Patologías femeninas: cuándo acudir al ginecólogo y cuándo al urólogo

Editado por Patricia Pujante Crespo el 30/11/2024
En general los especialistas en Urología ven más aquellas patologías masculinas, porque muchas se relacionan con problemas de próstata. Sin embargo, aunque existe un sector de la población que lo desconoce, los urólogos también se encargan de tratar algunas patologías femeninas. En este sentido, las principales enfermedades de la mujer que se derivan al urólogo son las infecciones de orina, las cistitis (sobre todo aquellas recurrentes y recidivantes) y la patología de incontinencia urinaria, en especial en señoras menopáusicas o que hayan sido multíparas, cosa que incrementa, a su vez, la incontinencia urinaria de esfuerzo.
Las cistitis, las infecciones de orina o la incontinencia urinaria
son patologías femeninas que suelen tratar los urólogos
 

Cistitis e incontinencia urinaria, principales patologías que tratan los urólogos

Tal como se explicaba anteriormente, las principales patologías femeninas que tratan los urólogos son:
Cistitis y cistitis recurrentes y recidivantes: Son las infecciones de orina que se repiten de forma continuada en algunas mujeres. Se caracterizan por sufrir la paciente escozor, necesidad de ir al baño con frecuencia, e incluso presencia de sangre en la orina. 
 
Incontinencia urinaria, que puede ser de dos tipos:
1) Incontinencia urinaria de esfuerzo: Es la incontinencia urinaria típica en mujeres multíparas, es decir, aquellas que han tenido diversos partos. Se caracteriza por sufrir la paciente escapes de presión intrabdominal, al hacer esfuerzos mínimos, tales como reír, toser e incluso levantarse de la cama o de una silla. 
 
2) Incontinencia por inestabilidad vesical: Son incontinencias por urgencias. Las pacientes dicen tener muchas ganas de miccionar de forma repentina, lo que les impide llegar a tiempo al baño. 
 
Litiasis renal: Los cálculos renales o piedras en el riñón se dan, en mayor medida, en hombres. No obstante, también existe un porcentaje de mujeres que pueden sufrirlas.
 
Piedras en la vesícula: Son cálculos en la vesícula que, a diferencia de los cálculos en los riñones, sí son más prevalentes en mujeres. De hecho, la relación es tres a uno: por cada tres mujeres que tienen piedras en la vesícula, solo un hombre las tiene. 
 
No obstante, desde la Urología también se atienden y tratan patologías oncológicas a nivel renal y de vejiga, es decir, cualquier carcinoma que afecte a los riñones o a la vejiga. Aunque cabe destacar que los cánceres renales y vesicales son más prevalentes en hombres que en mujeres, sobre todo el renal, también las mujeres pueden sufrirlos. Un ejemplo es el cáncer de vejiga, estrechamente relacionado con la exposición al tabaco. Aunque tradicionalmente el porcentaje de fumadores ha sido mayor en varones que en mujeres, la cantidad de fumadoras se ha incrementado en los últimos años. Este factor también ha hecho aumentar los casos de cáncer de vejiga en mujeres. En cualquier caso, siguen siendo patologías más prevalentes en hombres.
 

Diagnóstico y tratamiento de las patologías femeninas urológicas

El especialista en Urología, para realizar un diagnóstico correcto de la patología que sufre la paciente, llevará a cabo un diagnóstico clínico, basándose en los síntomas y problemas que describe la paciente y, posteriormente, realizará un estudio urodinámico, cosa que permitirá ponerle nombre al problema. 
 
Gracias a lo anterior podrá diferenciar si una incontinencia es de esfuerzo o por inestabilidad vesical, por ejemplo. Una vez hecha la distinción podrá administrar el tratamiento más adecuado en cada caso.
 
En este sentido, la incontinencia urinaria de esfuerzo se tratará con rehabilitación del suelo pélvico, como tratamiento de preferencia, ya que se debe a una atrofia muscular. En casos extremos será necesaria una intervención quirúrgica para recolocar el cuello vesical o cestocele. En cambio, la incontinencia urinaria por inestabilidad vesical será tratada con tratamiento farmacológico mediante colinérgicos. 
 
Respecto a los casos de cistitis reiteradas, el urólogo deberá descartar que exista una base anatómica que esté causándolas. Algunos ejemplos son el reflujo vesicouretral o las piedras en los riñones, así como las neoplasias. Si existen se deberán corregir. Siempre será para la paciente una buena noticia saber que la vía urinaria esté bien. En cambio, la lectura negativa es que son mujeres que entran en una dinámica de infecciones recurrentes, y la profilaxis es difícil. No existe ningún tratamiento etiológico que haga remitir las cistitis. Actualmente se han popularizado algunos tratamientos de parafarmacia e incluso dietéticos, como la ingesta de arándanos, que dicen hacer disminuir las infecciones de orina. Sin embargo, son remedios con una eficacia relativa y poco probada. 
 
Las cistitis tienen un curso aleatorio: hay mujeres que pueden pasar seis meses sin volver a sufrirlas, pero también habrá periodos en que las sufran con mayor intensidad y frecuencia. La complicación más grave que puede tener una cistitis es que se convierta en una pielonefritis, es decir, que la infección llegue hasta el riñón, de manera que la infección de orina baja se convierte en mayor y ya supone: fiebre, dolor en uno de los riñones e infección grave. Esto ocurre de forma más fácil en mujeres diabéticas y embarazadas, que pueden incluso necesitar ingreso. En cualquier caso, las cistitis suelen manejarse bien de forma ambulatoria, con antibiótico. Son más perjudiciales para la paciente en cuanto a la afectación en su calidad de vida, no tanto porque sea una situación grave que pueda suponerle consecuencias futuras.
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