¿Qué es el bloqueo nervioso periférico?
El bloqueo nervioso es un tratamiento para evitar la transmisión del dolor a través del sistema nervioso. Consiste en administración de medicamentos analgésicos mediante una aguja o inyección para lograr la supresión de los impulsos que llevan el dolor hasta los centros receptores. Este sistema se encarga especialmente de tratar los nervios periféricos localizados en una zona determinada.
Además, el procedimiento para el bloqueo de nervios periféricos centrales se suele complementar con la realización de una fluoroscopía (un método de obtención de imágenes de rayos X en tiempo real) o un TAC (Tomografía Axial Computarizada) que permitirá al médico colocar la aguja en el lugar preciso. Los efectos de esta técnica suelen ser inmediatos pero no son duraderos. Aparte, dependiendo de la gravedad de cada paciente, algunas personas necesitan varias sesiones para conseguir un alivio real del dolor.
¿Por qué se realiza?
El bloqueo nervioso periférico se lleva a cabo con el fin de tratar el dolor durante una cirugía y mientras la o las heridas ocasionadas por este se curan.
Así, las personas que sufren de algún tipo de dolor —sea o no crónico— pueden recibir una inyección de bloqueo de los nervios para conseguir así aliviar —aunque sea temporalmente— dicho dolor.
El dolor se encuentra o se origina con frecuencia en la columna vertebral, aunque otras áreas que lo padecen con cierta asiduidad son las extremidades tanto superiores como inferiores, el cuello o la zona superior de las nalgas.
¿En qué consiste el bloqueo nervioso periférico?
La administración de un bloqueo de nervioso permite al nervio afectado o dañado el tiempo necesario para recuperarse de un estado de irritación. El bloqueo nervioso proporciona también información de diagnóstico al especialista.
Normalmente, el bloqueo se realizará de forma ambulatoria, sin necesidad de ingreso hospitalario tras realizarse el procedimiento. Normalmente, su duración no supera el cuarto o la media hora.
El paciente aguardará sobre una camilla, el médico deberá tener acceso a la zona en la que realizará la inyección, identificando la zona mediante palpación o guía por imágenes. La aguja se insertará en la piel con cuidado hasta encontrar el punto de profundidad específico para administrar la medicación lo más cerca posible del nervio.
En el caso de que la inyección se encuentre cerca de un nervio o un grupo de nervios mayor, como por ejemplo podría ser el nervio ciático, el especialista le dirá al paciente que alce la voz en el momento en el que note repentino dolor. Esto significa que la aguja está demasiado cerca del nervio y que habrá que recolocarla.
En algunos casos, puede necesitarse más de una inyección, en función de la cantidad de áreas con dolor o de la extensión del área a cubrir.
Tras la inyección, el paciente notará alivio inmediato del dolor de la zona en la que se ha realizado la inyección.
Preparación para el bloqueo nervioso periférico
Por norma general no se necesita ningún tipo de preparación especial para realizar un bloqueo nervioso periférico, a lo sumo una exploración física y unos estudios anestésicos previos, así como una revisión del historial clínico del paciente.
Es posible que tras el tratamiento el paciente necesite que alguien le pueda acompañar a casa, por prescripción médica, se le puede indicar no ingerir alimentos ni bebidas durante al menos doce horas.
Cuidados tras un bloqueo nervioso periférico
El paciente notará la extremidad adormecida, con una sensación de hormigueo o sensación de pesadez mientras dura el efecto.
El especialista tiene la potestad de prescribir medicamentos adicionales para ayudar a combatir el dolor en el resto de partes del cuerpo.
Alternativas al bloqueo periférico
A la hora de combatir el dolor existen diversas alternativas:
- Fisioterapia para el dolor
- Analgésicos narcóticos (opiáceos) y no narcóticos
- Estimulación nerviosa
- Cirugía para aliviar dolor
- Terapia de radiación, quimioterapia u hormonoterapia