Los peligros de la alimentación que pueden conducir a la obesidad
Escrito por:Estar obeso, cuando este calificativo es consecuencia de una evaluación científica y no fruto de una impresión visual sometida a normas y modas, es una enfermedad. La obesidad es una enfermedad de creciente prevalencia en las sociedades desarrolladas, de hecho, las estadísticas hablan de que el 53% de la población española adulta está por encima de su peso, un 36% tiene sobrepeso y un 17% padece obesidad.
Se trata de una prevalencia que ha aumentado "a una velocidad alarmante" en todo el mundo, pero que en España se ha estabilizado en los últimos años. En el caso de los niños, el 12% padece sobrepeso y el 14% obesidad.
¿Qué es exactamente la obesidad?
Ante esta situación es obvio el interés social de la obesidad, que lleva a numerosos estudios científicos, inversiones sanitarias, artículos de información y divulgación sobre su existencia, prevención, tratamiento y posibles consecuencias. Pero entender la obesidad requiere ir más allá de datos y conocimientos objetivos y situarse en el lugar del obeso y de todos aquellos de nosotros que sufrimos el alto riesgo de llegar a serlo.
En el paciente obeso se presentan vertientes que no se encuentran en otras patologías. En gran parte de los casos, su enfermedad le crea un sentimiento de culpabilidad que incrementa la dificultad de soportar su estado ya que, además de los síntomas, limitaciones y temores físicos, se siente relegado, discriminado y en inferioridad de condiciones para conseguir lo que con otro cuerpo tendría más fácil: consideración social, éxito, derechos, reconocimiento... Por una parte, la sociedad que se entrega en su ayuda invirtiendo trabajo, esfuerzo y dinero, pero, por otra parte, le castiga y le hace más dura su situación y le dificulta su recuperación y, más allá, aboca a sus individuos hacia esta circunstancia. Esta es la paradoja social que creemos de interés para su reflexión: el interés por la curación olvidando el importante papel de la prevención.
¿Cómo influye la sociedad?
El efecto de la sociedad, como fuente de influencia, de enseñanza y de dirección hacia sus individuos es grande. Crear hábitos en los niños y jóvenes es un asunto muy serio porque lo que se aprende e incorpora a estas edades perdura y es muy difícil erradicarlo o cambiarlo en años posteriores (bien lo sabemos los que hemos dejado de fumar y, en este caso, se podría comparar lo que fue el tabaco para los jóvenes de los años 60 con lo que para los niños y jóvenes del 2018 son los alimentos altamente calóricos).
Las actividades habituales que realizamos las acompañamos de un ingreso calórico, innecesario y adicional al consumo de alimentos planeado como fuente de nutrientes. Hablar con amigos lo acompañamos con comer, cenar o tomar una caña, ver una película lo complementamos con un paquete de palomitas, un refresco o curiosos y complejos productos que tientan al menos por su novedad (nachos, helados, chocolatinas, golosinas) acompañados de suculentas salsas y aderezos. Todo ello sin sospechar que esta picada puede suponer la ingesta energética de un plato de pasta, las máquinas expendedoras a las que recurrimos para hacer un alto en el trabajo nos ofrecen riquísimos bollos, galletas, snacks. Además, estos alimentos van acompañados de eslóganes saludables de “producto libre de colesterol” o “fabricado con aceite vegetal” o “light”, que contribuyen, como granitos de arena, a que al final de día hayamos proporcionado a nuestro cuerpo más cantidad de energía de la que necesita.
Con este panorama, queremos y nos exigimos a la vez, poder presentar una imagen de cuerpo “10”, referido a unos cánones que en ocasiones no se puede conseguir sin recurrir a la cirugía y de una complexión que pueda lucir una talla 38 independiente de la edad y sin considerar el factor genético de cada uno.
Compromiso frente a la obesidad
Siendo conscientes de esta grave situación en la que estamos entrando, debemos comprometernos, a nivel individual y colectivo, desde todos los niveles de la sociedad a adoptar una actitud y política de promoción de hábitos, productos y moda que evite caer en esta enfermedad. Del mismo modo, que ayude al paciente a poder superarla sin exigirle una automarginación o una actitud heroica. Es de interés y responsabilidad de todos.
El paciente puede acudir a un especialista en Nutrición y Dietética para que valore y planifique un tratamiento adaptado a las necesidades según cada caso.