¿Por qué hacer acompañamiento durante el duelo?
El duelo es el proceso natural para superar todo tipo de pérdidas a lo largo de la vida. Lo vivimos cuando un ser querido desaparece de nuestra vida, cuando perdemos la salud, cuando la vida a la que estábamos acostumbrados cambia de forma brusca…
El no realizar el proceso del duelo en las mejores condiciones entraña diversos peligros, como pueden ser la prolongación excesiva del dolor, la tentación del suicidio, el vacío de vida, el no comprender lo que está sucediendo, la caída en depresión, las adicciones, entre tantas otras consecuencias que se podrían citar.
¿Qué características tiene el duelo?
El duelo es un proceso complejo en el que aprendemos a dejar atrás partes de nuestra vida sin olvidarlas, de forma saludable y en el menor tiempo posible.
Al ser una fase dolorosa y de extrema fragilidad, es necesario el acompañamiento de un especialista en Psicología de gran experiencia, con preparación y que haya experimentado el proceso del duelo en su propia vida. Esto se debe a que el duelo evoluciona por ciclos y fases que a menudo son difíciles de comprender, tanto para quienes están atravesando este periodo vital como para las personas que les rodean, por muy bien intencionadas que sean.
A menudo surgen emociones y comportamientos difíciles de entender y de aceptar, pero que son totalmente naturales y que habrá que saber ubicar en la vida de la persona. Por ese motivo, es necesario un marco terapéutico en el que la persona pueda expresarse sin sentirse juzgada, sabiendo que todo lo que diga será totalmente confidencial.
¿Cómo se realiza el acompañamiento durante el duelo?
Hablamos aquí de una escucha incondicional, de una relación de confianza en la que se tocarán aspectos complejos y difíciles de una manera comprensiva y humana. Todo para ir realizando un proceso que funciona por marejadas, con sus avances y retrocesos, hasta que con el tiempo se va volviendo a la normalidad. Hasta que lo sucedido sea una parte más de nuestra vida, de la que podremos hablar con naturalidad y de la que habremos aprendido importantes lecciones.
Se trata del proceso de soltar y dejar ir, que como tantos temas en nuestra sociedad, ha perdido su normalidad y se ha convertido en algo a esconder entre las cuatro paredes de nuestro hogar. Es un proceso que de no realizarse bien puede prolongarse demasiado, incluso a lo largo de toda una vida. También puede arrastrar una serie de consecuencias negativas que con un apoyo adecuado serían totalmente inexistentes.
Da igual que la pérdida haya sido reciente o hace mucho tiempo, los procesos que no se cierran adecuadamente dejan un rastro de sufrimiento a lo largo de muchos años. Por eso, es necesario tomar la decisión de realizarlos.
Para lograrlo se necesita una persona que sepa lo que hace, que ubique nuestras emociones y reacciones en un proceso natural, que muestre los mejores recursos para superar una pérdida. Sobre todo, un experto que sepa que al final del camino la vida vuelve a ser algo que merece la pena ser vivida y que todas las personas pueden llegar a ese punto. Porque, como ya se ha dicho, el duelo es la forma de superar las pérdidas, es el proceso de renovación de la vida.