Síndrome de Dravet: tratamientos farmacológicos y dieta cetogénica para mejorar la calidad de vida

El 23 de junio se celebra el Día Internacional del Síndrome de Dravet para dar visibilidad a un tipo de epilepsia sin cura

El síndrome de Dravet (SD), conocido anteriormente como epilepsia mioclónica grave de la infancia, es una encefalopatía epiléptica y del desarrollo grave, debida en la mayoría de los casos a variantes genéticas en una copia del gen SCN1A (haploinsuficiencia), ubicado en el cromosoma 2q24. En este artículo el Dr. Adrián García Ron, especialista en Neurología, explica cómo saber si lo padeces, el papel de la genética en su desarrollo y los distintos tratamientos para aliviar los síntomas.

Se define por la presencia de crisis febriles y afebriles de inicio precoz, refractarias a tratamiento, acompañadas de forma invariable de un deterioro neurológico a partir del año de vida. El síndrome evoluciona a diversos trastornos del neurodesarrollo como la discapacidad intelectual, trastornos del lenguaje, autismo, trastornos conductuales y motores, entre otros.

¿Qué papel tiene la genética?

El 80% de los casos se deben a variantes patogénicas del gen SCN1A. Sin embargo, en pacientes negativos se pueden estudiar otros genes relacionados como el PCDH19, CHD2, EPM2A, SCN2A, STXBP1, POLG, GABRG2, SCN1B, GABRA1, CDKL.

Síndrome de Dravet en España

“Es una de las epilepsias de origen genético más graves y afecta a 1 de cada 16.000 recién nacidos”, comenta el Dr. García Ron. Según los últimos estudios, se calcula que en España hay unos 500 pacientes correctamente diagnosticados. No obstante, la prevalencia de la enfermedad nos hace pensar que aún hay muchos pacientes sin diagnóstico, sobre todo en población adulta.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

 El síndrome de Dravet puede cursar de una manera trifásica.

Tal y como describe el especialista en Neurología, en la mayoría de las ocasiones comienza con crisis febriles de inicio más precoz, a los 5-8 meses de vida, y más prolongadas a las habituales, en niños sin antecedentes de interés. Este dato es muy importante, ya que la presencia de estatus febriles en los primeros 12 meses de vida, sobre todo si son unilaterales, debería hacernos sospechar del síndrome de Dravet y descartar su diagnóstico.

Posteriormente, entre 1-4 años se inicia una fase caracterizada por crisis tanto febriles como afebriles con semiología variada (mioclónicas, CTCG, clónicas generalizadas, hemiclónicas, ausencias atípicas, focales, etc.), muy refractarias a tratamiento, y se inicia el deterioro neurológico. En esta fase, la pista clínica es la presencia de crisis mioclónicas, crisis epilépticas sensibles a diferentes estímulos (fiebre, infecciones, baño en agua caliente, estrés emocional, estimulación luminosa), ausencias atípicas y estatus no convulsivos.

Finalmente, a partir de los 5 años aproximadamente tenemos una fase “secuelar” con crisis epilépticas refractarias, pero donde las alteraciones de cognitivo-conductuales y los problemas motores marcan la calidad de vida de los pacientes.

Se estima que en España hay unos 500 pacientes correctamente diagnosticados

¿Qué relación tiene el síndrome de Dravet y el autismo?

Como hemos dicho anteriormente, el SD se asocia de forma invariable a diversos trastornos del neurodesarrollo, donde el trastorno del espectro autista es uno de los más frecuentes, pero no el único.

El síndrome de Dravet no tiene cura, pero ¿qué tratamientos pueden aliviar los síntomas?

 A pesar de los avances sigue siendo una epilepsia refractaria, y la base del tratamiento es farmacológica. “Lo más importante es el diagnóstico precoz por sus implicaciones terapéuticas”, destaca el Dr. García Ron.

Aunque en la actualidad no disponemos de una medicina de precisión con tratamientos dirigidos a la causa subyacente, pero tenemos un algoritmo terapéutico que nos permite hacer una terapia dirigida eligiendo aquellos fármacos que han demostrado eficacia y evitando aquellos que empeoran las crisis como los bloqueantes de canales de sodio.

En este sentido, los fármacos anticrisis de primera línea son el ácido valproico, el clobazam y el estiripentol, generalmente utilizados en un régimen de politerapia. En los últimos años hemos añadido otros dos fármacos a nuestro arsenal terapéutico, la Fenfluramina y el cannabidiol que han demostrado seguridad y eficacia en el SD. Probablemente en los próximos años pasarán a ser utilizados como tratamientos de primera línea.

Además de los fármacos anticrisis, el Dr. García Ron explica que la dieta cetogénica puede ser de utilidad, sobre todo cuando se utiliza de forma precoz y en pacientes con crisis tónico-clónicas generalizadas (CTCG).

Mas allá de las crisis, el síndrome de Dravet condiciona unos problemas cognitivo-conductuales y motores, que en ocasiones tiene un impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes por encima incluso de las crisis epilépticas. Por ese motivo, debemos tener una visión holística del problema y concienciar a todos los profesionales implicados de la importancia de identificar y tratar estos problemas de forma temprana.

LOS PRINCIPALES FÁRMACOS ANTICRISIS SON EL ÁCIDO VALPROICO, EL CLOBAZAM Y EL ESTIRIPENTOL

Dieta cetogénica para tratar el síndrome de Dravet

Esta dieta se caracteriza por ser alta en grasas, moderada en proteínas y muy baja en carbohidratos. El objetivo principal de la dieta cetogénica es inducir un estado de cetosis en el cuerpo, donde se produce un cambio en el metabolismo energético. En este sentido, el cuerpo comienza a quemar grasas en lugar de carbohidratos, generando cetonas como fuente de energía alternativa.

Se ha observado que la dieta cetogénica puede ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de las crisis epilépticas en pacientes con síndrome de Dravet. Aunque no se ha demostrado completamente cómo funciona, se cree que la cetosis y las cetonas pueden tener efectos anticonvulsivos en el cerebro.

¿Qué esperanza de vida tienen los pacientes diagnosticados?

Aproximadamente el 15% de los pacientes mueren en la adolescencia y el 20% en la adultez temprana debido principalmente a la SUDEP (muerte súbita inesperada en la epilepsia), crisis prolongadas o accidentes relacionados con las crisis infecciones”, señala el Dr. García Ron.

En la actualidad, el SUDEP representa la mitad de los casos de mortalidad en el síndrome de Dravet. Sin embargo, con un mejor control de las convulsiones y una estrecha vigilancia se puede lograr una tasa de mortalidad más baja.

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