¿Cómo puede el PRP ayudar a corredores a superar la tendinopatía rotuliana?
Autore:La tendinopatía rotuliana, una lesión común entre corredores recreacionales, puede resultar en dolor persistente en la parte anterior de la rodilla, disminuyendo la capacidad atlética y la calidad de vida. En este artículo, presentamos un caso de un corredor amateur de 35-40 años que experimentó una mejoría significativa después de recibir tratamiento con Plasma Rico en Plaquetas (PRP).
La tendinopatía rotuliana es una condición dolorosa que afecta el tendón que une la rótula al hueso de la tibia. Este trastorno, comúnmente observado en corredores recreacionales, puede resultar en dolor crónico y limitaciones en la actividad física. Aunque existen varias opciones de tratamiento, el uso de Plasma Rico en Plaquetas (PRP) ha ganado popularidad en los últimos años debido a su capacidad para promover la curación de tejidos.
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Presentación del caso clínico
Un corredor recreacional de 35-40 años se presentó a la consulta con quejas de dolor persistente en la parte anterior de la rodilla, que había afectado su capacidad para correr durante varios meses. El paciente negó haber experimentado algún traumatismo o movimiento brusco de la articulación. Durante la evaluación física, se observó movilidad completa de la rodilla sin signos evidentes de inflamación, pero se detectó dolor a la palpación en el tendón rotuliano.
Se realizó una radiografía, que no mostró anomalías significativas, y posteriormente se solicitó una resonancia magnética nuclear que reveló la presencia de tendinopatía rotuliana. Se inició un programa de Fisioterapia, que proporcionó una mejoría parcial en los síntomas, pero el dolor persistió al aumentar la intensidad de la carrera.
¿Cómo funciona el tratamiento con PRP?
Ante la persistencia de los síntomas, se decidió implementar el tratamiento con Plasma Rico en Plaquetas (PRP). Esta terapia consiste en la extracción de una muestra de sangre del paciente, que luego se centrifuga para concentrar las plaquetas. El PRP, rico en factores de crecimiento y otras moléculas bioactivas, se inyecta en el sitio de la lesión para estimular la reparación tisular.
El paciente recibió un total de tres sesiones de infiltración de PRP, con un intervalo de dos semanas entre cada sesión. Después de la última infiltración, se observó una mejora progresiva en los síntomas. Después de cuatro semanas, el paciente informó una disminución significativa del dolor y pudo reintroducir la carrera en su rutina de entrenamiento sin experimentar molestias.
Conclusiones
Este caso destaca el potencial del tratamiento con Plasma Rico en Plaquetas (PRP) como una opción terapéutica efectiva para la tendinopatía rotuliana en corredores recreacionales. Aunque se necesita más investigación para comprender completamente los mecanismos subyacentes y determinar la eficacia a largo plazo de esta terapia, los resultados observados en este caso son alentadores y respaldan la consideración del PRP como parte del plan de tratamiento para esta condición.