Y es que cada vez son más los padres que desean valorar el riesgo de alteración cromosómica del bebé sin someterse a un test que pueda resultar invasivo, tal y como podría ser la amiocentesis. En este caso, el bitest sería un examen no invasivo que se realizaría entre la 10º y la 14º semana del embarazo.
Este examen permite identificar y analizar alteraciones cromosómicas y/o malformaciones cardíacas, aunque sus resultados son una estimación en relación a la edad de la madre.
El bitest se suele realizar normalmente junto con una prueba llamada translucencia nucal, que principalmente mide el espesor de la nuca del feto con una ecografía.
¿En qué consiste el bitest?
El bitest consiste sencillamente en dosificar dos proteínas en una muestra de sangre de la madre. Con ella, se logra realizar una estimación de los riesgos de que el feto tenga o padezca algún tipo de alteración cromosómica, una malformación cardíaca…
Con la trasnlucencia nucal se mide el espesor del pliegue de la nuca del feto con una ecografía. Cabe destacar que todos los fetos tienen líquido en la parte trasera del cuello, pero los bebés con Síndrome de Down u otros trastornos genéticos suele haber más líquido del normal, por eso se ve más grueso.
¿Por qué se realiza el bitest?
El bitest es una prueba no invasiva que se utiliza con el objetivo de valorar los posibles riesgos de que el feto tenga algún tipo de problema o alteración en sus cromosomas de forma no invasiva, es decir, sin que se ponga en riesgo la salud del feto.
El bitest surge como una alternativa a las pruebas invasivas del embarazo, como podrían ser la villocentesis o la amniocentesis.
Preparación para el bitest
Antes de realizar la prueba, el médico le pedirá a la madre que, al menos una hora antes de iniciar la prueba, beba entre dos y tres vasos de agua u otra bebida y que no se orine antes de iniciar la ecografía.
Gracias a esto, la vejiga se encontrará llena, y cuando ésta se encuentra llena ofrece una mejor imagen de los ultrasonidos.
¿Qué se siente durante el examen?
A la hora de utilizar los ultrasonidos, se debe aplicar un gel que cree una barrera entre la piel y la aplicación de los ultrasonidos. Este gel puede proporcionar una sensación de frío y humedad, aunque sin más consecuencias.
Por otro lado, el hecho de tener la vejiga llena durante la prueba puede provocar algunas molestias, ya que existe la posibilidad de que el paciente note molestias por la presión que provoca.