La rizartrosis, artrosis en la base del pulgar
La rizartrosis es la artrosis en a base del pulgar, entre el primer metacarpiano y el hueso trapecio. Su causa es la degeneración del cartílago del extremo de ambos huesos, que en condiciones normales hace que la articulación funcione, pero al estar lesionado los dos huesos rozan y se produce dolor en actividades normales de la vida diaria como coger objetos, hacer pinza o incluso en reposo. El Dr. Cecilia, experto en Traumatología, habla del tratamiento más indicado para esta patología.
Este proceso es muy frecuente, progresivo y crónico. Afecta sobre todo a mujeres mayores de 40 años, pero en algunos casos pueden iniciarse los síntomas antes y, en hombres, suele verse asociado a trabajos manuales de alta demanda a cualquier edad.
Síntomas de la rizartrosis
Esta afectación puede desarrollarse con dolor moderado o fuerte, depende de la persona y de su profesión, pero es una lesión muy incapacitante para la vida diaria. Esto se debe a que afectada la función de pinza y prensa de la mano tan necesaria para cualquier actividad normal.
El síntoma inicial es el dolor en la base del pulgar, muchas veces es en ambas manos y suele ser más intenso en la mano dominante. Típicamente mejora con el reposo y aumenta con la actividad. El dolor no suele ser nocturno, salvo que la artrosis sea muy avanzada.
En estos casos, además del dolor, puede verse una deformidad en la base del pulgar que traduce la destrucción del hueso, ineficacia de los ligamentos, los tendones y la cápsula articular. Si la deformidad avanza demasiado, puede imposibilitar movimientos que previamente si podían hacerse, a lo que se añade la pérdida progresiva de fuerza.
Tratamiento para la rizartrosis
La rizartrosis es una enfermedad progresiva que va afectando de forma secuencial a todas las articulaciones que hay en la base del pulgar, que son muchas y están formadas por el primer metacarpiano y diversos huesecillos de la muñeca. En función del estadio o grado de la afectación, los tratamientos a efectuar pueden cambiar.
Como todas las artrosis, una vez establecida la rizartrosis no tiene cura. Inicialmente se intenta manejar de forma conservadora, sin cirugía, y muchos enfermos se mantienen estables de esta forma. El tratamiento se basa en aliviar el dolor, frenar la progresión de la enfermedad y mejorar la funcionalidad de la mano para mejorar la calidad de vida del paciente, retrasando al máximo un abordaje quirúrgico. El tratamiento incluye analgésicos, antiinflamatorios, corticoides o la administración intraarticular de productos como el ácido hialurónico.
El tratamiento no farmacológico consiste en el uso de ortesis y férulas para favorecer el reposo articular y reducir el dolor. Si el manejo conservador del paciente fracasa o la enfermedad ha avanzado bastante, entonces es cuando los pacientes suelen operarse.
Existen distintos tipos de tratamientos y, en general, todos tienen unos resultados bastante satisfactorios. La elección entre una técnica quirúrgica y otra depende del momento evolutivo de la enfermedad (que articulaciones están afectadas) y la personalización del tratamiento según el paciente (edad, ocupación, mano dominante, actividad, etc…).
Las técnicas habitualmente empleadas son:
• Ligamentoplastias: Consiste en dar una estabilización usando un tendón y quitar el cartílago afectado.
• Artrodesis: Fusión del hueso entre el trapecio y el metacarpiano para quitar el dolor.
• Prótesis: Sustitución de las superficies articulares por un dispositivo similar a lo que se hace en otras articulaciones del cuerpo como por ejemplo la cadera.
• Artroscopia: Con una minicamara y miniincisiones se eliminan las superficies articulares dañadas y se intenta dar estabilización a al articulación.