Explorando los ataques de pánico y su impacto en la vida diaria
Autore:Un ataque de pánico es un episodio repentino de intenso miedo o malestar. Este estado de angustia se acompaña de una variedad de síntomas físicos que pueden incluir sensación de ahogo, taquicardia, sudoración, aceleración de la frecuencia cardiaca, sensación de dificultad para respirar, mareos, inestabilidad, percepción de irrealidad, malestar abdominal, náuseas o visión borrosa, entre otros.
Muchas personas han experimentado ocasionalmente crisis de pánico, las cuales a menudo no se les otorga mayor relevancia y son consideradas por los mismos, como episodios de malestar atribuibles al nerviosismo u otras causas no percibidas como preocupantes. Es importante destacar que tener un ataque de pánico de manera aislada no constituye un trastorno psicológico.
¿Qué situaciones pueden favorecen la aparición de la crisis?
Las circunstancias o situaciones que pueden desencadenar un ataque de pánico son diversas y pueden variar según cada individuo. Algunos de los desencadenantes comunes incluyen:
- Estrés.
- Eventos traumáticos.
- Fobias específicas.
- Cambios importantes en la vida.
- Consumo de sustancias.
- Situaciones sociales.
- Sensaciones físicas alarmantes.
- Preocupaciones sobre la salud.
Estas son solo algunas de las circunstancias comunes que pueden desencadenar ataques de pánico, pero es importante recordar que cada persona es única y puede tener diferentes desencadenantes.
Comprender el pánico
Hay tres elementos importantes y relacionados en los ataques de pánico:
- Área cognitiva: nos referimos a los procesos de pensamiento y las imágenes mentales que acompañan a la experiencia de una crisis. Entre los contenidos más comunes se encuentran los pensamientos de inminente peligro, el temor a sufrir un ataque al corazón, la sensación de perder el control o de desmayarse, entre otros. Estos pensamientos se distinguen por su naturaleza catastrófica, reflejando una preocupación intensa por experimentar algún tipo de desgracia física o mental.
- Área fisiológica: en el área fisiológica, nos centramos en las sensaciones físicas que acompañan a la crisis. Esto incluye mareos, sudoración, palpitaciones, visión borrosa, tensión muscular, sensaciones en el estómago, cambios de temperatura corporal, dificultad para respirar, y percepciones de irrealidad, entre otras. Estas sensaciones son sumamente desagradables y pueden resultar extremadamente perturbadoras para la persona que las experimenta.
- Área motora: hacemos referencia a las acciones que llevamos a cabo de manera voluntaria durante un episodio de pánico. Nuestra búsqueda principal radica en obtener una sensación de "seguridad" y en reducir la intensidad del pánico, con el fin de la eliminación de los pensamientos catastróficos y la disminución de las sensaciones fisiológicas asociadas. Entre las conductas que adoptamos, destacan los intentos de escape o evitación de las situaciones temidas.
Estas conductas pueden incluir acciones como acudir a servicios de urgencias, consumir psicofármacos, buscar apoyo en un amigo, salir al aire libre, evitar la ingesta de cafeína, abstenerse de realizar ejercicio físico, evitar hablar sobre enfermedades, o sentarse en lugares cercanos a la salida, entre otras.
¿Cuál es el tratamiento?
Determinar el tratamiento más adecuado para tratar los ataques de pánico puede implicar un proceso de evaluación y colaboración entre el paciente y el profesional de la salud mental.
- Evaluación profesional: es fundamental buscar la evaluación de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra, para obtener un diagnóstico preciso y una comprensión completa de los síntomas y factores contribuyentes.
- Consideración de factores individuales: El tratamiento más adecuado dependerá de las necesidades individuales del paciente, incluyendo la gravedad de los síntomas, la presencia de otros trastornos mentales o médicos, la historia personal y la preferencia del paciente.
- Enfoque basado en la evidencia: se recomienda buscar tratamientos que estén respaldados por evidencia científica, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), que se considera el enfoque de primera línea para los ataques de pánico. Sin embargo, otros enfoques, también pueden ser efectivos en ciertos casos.
- La terapia psicológica destinada al tratamiento de los ataques de pánico, emplea una variedad de técnicas especializadas. Entre estas, destacan: La terapia cognitiva, exposición gradual a las situaciones, técnicas de relajación y respiración, practica de habilidades y exposición a las sensaciones temidas.
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