Los efectos del cambio climático en la salud

Editado por Cristina Mateo el 17/08/2020

Las evidencias del impacto del cambio climático sobre la salud son cada vez más consistentes. Recientes trabajos han concluido que España es un país vulnerable al cambio climático y se están produciendo efectos por los impactos de este cambio. Entre ellos se producirán aumento de las temperaturas y descenso de las precipitaciones, que tendrán consecuencias sobre la salud y el bienestar de las personas.

 

Los impactos sobre la salud humana se refieren a un aumento de la morbimortalidad por olas de calor, que pueden ser más frecuentes en intensidad y duración los próximos años. Las temperaturas extremas (calor y frío) están asociadas con aumento de la mortalidad general en la mayoría de los casos por enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

 

Otros efectos son el aumento de la contaminación por partículas finas y ozono y la implantación de vectores subtropicales adaptados a sobrevivir en climas cálidos y más secos, lo que puede aumentar la incidencia de enfermedades como el dengue, enfermedad del Nilo Occidental, malaria y encefalitis transmitidas por garrapatas. La disminución de la capa de ozono estratosférico y la exposición a radiaciones ultravioletas están asociadas a un aumento del cáncer de piel, cataratas y alteraciones del sistema inmunitario.

 

Por otro lado, la alteración en la calidad del agua y la disminución de sus suministros favorecerá la aparición de enfermedades infecciosas. El mayor riesgo de incendios forestales producirá aumento de problemas respiratorios y cardiovasculares y la contaminación atmosférica no solo se debe a la procedente de los combustibles, sino también de material biológico (pólenes y esporas).

 

 

¿Cómo está afectando el cambio climático a nuestra salud?

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la contaminación atmosférica causa alrededor de dos millones de muertes prematuras al año en todo el mundo.

 

La contaminación atmosférica ejerce un impacto directo en el aumento de la morbimortalidad por infecciones respiratorias, cardiopatías, prevalencia del asma y cáncer de pulmón. Se estima que la mortalidad en ciudades con niveles elevados de contaminación supera entre un 15% y un 20% la registrada en ciudades más limpias.

 

El incremento de la temperatura podría favorecer un aumento de la exposición a los contaminantes atmosféricos, al dedicar más tiempo a la actividad al aire libre. Los médicos que tratan las enfermedades alérgicas de las vías respiratorias ya están objetivando un aumento en los síntomas que se atribuyen al cambio climático.

 

Las alergias estacionales y el asma suponen una carga importante para los sistemas de salud, y se estima que el 10-30 % de la población mundial está aquejada por la rinitis alérgica por pólenes (fiebre del heno) y 300 millones de personas en todo el mundo están afectados por el asma.

 

La contaminación atmosférica causa cerca de 2 millones de muertes al año.

 

El aumento de las concentraciones de pólenes atmosféricas tiene consecuencias clínicas importantes, no solamente en cuanto al incremento en la severidad de la rinitis y asma alérgico, sino también en la prevalencia de ciudadanos sensibilizados a los pólenes.

 

En un estudio realizado por el Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, pudo demostrarse una correlación significativa entre los recuentos atmosféricos de pólenes de diferentes ciudades españolas y la prevalencia de sensibilización a sus diferentes tipos polínicos entre los pacientes afectos de polinosis. Alergológica 2015 es un estudio epidemiológico de referencia sobre las enfermedades alérgicas en España, indicando que el primer motivo de consulta alergológica es la rinoconjuntivitis en el 62 % pacientes, mientras que un estudio similar realizado en el año 2005 solo era 52%.

 

En el año 2005 el porcentaje de rinoconjuntivitis con sensibilización a pólenes era 51,9% mientras que en el año 2015 fue de 70,8% En Alergológica 2015 se observa un incremento en España en la sensibilización a los pólenes más alergénicos, como son los de gramíneas, olivo y cupresáceas.

 

 

¿Considera que los determinantes sociales pueden suponer un factor diferencial a la hora de evaluar los impactos del cambio climático sobre la salud de las personas?

 

Las zonas con menor nivel de vida y los colectivos más vulnerables (ancianos, niños y gestantes) son los que menos posibilidades tienen de hacer frente a los impactos del cambio climático. Los colectivos más influidos por la contaminación son: niños, ancianos, enfermos crónicos, embarazadas y lactantes, deportistas y residentes en ciudades y poblaciones cercanas a autopistas.

 

 

¿Qué medidas cree que pueden ser necesarias para fortalecer nuestro sistema de sanidad pública para enfrentar el desafío del cambio climático?

 

Entre las medidas para minimizar el impacto de la contaminación atmosférica y cambio climático sobre la salud sería el establecimiento de un sistema de monitoreo de la calidad del aires (incluyendo información meteorológica y de pólenes y esporas) y de alerta del público ante situaciones de incremento de los niveles o situaciones extremas.

 

Al mismo tiempo se tienen que llevar a cabo las medidas legislativas que establezcan unos estándares de calidad del aire y restricciones en las emisiones para proteger la salud de los ciudadanos. Son precisas políticas efectivas para conseguir un sistema integral e integrado por los diferentes sectores implicados (medio ambiente, salud pública, transporte, industria, etc.).

 

 

La medida más importante es la disminución de las emisiones de gases contaminantes

 

Otra medida sería la puesta en marcha de programas dirigidos a reducir los riesgos producidos por los incendios forestales y la exposición a pólenes alergénicos. Las medidas anteriores deberían ser complementadas con actuaciones encaminadas a la educación de la salud y la promoción de hábitos saludables, entre los que se incluirían el uso eficiente y responsable de la energía y los consejos para aumentar la protección de los ciudadanos (por ejemplo en los días con altos niveles de ozono).

 

Las soluciones para mejorar la calidad del aire pasan por medidas tecnológicas como el cambio de composición de combustibles (híbridos), cambio flota transporte público y la modernización de los procesos industriales y otras no tecnológicas: uso de bicicleta, cambios en la zonas de tráfico (reducción velocidad, circunvalaciones, peatonalización, peajes no residentes).

 

Los criterios que habitualmente se utilizan son estéticos o económicos, como es el caso del plátano de sombra que es un árbol que crece rápido, necesita poca agua, y es barato. Además, no existe normativa sobre la medición de contaminantes biológicos (pólenes), como existe con los químicos.

 

Sería deseable la dedicación de recursos por parte de las administraciones para amortiguar el impacto de las emisiones polínicas sobre la población alérgica a pólenes.

 

Un último aspecto a destacar, es la necesidad de poner más énfasis en la participación ciudadana para la solución de muchos de estos problemas. Se debería fomentar el desarrollo de una conciencia en salud y medio ambiente entre la población y asegurar una participación comunitaria activa en la determinación de los problemas y necesidades, así como en los procesos de planificación y acción.

Alergología en Toledo