Reflujo gastroesofágico: ¿qué es y cómo afecta a tu cuerpo?

La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es una afección común que afecta a muchas personas en España y en todo el mundo. Se caracteriza por la aparición de síntomas que surgen cuando el contenido del estómago regresa al esófago. Este artículo busca responder a las preguntas más frecuentes sobre esta enfermedad, proporcionando información clara y accesible para aquellos que puedan estar sufriendo de esta condición.

¿Qué es el reflujo gastroesofágico?

El reflujo gastroesofágico ocurre cuando el esfínter esofágico inferior, que actúa como una válvula entre el estómago y el esófago, no se cierra correctamente. Esto permite que los ácidos del estómago se filtren hacia el esófago, causando irritación y, en ocasiones, daños en el tejido esofágico. Esta condición se puede manifestar de diversas formas, y es importante conocer sus síntomas para buscar un diagnóstico adecuado.

¿Cuáles son los síntomas más comunes?

Los síntomas de la ERGE pueden variar de una persona a otra, pero algunos de los más comunes incluyen:

• Acidez estomacal: una sensación de ardor en el pecho, que puede irradiar hacia la garganta.
• Regurgitación: sabor amargo o ácido en la boca debido al regreso del contenido estomacal.
• Dificultad para tragar: sensación de que los alimentos se quedan atascados en el esófago.
• Dolor de garganta: irritación o dolor, que a menudo se confunde con una infección.
• Tos crónica: especialmente en la noche, que puede ser un signo de que el ácido está irritando las vías respiratorias.
• Agujeros o ronquera: que pueden ser resultado de la exposición del esófago y las cuerdas vocales al ácido.

¿Qué factores contribuyen al reflujo gastroesofágico?

Varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar ERGE, incluyendo:

• Sobrepeso y obesidad: el exceso de peso puede ejercer presión adicional sobre el abdomen, favoreciendo el reflujo.
• Dieta: consumo excesivo de alimentos grasos, picantes, chocolate, cafeína y alcohol puede agravar los síntomas.
• Tabaquismo: fumar puede debilitar el esfínter esofágico inferior.
• Embarazo: los cambios hormonales y la presión sobre el abdomen pueden provocar reflujo.
• Medicamentos: algunos fármacos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y ciertos relajantes musculares, pueden contribuir a la ERGE.

¿Cómo se diagnostica la ERGE?

El diagnóstico de la ERGE generalmente comienza con una revisión de los síntomas del paciente y un examen físico. En algunos casos, el médico puede recomendar pruebas adicionales, tales como:

• Endoscopia: permite visualizar el esófago y el estómago, y tomar muestras de tejido si es necesario.
• pH-metría esofágica: mide el nivel de ácido en el esófago durante un período de tiempo determinado.
• Manometría esofágica: evalúa la función del esfínter esofágico y la motilidad esofágica.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento disponibles?

El tratamiento para la ERGE puede incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos y, en casos graves, cirugía. Algunas opciones son:

• Cambios en el estilo de vida: mantener un peso saludable, evitar alimentos y bebidas que agraven los síntomas, y no acostarse inmediatamente después de comer.
• Medicamentos: antiácidos, inhibidores de la bomba de protones (IBP), antagonistas de los receptores H2.
• Intervención quirúrgica: en casos severos que no responden a tratamientos médicos, la cirugía puede ser una opción. El procedimiento más común es la fundoplicatura, que refuerza el esfínter esofágico inferior.

¿Cómo se puede prevenir el reflujo gastroesofágico?

Algunas medidas preventivas pueden ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de los síntomas de la ERGE:

• Mantener un peso adecuado.
• Evitar comidas copiosas y optar por porciones más pequeñas.
• No consumir alimentos o bebidas irritantes, como cafeína, alcohol y alimentos picantes.
• Dormir con la cabeza elevada para evitar el reflujo nocturno.

¿Cuándo se debe buscar atención médica?

Es recomendable consultar a un médico si los síntomas de reflujo gastroesofágico son frecuentes (más de dos veces por semana) o si afectan la calidad de vida del paciente. También se debe buscar atención si se presentan síntomas más graves, como dificultad para tragar, pérdida de peso inexplicada o sangrado.