En las últimas semanas se ha hecho viral el post de una bloguera australiana llamada Constance Hall. A finales de enero publicó un texto donde explicaba su frustración al tener siempre la mente totalmente ocupada en tareas del hogar: qué comprar, quién lo hace, qué alimentos faltan en el frigorífico, etc. Según un artículo de El País, en tan solo unos días el post obtuvo más de 200.000 reacciones, 100.000 compartidos y 31.000 comentarios, la mayoría de otras mujeres que narraban sentirse igual. “Parece que no estoy sola”, respondió la bloguera. Y no lo está. Las mujeres (y madres) sufren, a menudo, una sobrecarga mental, a la que se une una intensa autoexigencia por querer llegar a todo y no poder. La Sra. Neus García Guerra, especialista en Psicología y miembro de Top Doctors, nos explica de qué manera influye la presión social y qué consecuencias puede conllevar para la salud el síndrome de la mujer perfecta.
Hall no está sola, y reconoce estar agotada. ¿El motivo? No es otro que tener que soportar la gran carga mental de estar pendiente de todas las tareas familiares, así como las de casa. Esto provoca un agotamiento mental.
Presión socio-cultural: tener que demostrar e “intentar llegar a todo y no poder”
La Sra. García Guerra explica, además, que la presión socio-cultural, transmitida y potenciada por los medios de comunicación y la publicidad “educa” a la población. Y es esta publicidad donde nos vemos expuestos cada día la que muestra como si tuviéramos que tener una vida ideal, perfecta. Y esta publicidad tiene graves consecuencias.
“Esto se ve muy claro en la incorporación de la mujer al mercado laboral sin haberse dado, paralelamente, un reparto equilibrado de las cargas familiares”, explica, lo que ha hecho que aparezcan problemas de salud físicos y mentales específicos de mujeres, derivados de estas condiciones de vida y trabajo.
A esto se suma el hecho de que muchas mujeres sientan que tienen que demostrar que poseen más habilidades que sus compañeros hombres para acceder a un puesto determinado. “Aún pasa que la mujer debe demostrar y, en cambio, al hombre se le supone capacitado. Esto implica un grado más elevado de exigencia”, añade la Sra. García Guerra.
Y así las mujeres se enfrentan a un problema, dice la Sra. Guerra, “motivado por la expectativa social que se tiene de sus responsabilidades. Existe la “exigencia” de que cumplan sus obligaciones como madres, amas de casa, sin bajar el rendimiento laboral”. Aquí aparece una doble carga que hace que no lleguen, que sientan que no cumplen con lo esperado, lo que provoca insatisfacción, que lleva al estrés y la ansiedad. También la idea de “superwoman”; es decir, la mujer que no solo se encarga del hogar y el cuidado de los hijos, sino que, además, debe tener una vida laboral exitosa y también tiempo para cuidar su imagen. La mujer entra entonces en un estado de irritabilidad, se encuentra y vive agotada por las jornadas de actividad y responsabilidades excesivas sin pedir ayuda por no molestar. La Sra. García Guerra explica que el síndrome de la mujer perfecta es más común de lo que parece y que esta organización de vida conlleva una importante ansiedad en todas sus manifestaciones (contracturas, dolores, ahogos, trastornos digestivos…), a lo que se une un sentimiento de culpa constante, con la sensación de no llegar, de fallar, acompañado de estado de ánimo triste, que se combina con tensión e hiperactividad.
Dedicación diaria al hogar, por sexos
El artículo de El País muestra la media diaria de dedicación al hogar y los niños en España. Según los últimos datos del INE (apoyados en la Encuesta del Empleo del Tiempo de 2010, las mujeres dedican mucho más tiempo al hogar que los hombres. Así, en hogares formados por pareja e hijos, la dedicación de la mujer es de unas 4 horas y 45 minutos, ante las 2 horas y 34 minutos de los hombres. La cosa no cambia en las parejas sin hijos, donde las cifras son prácticamente idénticas.
Carga mental: factor de riesgo para la salud
Y es que la carga mental que tienen muchas mujeres puede suponer un factor de riesgo para la salud, en un mundo que nos ofrece más recursos pero el doble de exigencias. De ahí que también sea necesario cuidar la salud mental. El mismo artículo de El País cita los datos del Informe de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS): el 48,7% de las mujeres sufre estrés, frente al 31,5% de los hombres.
Es importante que haya un reparto equitativo de las tareas del hogar entre la pareja, para evitar que uno se “acomode” a la situación de que sea el otro quien soporte la carga mental del hogar.
El hecho de que dicha carga sea invisible hace que pase desapercibida, pero es evidente que, para una persona, es imposible abarcar la jornada laboral, el cuidado personal, la formación, el hogar, los niños o el ocio. Y aquí vuelve a entrar en juego la “superwoman”, con el sentimiento de culpa si no se llega a todo. Pero esa sensación hay que combatirla con algo muy sencillo: “la persona debe ser consciente de que la perfección no existe, no es una máquina. Somos personas imperfectas y eso es lo que nos hace únicas, por lo que, en muchos momentos, sobre todo cuando los hijos son pequeños, necesitará ayuda y deberá poder pedirla”, sentencia la Sra. García Guerra.
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