Función del ligamento lateral interno
El ligamento lateral interno se encarga de proporcionar estabilidad a la rodilla, así como limitar su movimiento de lado a lado. Cuando se produce una lesión en dicho ligamento suele producirse un desgarro, parcial o completo, o un excesivo estiramiento del ligamento.
Patologías que puede sufrir el ligamento lateral interno
El paciente puede percibir que sufre una lesión en el ligamento lateral interno cuando nota dolor en la parte interior de la rodilla, aprecia inestabilidad y siente que la rodilla cede o se bloquea, nota dolor cuando dobla o estira la rodilla o le duele al caminar.
La mayoría de lesiones del ligamento lateral interno pueden producirse si se mueve la parte inferior de la pierna hacia fuera, a la altura de la rodilla; si se recibe un golpe en la parte inferior externa del muslo; o si se coloca un pie sobre el pie para dar impulso (al esquiar, por ejemplo). De esta manera lo que ocurre es que se produce una distensión total o parcial del ligamento por un estiramiento excesivo de este, al forzar la articulación más allá de sus posibilidades. Esta lesión, muy común en deportistas, se conoce como un esguince o rotura del ligamento lateral interno de la rodilla. Es frecuente en futbolistas pero también en deportes como el esquí, el balonmano o el rugby.
Hay diversos grados de la lesión:
- Grado I: el paciente tiene dolor moderado, poca inflamación y puede mover la articulación.
- Grado II: el paciente sufre dolor pero una pérdida de la funcionalidad, inestabilidad e inflamación.
- Grado III: la funcionalidad de la articulación está muy afectada, con mucha inestabilidad, inflamación y dolor.
Tratamientos para las patologías del ligamento lateral interno
El tratamiento para la lesión del ligamento lateral interno dependerá de su estadio. Así, en las lesiones de grado I el tratamiento será, normalmente, conservador. Esto conlleva inmovilizar la articulación y rehabilitación. En lesiones de grado II y III el especialista en Traumatología deberá estudiar la lesión de forma individualizada y ver si el tratamiento debe ser conservador definitivo o si debe realizarse una cirugía.
Por otra parte, la fisioterapia es esencial para una recuperación completa. El principal objetivo es disminuir el dolor y la inflamación, para que el paciente pueda caminar correctamente, así como permitir realizar los ejercicios sin dolor con baños de contraste y uso de electroterapia. La hidroterapia también es de gran ayuda porque disminuye el estrés del paciente a la terapia y permite realizar los movimientos sin dolores en la resistencia del agua, por lo que también se potencia la musculatura.
Es importante que el programa de ejercicios de fisioterapia permita aumentar la flexión de la rodilla y estimular la recuperación de la estabilidad, así como ganar musculatura. Para ello se aumentarán progresivamente los ejercicios.
Paralelamente también se recomienda que se realicen masajes con la fricción transversa profunda de las fibras musculares, para que las fibras del ligamento se reorganicen y haya una mayor regeneración tisular, aportando más nutrientes.
Algunos especialistas también recomiendan las infiltraciones de plasma rico en plaquetas. Se trata de proteínas que se fabrican de forma natural por el cuerpo del paciente y que actúan tras una lesión para reparar y regenerar los tejidos. Así, con una pequeña cantidad de sangre que se extrae al propio paciente, ésta se trata y se obtiene el plasma rico en plaquetas, que se inyecta directamente en la lesión.
Especialista que trata las patologías del ligamento lateral interno
Son varios los especialistas que tratan la las lesiones del ligamento lateral interno. Así, los traumatólogos especializados en rodilla son quienes valorarán, principalmente, la gravedad de la lesión. No obstante, y en función del grado, el fisioterapeuta también intervendrá en el abordaje de las patologías del ligamento lateral interno.