Una precavida exposición solar tiene beneficios para nuestro cuerpo, puesto que aporta vitamina D y mejora nuestro estado de ánimo, pero cuando se alarga el tiempo de la radiación solar aparecen molestas quemaduras en nuestra piel que son susceptibles de provocar cáncer de piel o envejecer la epidermis de forma prematura. Las quemaduras enrojecen la zona afectada y producen un escozor que solemos aliviar con cremas o geles protectores.
A partir de ahora, y gracias a un estudio presentado por un equipo de científicos de la Universidad de Duke (EE.UU.), podemos acercarnos al tratamiento que acabe con el dolor y la rojez de la quemadura solar. Los autores de la investigación publicada en la edición digital de la revista médica “Proceedings” han descubierto la molécula responsable de la sensación dolorosa que experimentamos tras quemarnos la piel en el sol y del color rojizo que ésta adquiere.
Gracias a la identificación de esta molécula, llamada TRPV4 y presente de forma abundante en la capa más superficial de la epidermis, los científicos han podido explicar por qué las quemaduras dañan nuestra piel y, sobre todo, cómo bloquear la molécula TRPV4 para acabar con sus efectos nocivos, incluido el cáncer de piel o el daño solar crónico.
El posible remedio dermatológico
Para ello, los responsables del proyecto han desarrollado un compuesto farmacéutico que inhibe de forma selectiva la molécula -una especie de desinfectante compuesto de alcohol y glicerol-, que de momento ha sido probado en ratones y muestras de piel humana. Uno de los autores de la investigación, Martin Steinhoff, ha explicado que confía en la potencia de los inhibidores de la TRPV4 para crear productos que nos ayuden a defendernos del sol, con el fin de tratar las quemaduras y el daño solar crónico.
El estudio abre nuevas posibilidades para tratar las quemaduras solares y otros daños solares de más gravedad pero, ¿qué otros factores estarían implicados en el contacto de los rayos del sol con nuestra piel?
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