Anismo

Creado: 01/06/2021
Editado: 13/12/2023

¿Qué es el anismo?

El anismo o defecación obstructiva se traduce como la dificultad para defecar. Se produce por una descoordinación entre el ano y el recto, algo que impide que las heces se expulsen normalmente. Esta condición se puede producir por varias razones:

  • Porque el ano no se relaja adecuadamente durante la defecación. 
  • O porque se produce una contracción paradójica, de manera que se da una descoordinación del proceso y el paciente tiene la sensación de evacuación incompleta, además de producir estreñimiento. De hecho, en líneas generales, el anismo se observa en alrededor de la mitad de los pacientes con estreñimiento funcional.

En principio, si tras los estudios diagnósticos no se observa ninguna alteración anatómica, el anismo no debería ser una patología extremadamente grave, pero sí debe tratarse, ya que si no el estreñimiento puede cronificarse y producir problemas en el organismo.

Caption

 

¿Cuáles son los síntomas?

El anismo se caracteriza por la contracción paradójica o fallo de relajación de los músculos del esfínter y suelo pélvico en el momento de la defecación. Esto produce una sintomatología muy específica, que incluye:

  • Defecación obstructiva.
  • Evacuación incompleta.
  • Estreñimiento.

En muchos casos, se dan otros síntomas asociados, que también pueden actuar como causa del propio trastorno:

 

¿Cómo se diagnostica?

Para confirmar el diagnóstico de anismo, los especialistas en Coloproctología llevan a cabo numerosos exámenes médicos:

  1. Lo primero que se realizará es una anamnesis detallada en la que se incluirá también un diario defecatorio de 15-30 días que ayudará al especialista a distinguir entre las distintas posibles patologías. Estos diarios suelen incluir la información siguiente, entre otra:
    1. Duración del estreñimiento.
    2. Uso o desuso de laxantes.
    3. Frecuencia y consistencia de las defecaciones.
    4. Si se hacen esfuerzos al ir al baño.
    5. Si se requieren maniobras digitales para evacuar.
    6. Otros síntomas asociados que puedan alertar de síndrome de intestino irritable.
  2. La anamnesis se ve acompañada de una exploración física, que incluye un tacto rectal e inspección anal. Esto permite:
    1. Descartar lesiones orgánicas. 
    2. Evaluar si hay ensuciamiento fecal o descenso perineal patológico. Si se confirma que el ano está por debajo de la línea biisquiática en reposo o durante el esfuerzo defecatorio, se empleará una perineometría clínica.
    3. Comprobar la consistencia de las heces. 
    4. Evaluar la existencia de prolapso rectal (con o sin esfuerzo) o rectocele
    5. Saber si se disminuye la presión del canal anal cuando se hace el esfuerzo defecatorio. 
  3. También se practicará una anoscopia y una rectosigmoidoscopia para descartar neoplasias, además de determinar la existencia de:
    1. Prolapso mucoso oculto. 
    2. Úlceras rectales. 
    3. Melanosis coli por abuso de laxantes.
  4. Por otro lado, se hará un análisis de la tiroides, del calcio y del fósforo del paciente, para descartar causas endocrinas y metabólicas. 
  5. Además, se debe hacer un estudio de la motilidad cólica mediante el tiempo de tránsito cólico, con el objetivo de descartar o confirmar el estreñimiento, distinguiendo a dos tipos de pcientes: 
    1. Pacientes que padecen enlentecimiento de tránsito del colon. 
    2. Pacientes que padecen anismo. 

A partir de entonces, se realizarán varios estudios, ya que no se ha demostrado que un test específico confirme el diagnóstico:

  1. Y una defecografía.

Por otro lado, para orientar el diagnóstico y el tratamiento, se llevan a cabo pruebas de función anorrectal:

  • Test de expulsión de balón. Es una prueba que consiste en la expulsión, con maniobras defecatorias (realizadas, a ser posible, sentado en el aseo), de un balón que se halla en una ampolla rectal, hinchado con 50ml de agua. En los casos normales debería ser expulsado en menos de 1 minuto, pero se acepta hasta un máximo de 8 minutos. Si hay imposibilidad de expulsar el balón, puede ser sinónimo de anismo.
  • Proctografía. Esta incluye varias técnicas de diagnóstico para evaluar los mecanismos de continencia y defecación del paciente, tanto en reposo como durante el esfuerzo defecatorio. En concreto, son la defecografía, la resonancia magnética pelviana dinámica, la gammagrafía de evacuación.
  • Manometría anorrectal. Aunque es un estudio que no detecta alteraciones en el perfil presivo del canal en pacientes que sufren estreñimiento, la ausencia de relajación o la existencia de contracciones esfinterianas durante la defecación indicará la posibilidad de que haya anismo, lo que se confirmará con otros estudios.
  • Electromiografía. Este es una técnica que emplea una esponja anal con electrodos de superficie para medir el aumento de la actividad eléctrica en el esfínter anal durante 

 

  • Electromiografía. Es una técnica que emplea una esponja anal con electrodos de superficie, algo totalmente indoloro. Esta técnica puede objetivar un aumento de la actividad eléctrica en el esfínter anal durante el esfuerzo de la defecación en pacientes que sufren anismo.

 

¿Cuáles son las causas del anismo?

El anismo o defecación obstructiva sin alteraciones anatómicas se debe a un fallo en la relajación anal, o bien una contracción paradójica de la musculatura esfinteriana y del suelo pelviano durante el momento de la defecación.

 

Además, el estrés y la ansiedad pueden influir en su desarrollo, y por ello es importante que, para establecer un diagnóstico, se realice una evaluación completa con las pruebas complementarias mencionadas anteriormente.

 

¿Se puede prevenir?

En el anismo se da una alteración de la sinergia del mecanismo de defecación, de manera que la musculatura del suelo pélvico se contrae en vez de relajarse de manera sincronizada con el esfuerzo de la presión abdominal y relajación anal que se da en la defecación. Esto significa que es algo difícil de prevenir, pero no difícil o imposible de corregir, ya que existen diversas técnicas que permiten “reeducar” a los músculos esfinterianos para conseguir esa relajación.

 

Tratamientos para el anismo

Muchos pacientes con anismo pueden tratarse de manera satisfactoria con tratamiento médico y consejos higienicodietéticos. Así, los esfuerzos defecatorios pueden disminuirse si el paciente toma una dieta rica en fibra y una ingesta abundante de líquidos.

 

Los resultados de tratamiento quirúrgico no han sido muy satisfactorios, de manera que actualmente se recomienda mayoritariamente el tratamiento conservador con técnicas de biofeedback o inyección de toxina botulínica. El biofeedback son técnicas que se realizan de manera ambulatoria para ayudar al paciente a aprender a relajar la musculatura del suelo pélvico cuando se hace el esfuerzo defecatorio, y se basa en un entrenamiento sensorial y maniobras defecatorias con balón rectal. Puede realizarse con electrodos electriomiográficos de superficie o con sondas de manometría.

 

El uso de toxina botulínica de momento ha tenido efectos limitados y todavía son necesarios más estudios para conocer los verdaderos efectos.

 

¿Qué especialista lo trata?

El especialista que trata el anismo es el coloproctólogo y el especialista en Cirugía General y Aparato Digestivo.