Artroscopia

¿Qué es la artroscopia?

Se trata de un método que se emplea para el diagnostico y el tratamiento de problemas en las articulaciones. La artroscopia permite visualizar dentro de una articulación sin realizar incisiones de gran tamaño, así como reparar algunos daños concretos articulares durante el proceso, mediante instrumentos quirúrgicos específicos.

 

¿Por qué se realiza?

El procedimiento es realizado por los médicos para el diagnóstico de múltiples patologías de las articulaciones. En general, las artroscopias más frecuentes son las siguientes:

La artroscopia ayuda a tratar o a diagnosticar afecciones como la rotura de ligamentos, cartílagos dañados, reparación de meniscos, extirpaciones o fragmentos de huesos sueltos. Además, también se emplea en distintas cirugías, tales como las de cadera u hombro.  

 

La artroscopia ofrece grandes ventajas respecto a la cirugía abierta.

¿Qué se siente durante el examen?

La duración de la artroscopia puede variar en función de la técnica quirúrgica que se vaya a emplear, o el tipo de afección que tenga el paciente.

En función de la dolencia, el procedimiento se hará mediante anestesia local, en la que le paciente estará despierto y solamente tendrá algunas sensaciones ligeras en la articulación. Si es mediante anestesia regional, también estará despierto, pero totalmente insensible y, mediante anestesia general, el paciente no estará consciente.

 

¿En qué consiste?

Para realizar el procedimiento el cirujano deberá realizar una pequeña incisión, a través de la cual se insertará un conducto delgado conectado a una cámara de vídeo de fibra óptica. Esta cámara mostrará al especialista el interior de la articulación, que lo podrá visualizar en un monitor de vídeo de alta definición.

Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo, rápido y con mínimas complicaciones posibles, mejorando la técnica respecto a la cirugía tradicional abierta.

 

Preparación para la artroscopia

La artroscopia puede realizarse de forma ambulatoria y no es necesario tomar ningún medicamento previamente, aunque sí consultar con el especialista en el caso que se esté tomando cualquier tipo de medicación.

Previo al procedimiento, el paciente debe permanecer en ayunas entre seis y doce horas, en función de lo que el especialista indique.

 

Cuidados tras la intervención

El tiempo de recuperación puede variar, pero, por norma general, en pocos días se puede retomar la actividad diaria. Para las actividades más exigentes físicamente se suelen requerir algunas semanas.

En algunos casos, el paciente puede requerir un proceso de rehabilitación, con la ayuda de un especialista en Fisioterapia. En cualquier caso, la recuperación de una artroscopia siempre es más sencilla y menos dolorosa que una cirugía abierta.

 

Alternativas a este tratamiento

La única alternativa, que se utiliza solamente en casos de mayor gravedad, es la cirugía abierta convencional, en las que se puede requerir la implantación de una prótesis. Esta cirugía, tal como se ha mencionado, es más invasiva y con un postoperatorio más largo.

21-09-2023
Top Doctors

Artroscopia

Dr. Hugo Marquina Ferrer - Traumatología

Creado el: 16-06-2021

Editado el: 21-09-2023

¿Qué es la artroscopia?

Se trata de un método que se emplea para el diagnostico y el tratamiento de problemas en las articulaciones. La artroscopia permite visualizar dentro de una articulación sin realizar incisiones de gran tamaño, así como reparar algunos daños concretos articulares durante el proceso, mediante instrumentos quirúrgicos específicos.

 

¿Por qué se realiza?

El procedimiento es realizado por los médicos para el diagnóstico de múltiples patologías de las articulaciones. En general, las artroscopias más frecuentes son las siguientes:

La artroscopia ayuda a tratar o a diagnosticar afecciones como la rotura de ligamentos, cartílagos dañados, reparación de meniscos, extirpaciones o fragmentos de huesos sueltos. Además, también se emplea en distintas cirugías, tales como las de cadera u hombro.  

 

La artroscopia ofrece grandes ventajas respecto a la cirugía abierta.

¿Qué se siente durante el examen?

La duración de la artroscopia puede variar en función de la técnica quirúrgica que se vaya a emplear, o el tipo de afección que tenga el paciente.

En función de la dolencia, el procedimiento se hará mediante anestesia local, en la que le paciente estará despierto y solamente tendrá algunas sensaciones ligeras en la articulación. Si es mediante anestesia regional, también estará despierto, pero totalmente insensible y, mediante anestesia general, el paciente no estará consciente.

 

¿En qué consiste?

Para realizar el procedimiento el cirujano deberá realizar una pequeña incisión, a través de la cual se insertará un conducto delgado conectado a una cámara de vídeo de fibra óptica. Esta cámara mostrará al especialista el interior de la articulación, que lo podrá visualizar en un monitor de vídeo de alta definición.

Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo, rápido y con mínimas complicaciones posibles, mejorando la técnica respecto a la cirugía tradicional abierta.

 

Preparación para la artroscopia

La artroscopia puede realizarse de forma ambulatoria y no es necesario tomar ningún medicamento previamente, aunque sí consultar con el especialista en el caso que se esté tomando cualquier tipo de medicación.

Previo al procedimiento, el paciente debe permanecer en ayunas entre seis y doce horas, en función de lo que el especialista indique.

 

Cuidados tras la intervención

El tiempo de recuperación puede variar, pero, por norma general, en pocos días se puede retomar la actividad diaria. Para las actividades más exigentes físicamente se suelen requerir algunas semanas.

En algunos casos, el paciente puede requerir un proceso de rehabilitación, con la ayuda de un especialista en Fisioterapia. En cualquier caso, la recuperación de una artroscopia siempre es más sencilla y menos dolorosa que una cirugía abierta.

 

Alternativas a este tratamiento

La única alternativa, que se utiliza solamente en casos de mayor gravedad, es la cirugía abierta convencional, en las que se puede requerir la implantación de una prótesis. Esta cirugía, tal como se ha mencionado, es más invasiva y con un postoperatorio más largo.

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