
Las señales que emiten las ondas electromagnéticas se recogen y se traducen en imágenes que pueden observarse en un monitor, permitiendo al profesional estudiarlas.
¿Por qué se realiza?
La resonancia magnética permite a los expertos diferenciar perfectamente las distintas estructuras anatómicas para realizar un diagnóstico más claro y completo. Gracias a esta capacidad de observar de forma detallada los tejidos y los órganos, el especialista puede diagnosticar la presencia de lesiones o enfermedades en el área estudiada. Existen varios motivos por los que una persona puede ser sometida a una resonancia magnética:
- Resonancia magnética de la cabeza y la médula espinal: esclerosis múltiple, aneurismas, trastornos del ojo, trastornos del oído, ictus, tumores, traumatismos craneoencefálicos...
- Resonancia magnética del pecho: mamas y cáncer de mama, funcionamiento del corazón, bloqueos sanguíneos...
- Resonancia magnética de órganos internos: bazo, riñones, hígado, próstata, ovarios, bazo...
- Resonancia magnética de huesos y articulaciones: infecciones óseas, tumores en tejidos blandos, lesiones ligamentosas, anomalías en la columna vertebral, traumatismos.
Preparación para la resonancia magnética
Dependiendo de la zona del cuerpo que se vaya a examinar, es preciso que el paciente esté sin comer ni beber durante un período de cuatro a seis horas antes del examen.
No se permiten objetos de metal dentro de la sala donde se encuentra el escáner ya que éste contiene imanes potentes.
¿Qué se siente durante el examen?
Esta prueba suele durar entre unos 30 y 60 minutos. No causa dolor pero si la persona tiene miedo a los espacios cerrados puede resultar un poco claustrofóbica. Es importante que el paciente permanezca quieto durante el examen.
Riesgos de la resonancia magnética
La resonancia magnética no usa ninguna radiación. El tipo de contraste que suele utilizarse es el gadolinio, que es muy seguro y rara vez provoca algún tipo de reacción alérgica.
Sin embargo, los fuertes campos magnéticos que se crean durante la prueba, pueden provocar que algunos implantes como los marcapasos no funcionen igual de bien. Los imanes también pueden provocar que una pieza de metal dentro del cuerpo se desplace o cambie de posición.