La importancia de los controles odontológicos durante el embarazo
El control prenatal está definido como el conjunto de acciones, procedimientos —sean sistemáticos o periódicos— que tienen como objetivo prevenir, diagnosticar y tratar aquellos factores o condiciones que pueden afectar a la salud y al desarrollo tanto materno como prenatal.
En este caso, el objetivo del control prenatal es conseguir y/o proporcionar las mejores condiciones tanto para el feto como para la madre para que el nacimiento se pueda realizar en las mejores condiciones, sin que se den secuelas psíquicas o físicas en la madre ni en el recién nacido.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha aumentado de cuatro a ocho las visitas de control de embarazo que debe realizar la madre durante los meses de gestación.
El control prenatal odontológico
Cuando hablamos del control prenatal odontológico, en estos casos se trata de una revisión bucal general en la que se comprueba el estado de salud bucal de la madre, comprobando si existen problemas de caries, gingivitis o alguna lesión de tipo mucoso.
En este caso, los falsos mitos tienen una historia importante. Y es que una parte importante de la gente cree que el calcio que necesita el feto durante su formación lo obtiene directamente desde los dientes de la madre.
Obviamente, se trata de una creencia incorrecta. De hecho, se trata de un error provocado por la observación de la gente o del boca a boca entre las propias madres.
Y es que, se cree que a consecuencia del embarazo algunas madres pierden las piezas dentales o se les malogran. Se trata de esos mitos que se han formado a través de la historia y son difíciles de cambiar.
Así pues, debe decirse que el feto coge el calcio de la dieta principalmente y de los huesos de la madre.
Lo que sucede en realidad es que se pierde la inmunoglobulina de la saliva, por lo que dicha saliva se vuelve como agua inocua para nosotros y para las bacterias de la flora bucal. Ante esto, las bacterias aumentan en número provocando distintas patologías como pueden ser las caries, gingivitis, lesiones mucosas o simplemente halitosis.
Todo ello se combate solamente con más higiene, cepillado y algún colutorio que estabilice la flora bacteriana de la boca.
Cuándo acudir al dentista
En referencia a la frecuencia en que deben realizarse dichos controles, lo ideal es que se hagan cada tres meses durante el embarazo y durante un año después en el periodo de lactancia. Dicho periodo posterior al de embarazo también es muy importante, ya que el tiempo de alimentación del bebé con leche materna es un periodo de riesgo igual al del embarazo.
Lo ideal es que las futuras madres acudan a su dentista antes de empezar a notar síntomas, así que no deberían esperar a que se manifiesten. Pero debe hacerlo con más motivo si ya hay: gingivitis —es decir, sangrado de encías—, sensibilidad a los cambios de temperatura —posibles caries—, sequedad bucal, es decir, falta de salivación.