¿Puede sentar mal la leche de vaca?
Mucha gente se queja de que les sienta mal la leche de vaca, por lo que cambian a las bebidas vegetales, que tienen poco valor nutritivo, afirmando que sus molestias estomacales desaparecen si abandonan la leche de vaca. El problema es que, a veces, no descartan antes las intolerancias o alergias.
La intolerancia a la leche de vaca debe ser analizada por sus componentes
La posible intolerancia a la leche de vaca es una tendencia al alza pero, para ello, deben realizarse pruebas que permitan descartar una alergia mediada o no por lgE, o intolerancia a hidratos de carbono. Indagando en los componentes de la leche, una explicación a la mejoría de los síntomas al abandonar la leche de vaca podría residir en las caseínas.
La leche de vaca puede ser Leche A1 o Leche A2. La Leche A2 es leche que, en su mayoría, carece de ninguna forma de proteína, la β-caseína denominada A1, que sí se encuentra en la leche A1. En cambio tiene, en su mayoría, la caseína A2. Esta leche se comercializó por la A2 Milk Company y se vende, sobre todo, en Nueva Zelanda, China, Australia, Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
La beta-caseína, variante de la proteína de la leche que puede provocar intolerancia
La A1 y A2 beta-caseína son variantes genéticas de la proteína de la leche beta-caseína, aunque se distinguen en un aminoácido.
El tipo A1 es el más común en la leche de vaca en Europa (excepto Francia), Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Existe una prueba genética de A2 Milk Company que permite determinar si una vaca produce proteína tipo A2 o A1 en su leche. Dicha prueba es útil para la empresa para certificar a los productores que esa leche no se metaboliza ni se convierte en β-casomorfina 7.
En un artículo científico publicado en 2018 Ana Romanowski afirmaba que la beta-caseína es la mayor fuente de proteínas en la leche. No obstante, hace más de 8.000 años que las características de la beta-caseína empezaron a cambiar, con una mutación solitaria en uno de los 209 aminoácidos del perfil genético. La cría y otros hechos aleatorios a lo largo de la historia hicieron que las vacas productoras de A1 fueran la norma europea y, después, en la mayor parte del mundo occidental.
¿Qué síntomas o trastornos digestivos puede producir la ingesta de las proteínas de la leche?
Hay una diferencia entre las proteínas A1 y A2 porque, al digerir A1 pero no A2, la beta-caseína puede provocar la liberación del opioide beta-casomorfina (BCM-7) en el intestino delgado. Esta BCM-7 se ha relacionado con una mala función gastrointestinal, además de enfermedad cardiovascular, esquizofrenia, autismo o disminución de las funciones cognitivas, además de una disminución de las contracciones intestinales, aumento de gases, dolor abdominal o supresión de la proliferación de linfocitos.
Es importante destacar, no obstante, que no en todos los estudios se ha podido destacar que las enfermedades anteriormente mencionadas sean causadas por la liberación del opioide beta-casomorfina (BCM-7) al consumir leche A1. Es más difícil de demostrar que no produzca alteraciones en la motilidad intestinal, gases, dolor abdominal y molestias secundarias a dichas alteraciones.
Ante las molestias funcionales los especialistas en Aparato Digestivo aconsejan no suprimir de golpe la leche de vaca de la dieta e investigar las alergias a la leche o intolerancias, o deficiencias enzimáticas en el paciente o intolerancia a grasas, entre otras posibilidades.
Algunas de las ventajas nutricionales de la leche de vaca son:
- El aumento de absorción de calcio inducido por la lactosa. Es un hecho importante, teniendo en cuenta que la masa ósea aumenta hasta los 22 años, cuando se adquiere la masa ósea máxima o “peak bone mass” y que, a partir de esa edad, se va perdiendo: en las mujeres un 13% por década y, en varones, de un 8 a un 9% por década. La masa ósea es muy difícil de recuperar, aunque se podría disminuir la velocidad de pérdida con algunas medidas, como la administración de leche de vaca, ejercicio, control de la vitamina D, etc.
- PH más acídico del intestino grueso. Esto se consigue con la lactosa y el efecto prebiótico de la lactosa, que dificultará la probabilidad de que haya infecciones intestinales, así como carcinoma colo-rectal.
- Mayor estatura de niños y adolescentes que toman dos vasos de leche diarios, en comparación con la altura que alcanzan los niños que no toman leche, a los 20 años.
- Heces menos duras. La leche con lactosa y con más fibras se recomienda para el estreñimiento.
- La falta de ingesta de lactosa puede disminuir algunas funciones intelectuales, como las ejecutivas, en comparación con niños que sí que toman lactosa, según el Brief Test 2 (Behavious Rating Inventory of Executive Functions). El Dr. Tormo presentó estas conclusiones en un congreso de la European Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition (ESPGHAN), celebrado en Glasgow, y en el congreso de EUROPEDIATRICS, que tuvo lugar en Dubai en 2019.