Estrés crónico
¿Qué es el estrés crónico?
Es importante tener en cuenta que el estrés es una parte inevitable y necesaria de nuestra vida diaria. El estrés es una respuesta natural y adaptativa que nuestro cuerpo experimenta frente a situaciones percibidas como peligrosas o amenazantes, ya sean reales, potenciales o imaginarias. Su propósito principal es ayudarnos a sobrevivir.
Cuando nos enfrentamos a una situación estresante, nuestro cerebro activa una serie de respuestas fisiológicas para prepararnos para la acción. Nuestro corazón comienza a latir más rápido, nuestra presión arterial aumenta, nuestra respiración se vuelve más rápida y superficial, y nuestros músculos se tensan, entre otros cambios.
El cerebro pone en marcha un programa neurológico conocido como de "lucha o huida", que nos prepara para afrontar el peligro de la manera más efectiva. Este programa nos permite correr más rápido, luchar con más fuerza o tomar las medidas necesarias para protegernos, incluso si la amenaza es una reunión de trabajo, una presentación en un congreso, exámenes académicos, socializar con personas desconocidas, competir en eventos deportivos o tomar un avión.
Sin embargo, es importante destacar que esta respuesta de estrés es fisiológica y adaptativa siempre y cuando sea de corta duración y no supere nuestras capacidades psicobiológicas en ese momento.
Cuando el estrés se mantiene crónicamente activado en el Sistema Nervioso Central, es decir, en el cerebro y la médula espinal, puede ocasionar desequilibrios fisiológicos y metabólicos significativos en nuestro cuerpo. Con el paso de los años, esto puede tener graves repercusiones en nuestra salud física y mental. Por lo tanto, es fundamental aprender a gestionar y controlar el estrés de manera adecuada, introducir hábitos saludables para reducir las consecuencias del estrés, y si fuera necesario, pedir ayuda a profesionales de la salud especializados en estrés crónico.
¿Qué síntomas produce?
Durante las primeras etapas del estrés crónico, es común experimentar cefaleas, contracturas en la espalda, mareos, vértigos, mandíbulas apretadas, entre otros. Si el estrés crónico sigue evolucionando en el tiempo, es habitual que aparezcan trastornos fisiológicos en diferentes sistemas del cuerpo, como el digestivo, hormonal e inmunológico, etc.
En el ámbito cerebral, el estrés crónico reduce la producción de serotonina, un neurotransmisor asociado a la sensación de felicidad, y de dopamina, otro neurotransmisor relacionado con el bienestar, el placer y la motivación. Este desequilibrio neuroquímico favorece la aparición de la ansiedad, depresión e insomnio.
En el estrés crónico, el cerebro estimula constantemente a las glándulas suprarrenales, lo cual produce una liberación continua de la hormona cortisol. Este estado genera la prolongación las respuestas de estrés en el cuerpo, ocasionando un gran gasto de energía. Por esta razón, las personas que sufren de estrés crónico suelen sentirse cansadas.
El organismo intentará adaptarse a este estado de alto gasto energético desarrollando una resistencia al cortisol, con el fin de debilitar las respuestas crónicas de estrés en el cuerpo.
Sin embargo, debido a que el cortisol es un potente antiinflamatorio natural, esta resistencia al cortisol generará un aumento en los niveles de inflamación en el organismo, lo cual favorece la aparición de enfermedades asociadas a la inflamación y al dolor crónico.
Por este motivo, el estrés crónico favorece las enfermedades inflamatorias intestinales, reumáticas, cardiovasculares, urogenitales, degenerativas o neurodegenerativas, autoinmunes, alergias, etc.
Si este estado de estrés crónico se prolonga en el tiempo, el cerebro demandará un mayor consumo de energía al organismo. El cerebro, como mecanismo de supervivencia, necesitará comprometer al metabolismo celular del resto del organismo, generando una resistencia a la insulina, para intentar frenar su actividad metabólica.
Es el inicio del conocido Síndrome Metabólico, en el cual se engloban la obesidad, diabetes tipo II, colesterolemia, hipertrigliceridemia, hipertensión, cardiopatías, hígado graso, síndrome de ovarios poliquísticos, endometriosis y probablemente la polimiomatosis uterina.
Lesiones o inflamaciones repetitivas del tejido musculo-esquelético, reparaciones de los tejidos más lentas o retrasos en la cicatrización son signos de esta disminución de la actividad metabólica celular asociados a la resistencia a la insulina y a la inflamación crónica de bajo grado.
La evidencia científica demuestra que el estrés crónico incrementa la sensibilidad al dolor. Esto se debe a que el estrés crónico provoca cambios neuroquímicos en el cerebro, afectando las vías centrales del dolor y los nervios periféricos. Este fenómeno se conoce clínicamente como Sensibilización Central y Sensibilización Periférica. Los procesos inflamatorios crónicos empeoran esta situación, al aumentar la sensibilidad de las vías sensoriales del dolor y los receptores de dolor en los tejidos corporales. Estos mecanismos neurológicos explican lo que sucede en casos de Fibromialgia y dolor neuropático.
¿Cuáles son las causas del estrés crónico?
Las causas del estrés crónico pueden ser muy variadas. Es frecuente poner el punto de mira en los problemas externos; situación económica, relaciones personales, entorno laboral, pérdidas personales, accidentes traumáticos, enfermedades, etc., pero muchas veces se olvida un factor muy importante, el discurso interno o la forma de mirar la experiencia. Indudablemente hay experiencias traumáticas físicas o emocionales que pueden suponer un gran impacto para la persona, pero la calidad de los pensamientos y la gestión de los estados emocionales determinan la intensidad y la duración de la vivencia estresante.
En la actualidad todavía, hay mucho camino por recorrer en el campo del estrés crónico. No obstante, en Neurociencia Osteopática Integral se ofrece un punto de luz, por medio de un concepto innovador, que hace hincapié en el estado de tensión del cerebro. Este estado de tensión del tejido cerebral se corresponde con un estado de tensión electroquímico que favorece la persistencia en el tiempo del estrés crónico.
Pronóstico de la enfermedad
Básicamente se puede manifestar que sin salud cerebral no hay salud. Si no se soluciona el estado crónico de estrés, las consecuencias son nefastas para la salud del cerebro y la salud general del organismo.
Sin duda alguna, el estrés mantenido en el tiempo, pone a las personas en el camino hacia la enfermedad.
¿Cómo sé si sufro de estrés crónico?
El diagnóstico del estrés crónico requiere la evaluación de un experto en la materia. Se llevará a cabo un conjunto de evaluaciones, que podrán variar dependiendo el profesional de salud. Un buen interrogatorio clínico y una minuciosa exploración física es la base de cualquier profesional de salud.
Existen algunos cuestionarios psicológicos de la medición de los niveles de estrés, siendo el más utilizado, la Escala de Estrés Percibido. Un biomarcador muy útil en la medición del nivel de estrés y en la valoración del estado de salud general es la variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC).
¿Se puede prevenir el estrés crónico?
Para prevenir o disminuir el impacto del estrés crónico es importante tener un estilo de vida saludable. Se ha evidenciado el beneficio que tiene el deporte para el cerebro, no sólo porque mejora las funciones cognitivas, sino porque entrena al sistema nervioso a que se active y se desactive.
Además, mantener una alimentación saludable y mejorar la calidad y duración del sueño permiten mantener un cerebro en buenas condiciones, y con mayor capacidad de responder eficazmente a los desafíos de la vida.
Aprender a gestionar el estrés cada vez mejor es fundamental. Para gestionar eficazmente el estrés, es imprescindible identificar los pensamientos irracionales y modificar las conductas emocionales que lo desencadenan. Sin embargo, realizar estos cambios puede ser un gran reto.
Desde el punto de vista de la Neurociencia y con el apoyo de las nuevas tecnologías, es posible entrenar al cerebro a responder mejor ante situaciones estresantes, gracias a su capacidad de neuroplasticidad.
Por otro lado, como se ha comentado anteriormente el cerebro puede quedar sensibilizado, incluso por causas que no podemos prevenir o controlar; experiencias traumáticas en el nacimiento, shocks emocionales intensos, contusiones severas o traumatismos craneoencefálicos, infecciones víricas, reacciones a vacunas o medicamentos, predisposiciones genéticas, etc.
Tratamientos para el estrés crónico
Las personas que experimentan estrés crónico y sufren diversas afecciones en su cuerpo a menudo enfrentan la falta de comprensión y un tratamiento inadecuado. El correcto diagnóstico se suele retrasar en el tiempo. Esto puede aumentar el malestar físico, mental y emocional, y generar mayor frustración y desesperanza, que no hace más que empeorar su situación de estrés crónico.
Un enfoque integral es fundamental en el abordaje del estrés crónico. No sólo para el tratamiento, sino también para el diagnóstico. Es imprescindible analizar los factores que están interviniendo y comprender las causas que están prolongando en el tiempo el estrés crónico y los trastornos de salud asociados.
Es habitual llevar a cabo el tratamiento del estrés crónico desde una perspectiva multidisciplinar, en donde varios profesionales de la salud acompañan al paciente en su camino hacia la salud. Pero sobre todo lo más importante es que el paciente esté asistido por profesionales de salud expertos en el tratamiento del estrés crónico.
Por supuesto, el tratamiento no sólo tiene que ser integral, sino personalizado. El tratamiento del estrés crónico debe focalizarse en las necesidades del paciente. En ocasiones, es suficiente con ofrecerle herramientas y estrategias para gestionar y superar el estrés crónico. A veces, es necesario introducir cambios en el estilo de vida, pautar técnicas de relajación, etc.
Indudablemente el tratamiento del estrés crónico será considerado efectivo cuando sea capaz de solucionar definitivamente la sintomatologías o patologías que le acompañan.
En este sentido, Neurociencia Osteopática Integral ha desarrollado una propuesta clínica revolucionaria para abordar el estrés crónico y sus consecuencias en la salud general del organismo. Para ello parte de la premisa, desarrollada en base a un amplio marco de conocimiento y en una evidencia clínica de más de 25 años, que manifiesta que el estrés crónico genera cambios de tensión físico-electroquímicos en el cerebro y la médula espinal. Y que estos cambios afectan el funcionamiento del sistema nervioso y tienen graves consecuencias en la salud del cerebro y del resto del organismo.
El cerebro funciona en un estado de hiperexcitabilidad, lo cual genera una amplificación de la comunicación neuronal en el cerebro y en sus conexiones con el resto de órganos del cuerpo. Este estado de hiperexcitabilidad cerebral y general del organismo es el causante de la aparición de sintomatología y patología multisistémica. Estos cambios de tensión físico-electroquímicos son los causantes de mantener este estado de hiperexcitabilidad cerebral crónica. Si no se modifica este estado de tensión cerebral, la hiperexcitabilidad neuronal favorecerá los mecanismos de muerte neuronal. A largo plazo, es bastante probable que produzca una iniciación temprana de los procesos neurodegenerativos cerebrales. Alzheimer, Demencias, Parkinson, etc., tendrán un terreno facilitado para desarrollarse.
Como parte del diagnóstico del estrés crónico, Neurociencia Osteopática Integral utiliza la Termografía en combinación con la Inteligencia Artificial para medir la temperatura del cerebro. Este enfoque proporciona información objetiva sobre el exceso de temperatura cerebral, que se asocia con una actividad neuronal excesiva y un estado inflamatorio cerebral. Además, si es necesario, realiza un análisis no invasivo de la variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC), un biomarcador que proporciona información del estado del sistema nervioso, del estado de salud cardíaco, del estado de salud general, y del estado de rendimiento y capacidad de recuperación del organismo.
Neurociencia Osteopática Integral afirma que es posible modificar el estado de tensión físico-electroquímica en el cerebro y la médula espinal, así como desprogramar los reflejos neurológicos del cuerpo. Este enfoque es un tratamiento innovador, aunque no convencional, brinda una oportunidad para resolver de forma definitiva los síntomas y patologías crónicas relacionadas con el estrés crónico.
La base del tratamiento es una modulación sensorial progresiva, que puede incluir una parte manual, a veces combinada con otros canales sensoriales. Si fuera necesario se puede añadir entrenamientos cerebrales para desensibilizar los programas de estrés cerebrales y corporales, y potenciar los programas de calma y seguridad. Estos entrenamientos cerebrales pueden partir de técnicas de relajación habituales, ejercicios de atención plena, hasta técnicas de biofeedback y neurofeedback.
En ocasiones, la reparación del sistema nervioso puede requerir aprender a manejar mejor el estrés. Es útil proporcionar nuevas herramientas y estrategias, desde el punto de vista de la Neurociencia del Estrés y del Comportamiento para cambiar la forma en que nos relacionamos con las situaciones estresantes.
¿Qué especialista lo trata?
El tratamiento del estrés crónico se puede llevar a cabo desde un enfoque multidisciplinar, ya que en algunas ocasiones es necesario la intervención de varios especialistas de la salud. Pero lo más importante es que todos ellos estén especializados en un campo tan complejo como el estrés crónico.