¿Por qué se hace?
La punción seca a menudo se realiza como parte de un plan de tratamiento más amplio y tienden a no recomendarse solas. Los terapeutas utilizan la punción seca con el objetivo de liberar los puntos desencadenantes, aliviando así el dolor y, a su vez, mejorando el rango de movimiento y liberando la tensión muscular.
La punción seca puede proporcionar alivio para el dolor/la rigidez muscular. Se puede utilizar en el tratamiento del dolor muscular, lesiones relacionadas con los deportes y dolor por fibromialgia.
¿En qué consiste?
La punción seca se realiza insertando una aguja delgada en la piel, penetrando hasta el músculo y los tejidos conectivos. La aguja permite al terapeuta llegar a diferentes áreas que normalmente no podrían alcanzar a través de la terapia manual.
La técnica se llama punción seca porque las agujas no liberan ningún líquido. Permanecen en la piel durante un período de tiempo, generalmente de 10 a 30 minutos.
¿Cómo prepararse para la punción seca?
Asegúrate de tener información sobre tu terapeuta y, si es necesario, de la clínica donde te someterás al procedimiento de punción seca de antemano, ya que la aceptación del procedimiento y de las normas varía de un país a otro.
Cuidados posteriores
Algunos efectos secundarios leves están asociados con el uso de la punción seca, incluyendo hematomas, algo de sangrado y dolor. Éstos ocurren alrededor del sitio de la inyección y es mejor vigilarlos para comprobar que sanen apropiadamente. No hay efectos secundarios graves asociados con la punción seca.
Alternativas a este tratamiento
Existen diversas alternativas no invasivas para el tratamiento del dolor que podrían considerarse como opciones complementarias a la punción seca. Entre estas alternativas se encuentran la aplicación de ultrasonidos, que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para estimular el tejido y promover la curación.
Otro enfoque es la compresión isquémica, que consiste en aplicar presión en un área específica para reducir la circulación sanguínea y aliviar el dolor. Los ejercicios de fisioterapia también pueden ser beneficiosos, ya que ayudan a fortalecer los músculos y mejorar la movilidad, lo que a su vez puede disminuir el dolor. Además, la aplicación de frío o calor puede proporcionar alivio y reducir la inflamación en la zona afectada.
Es importante consultar con un profesional de la salud para determinar cuál de estas alternativas es más adecuada en cada caso y para recibir la orientación adecuada sobre su aplicación y duración. Sin embargo, es fundamental recordar que cada paciente es único y las opciones de tratamiento pueden variar según la condición individual y las recomendaciones del profesional de la salud.