Lesiones cerebrales y alteraciones del comportamiento
Escrito por:
Psiquiatra
Publicado el: 14/07/2021
Editado por: Albert González
Después de la lesión, sin importar cuál sea la causa del daño cerebral adquirido, el paciente puede experimentar diferentes alteraciones, tanto en su conducta como en sus emociones, que le pueden convertir en una persona distinta.
Siempre que se hable de alteraciones de conducta hay que hacer mención del lóbulo frontal, el área del cerebro situada en la parte más anterior del cráneo, que es la responsable de las principales formas de actividad mental como:
La inteligencia. La creatividad. El razonamiento abstracto. Las habilidades conceptuales.
También es el que nos hace humanos, inteligentes y sensibles, así como poder aprender de las experiencias y regular nuestro comportamiento según la situación.
Para hacernos una idea de su importancia en los humanos, el lóbulo frontal ocupa un 33% del cerebro, mientras que en el chimpancé representa el 15% y en los gatos un 3%.
Los lóbulos frontales conectan con estructuras profundas del cerebro y con el lóbulo temporal, áreas que intervienen en funciones emocionales, hormonales, viscerales, sensoriales y autonómicas. El correcto engranaje de estos sistemas produce como resultado que el individuo pueda regular su comportamiento de acuerdo con cada situación teniendo en cuenta las experiencias previas y que pueda guiarse por objetivos e involucrarse productivamente en diferentes facetas de la experiencia humana.
De este modo, un mal funcionamiento de este sistema regulador provoca en la persona que lo sufre un estado de desinhibición del comportamiento y de alteración de las emociones, que se manifiesta con tendencia a la irritabilidad, cambios bruscos de humor, impulsividad, comportamiento inapropiado en el ámbito social o familiar y, en casos más graves, agresividad verbal o física.
El paciente puede experimentar diferentes alteraciones emocionales.
Causas del daño cerebral adquirido
No solo los traumatismos provocan lesión cerebral, también los ictus (hemorragias o infartos de arterias cerebrales), los tumores, las encefalitis y la encefalopatía anóxica (falta de oxígeno en el cerebro). Hemos de tener en cuenta que estas lesiones difieren entre sí por factores como el área del cerebro afectada o la extensión de la misma; algunas de ellas son localizadas, mientras que otras afectan a áreas muy amplias o, incluso, a todo el cerebro. En este sentido, las manifestaciones, evolución y pronóstico entre los diferentes tipos de daño cerebral no son comparables.
Finalmente, existen unos factores propios del paciente que pueden condicionar de forma negativa la evolución de las alteraciones conductuales. Estos factores son la historia de consumo habitual de alcohol y tóxicos, la edad avanzada y la existencia previa de patología psiquiátrica, retraso mental, desórdenes del desarrollo o del aprendizaje o una lesión cerebral.
¿Qué cambios puede tener el paciente en el comportamiento o en las emociones?
Alteración del afecto. Pérdida del control de impulsos. Agresividad. Apatía. Inflexibilidad cognitiva.
Consecuencias
Las repercusiones dependen de factores como la frecuencia y la gravedad de los cambios que presenta el paciente, así como del grado de convivencia con el enfermo. En el ámbito hospitalario y centros de rehabilitación, los trastornos de conducta pueden alterar o impedir el desarrollo de las actividades afectando negativamente al aprovechamiento de la terapia y al rendimiento cognitivo. Un comportamiento alterado muchas veces es causa de disfuncionalidad laboral, social y familiar. A largo plazo, provoca rechazo, estigma y aislamiento progresivo, principalmente de la persona que lo sufre pero, en ocasiones, también de los familiares. Para los más allegados al paciente es motivo de sobrecarga y sufrimiento emocional.