¿Qué es la carboxiterapia?
La carboxiterapia es un tratamiento no quirúrgico que consiste en la inyección de dióxido de carbono en los tejidos subcutáneos.
¿Por qué se realiza?
Es un tratamiento especialmente eficaz para reducir la celulitis, los depósitos de grasa localizada, la flacidez, las estrías e incluso el envejecimiento facial y corporal. También está indicada como tratamiento postoperatorio de la liposucción u otro tipo de cirugías estéticas.
¿En qué consiste?
Su técnica se basa en la infiltración de anhídrido carbónico (CO2) mediante inyecciones por vía subcutánea, seguida de un masaje circular en la zona tratada para ayudar a su distribución. La aplicación de este gas provoca una vasodilatación y una mejora de la circulación sanguínea, ayudando a los tejidos a recibir más oxígeno, por lo que facilita la nutrición celular de la zona tratada. De este modo, se facilita la eliminación de toxinas y la destrucción de la grasa localizada, logrando un efecto visible de un modo casi inmediato, ya que la carboxiterapia hace que la piel se vuelva más tersa y lisa en las zonas tratadas.
Preparación para la carboxiterapia
Este tratamiento está ideado para personas que gozan de un buen estado de salud. Los especialistas médicos recomiendan evitarlo a personas que padecen insuficiencia hepática, respiratoria, renal, cardíaca, diabetes, cáncer, trastornos de la circulación o epilepsia. Las mujeres embarazadas, en periodo de lactancia o durante su ciclo menstrual no deben someterse a este tratamiento.
Cuidados tras la intervención
Tras someterse a una sesión de carboxiterapia, el paciente puede sentir dolor u hormigueos en la zona donde se han realizado los pinchazos. La aparición de hematomas o infecciones en la piel es muy habitual.