¿Qué es la laparoscopia?
La laparoscopia es una técnica quirúrgica de inspección de la cavidad abdominal que no precisa de grandes incisiones.
Las múltiples ventajas que ofrece la laparoscopia quirúrgica hacen que sea utilizada en diversas especialidades médicas. En urología, por ejemplo, se requiere un menor tiempo de especialización y recuperación, además de limitar las complicaciones infecciosas. También disminuye el dolor postoperatorio y no quedan cicatrices visibles. Otro caso es el de la ginecología, dónde se utiliza para inspeccionar algunas patologías o procesos ginecológicos, como quistes, miomas, histerectomías, enfermedades inflamatorias pélvicas, embarazaos ectópicos, entre otros.
Algunos otros procesos o especialidades médicas en los que se usa la laparoscopia son el cáncer de próstata, el varicocele o algunas enfermedades renales.
¿Por qué se realiza?
La laparoscopia abdominal puede indicarse como técnica de diagnóstico para confirmar o descartar la sospecha de un tumo o masa y tomar muestras de los tejidos (biopsia). En ginecología puede ayudar en el diagnóstico del embarazo ectópico o problemas tumorales en el aparato genital.
En el caso de la técnica quirúrgica, se utiliza en diversas situaciones, como la extirpación del apéndice, el drenaje de abscesos y de derrames o hemorragias, entre otros. La principal ventaja frente a la cirugía abierta es el menor tiempo de hospitalización y dolor postoperatorio.
¿En qué consiste?
Durante el proceso de la cirugía, se introduce en el abdomen un laparoscopio, que es un tubo que contiene un sistema óptico acoplado a una fuente de luz. Esta cámara permite al doctor inspeccionar, a través de un monitor, los órganos pélvicos. Si es necesario, el especialista también puede introducir otros instrumentos mediante el laparoscopio y hacer los correcciones necesarias.
Preparación para la laparoscopia
La laparoscopia se realiza con anestesia local al paciente, aunque en algunos casos se puede realizar con anestesia general, por ejemplo si se trata de una intervención abdominal. Cuando se requiere anestesia general es necesario realizar un estudio preoperatorio, que debe incluir una radiografía de tórax, un electrocardiograma y un análisis de sangre.
Cuidados tras la intervención
El dolor en el posoperatorio es menor a la cirugía tradicional pero, aun así, se notará un poco de dolor en el ombligo y las incisiones abdominales (puntos de entrada) durante unos días. También habrá cierto dolor en el cuello y hombro derecho durante las siguientes 24 a 48 horas. El dolor de hombro es a causa del dióxido de carbono, aplicado para distender la cavidad abdominal.
En muchos casos el paciente puede regresar a casa el mismo día de la intervención y en uno o dos días puede regresar a una vida normal. Es habitual la toma de algún analgésico para el dolor durante los primeros días.
Alternativas a este tratamiento
La alternativa a una laparoscopia es la cirugía tradicional abierta. Como ya se ha mencionado anteriormente, el hecho de realizar pequeñas incisiones en la laparoscopia permite una pronta recuperación y reduce el riesgo de infecciones tras la intervención, entre otros.
Aun así, se debe tener en cuenta que la laparoscopia suele tener una duración mayor. Además, se trata de una técnica que no se puede realizar en todos los casos. Algunos inconvenientes podrían ser:
- La presencia de adherencias que compliquen la entrada instrumental a la cavidad abdominal.
- Tamaño de la tumoración grande.
- Excesivo sangrado.