En 2021 España superó a Estados Unidos como país líder en el consumo de estos fármacos.
El paso —todavía no definitivo— de la COVID-19 por nuestras vidas ha supuesto un gran número de cambios en múltiples ámbitos y sectores: económico, social, laboral…
Por ejemplo, desde marzo de 2020 ha descendido la cantidad de dinero físico que se utiliza o, en otras palabras, cada vez pagamos más con la tarjeta o el móvil. El teletrabajo, que en España no superaba el 5% en el año 2019, superó el 16% a partir del segundo trimestre de 2020. En otros ámbitos, las reuniones telemáticas a través de plataformas se han multiplicado, y hoy en día han adquirido un grado de seriedad inimaginable hace unos años, incluyendo desde entrevistas de trabajo, presentaciones orales o visitas médicas a través de telemedicina.
Laborales, económicos, sociales y físicos, pero también mentales. La COVID, el confinamiento y los cambios provocados por la pandemia han supuesto un auténtico terremoto en la vida de numerosas personas, tanto en el plano físico como mental.
Así, el confinamiento domiciliario supuso una importante disminución de las actividades al aire libre o actividades de ocio, limitándose al máximo todo tipo de actividades que implicasen contacto social. De esta manera, obligada por las autoridades, la población inició un periodo de confinamiento que ha derivado en un aumento del sedentarismo y un empeoramiento de la alimentación y de la calidad de la comida, optando por más comida basura y alimentos precocinados y/o ultra procesados que han provocado un “aumento del sobrepeso y la obesidad”, tal y como comenta la Dra. Isabel de la Azuela, miembro de Top Doctors.
Mónica Herrero, nutricionista en Zaragoza y miembro de Top Doctors afirma que a la mala alimentación hay que sumarle una importante falta de actividad física, así como una ingesta superior de alcohol, por lo que hasta un 50% de los pacientes que acudieron a su consulta en los últimos meses de 2020 y los primeros de 2021 habían ganado peso, entre 5 y 10 kilos de media. “Esto tiene consecuencias directas en la salud, ya que hasta un 30% de las personas ha aumento su colesterol o la tensión arterial. Asimismo, entre un 60 y un 70% de los trastornos de la alimentación, diagnosticados en años anteriores, ahora no pueden con la situación y necesitan más ayuda”, asegura la Dra. Herrero.
Además, a nivel psicológico problemas como el estrés o la ansiedad han sido los que más incidencia han tenido. El Dr. Sergio Oliveros, psiquiatra en Madrid, aporta los siguientes datos de las principales afecciones y trastornos que ha tratado en su consulta:
- Ansiedad: afecta a un 34% en la población general, que aumenta a un 36% en pacientes COVID y a un 41% en sanitarios.
- Insomnio: afecta hasta a un 40% de la población, elevándose hasta un 43% en sanitarios y un 82% en pacientes COVID.
- Estrés postraumático: afecta hasta a un 15% de la población, un 50% en sanitarios y hasta un 96% en pacientes COVID.
- Depresión: 3 de cada 10 personas sufren depresión, aumentando a 4 de cada diez durante la cuarentena.
- Fatiga mental: afecta a casi un 20% de la población.
- Labilidad emocional: afecta a casi un 24% de la población.
- Abuso de sustancias, alcohol y drogas: el 56.7% está afectado por su consumo. En hombres se duplica. A su vez, según datos de un estudio de la Universidad de California, el confinamiento ha supuesto una prueba de fuego para los consumidores de tabaco, así como exfumadores, aumentando en 8 de cada 10 casos su consumo.
España, a la cabeza del consumo mundial
Las benzodiacepinas son un grupo de fármacos que funcionan uniéndose a un receptor concreto del cerebro, con un fin relajante o tranquilizante. Las benzodiacepinas se utilizan normalmente con el siguiente objetivo:
- Baja la ansiedad
- Favorece la conciliación de sueño
- Relajante muscular
- Evita las convulsiones
Las benzodiacepinas se utilizan mucho, especialmente tanto para tratar la ansiedad como para tratar el insomnio, es decir, para poder dormir. Y es que tanto ansiedad como la imposibilidad de dormir son dos síntomas que logran desesperar a quienes los padecen.
“Las benzodiacepinas son fármacos de funcionamiento rápido, es decir, permiten lograr rápidamente los efectos deseados, lo cual favorece su consumo y un exceso del mismo” asegura el Dr. Israel Álvarez Iniesta, psiquiatra en Consulta CAIS de Terrassa y miembro de Top Doctors.
Así, un estudio elaborado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas señaló que, en 2021, España se convirtió en líder mundial en el consumo de este medicamento, con una media de 110 personas por cada 1000 consumiendo al menos una dosis al día.
Y es que, según datos de la JIFE, España ha desbancado a Estados Unidos como principal consumidor de benzodiacepinas, con 110 dosis diarias por cada 1000 habitantes. En segundo lugar, se sitúa Bélgica, con 84 dosis al día por cada millar de habitantes. El último escalón de este poco meritorio pódium lo cierra Portugal, con 80 dosis por cada 1000 habitantes.
Estos mismos datos también los confirma el informe de la Agencia Española del Medicamento, que señala que en la última década (2011 – 2021) el consumo de medicamentos ansiolíticos, hipnóticos y sedantes aumentó en más de diez puntos, pasando de las poco más de 80 dosis diarias (82.5) por cada mil habitantes a las 93.04 de 2021.
¿Cuáles son los principales riesgos de consumir benzodiacepinas?
“El problema principal de las benzodiazepinas es el nivel de tolerancia y dependencia que generan. Tanto es así, que todos los fármacos psiquiátricos se han ganado esta fama de que ‘enganchan’, aunque no es así”, afirma el Dr. Álvarez Iniesta.
El cuerpo se acostumbra a la presencia y a la ingesta de este medicamento, y en el momento en el que se abandona su consumo, provocará un efecto radicalmente distinto al que previamente nos causaba: estaremos ansiosos, tendremos insomnio, tendremos contracturas musculares… A su vez, debe tenerse especialmente cuidado cuando se mezclan con otros medicamentos, alcohol u otras sustancias, ya que pueden potenciar sus efectos.
Al margen de la dependencia que generan estos fármacos si se prolonga su consumo durante más de cuatro o seis semanas, debe destacarse su tolerancia. ¿Qué significa esto? Notaremos que cada vez el medicamento nos funcionará peor, si antes nos duraban ocho horas sus efectos, ahora serán seis, y paradójicamente veremos que cada vez necesitamos más dosis, pero tenemos menos efectos.
“Bien utilizadas, las benzodiacepinas son un fármaco muy útil y recomendable, pero uno de sus problemas principales es que se han recetado (y todavía se recetan) con demasiada facilidad, volviéndose casi una pastilla de uso diario para millones de personas” afirma el Dr. Álvarez.
En la misma línea, afirma el doctor que este fármaco debe utilizarse con un “objetivo concreto, y el objetivo siempre será el tiempo”. “Por ejemplo, una persona con cuadros de angustia, mareos, taquicardias… Una crisis de ansiedad, y es necesario realizar un tratamiento. El tratamiento correcto sería a partir de antidepresivos. ¿Cuál es el problema? Que los antidepresivos tardarán entre dos, tres o cuatro semanas en actuar, mientras que las benzodiacepinas actuarán casi de forma instantánea”, concluye el doctor.
¿Por qué precisamente España?
Como se ha mencionado con anterioridad, los efectos de las benzodiacepinas son prácticamente inmediatos. En comparación a otros medicamentos, como pueden ser antipsicóticos o antidepresivos, las benzodiacepinas alivian rápidamente el o los síntomas deseados.
El problema principal, señala el Dr. Oliveros, es que “las benzodiacepinas funcionan como una droga, ocultan el síntoma durante unas horas pero no lo solucionan”. Otro problema es que, “cuando los efectos del medicamento se desvanecen, los síntomas reaparecen y es necesario tomarse una nueva dosis. El tercer problema deriva de la tolerancia, ya que el efecto va desapareciendo, y obliga a tomar dosis cada vez mayores. Cuando se abandona el tratamiento, aparecen los síntomas de abstinencia, tal y como pasa en otras sustancias, como el alcohol”, señala Oliveros.
“Al margen de que se trata de un fármaco que actúa muy rápido, una fuente importante de prescripción es la Atención Primaria con una enorme sobrecarga asistencial y escaso tiempo de atención al paciente, lo que les obliga a tomar decisiones rápidas y, lamentablemente, superficiales. No tienen tiempo para escuchar a un paciente ni para contener su angustia o ayudarle a manejar su dificultad. La premura les obliga a actuar rápido y eso significa benzodiacepinas”, afirma el Dr. Oliveros.
Además, señala el Dr. Oliveros que su fácil acceso es otro de los problemas que han convertido a España en líder en su consumo. “Lamentablemente su venta sin control en algunas farmacias o el empleo de recetas de un familiar para conseguirlas, hace que haya muchísimas personas consumiéndolas sin control médico en España. Debemos destacar que su uso aumentó durante la pandemia casi un 50%, y obedeció en gran parte a una automedicación“, concluye.
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