La aplicación de la neuropsicología en la escuela

Editado por Albert González el 18/06/2021

Se puede definir el aprendizaje como el resultado de la interacción entre el sistema nervioso central y el entorno. Una compleja interacción entre los diferentes componentes neurobiológicos y genéticos, junto con el efecto modulador del entorno en el desarrollo del cerebro, determina la capacidad cognitiva del niño, de la que finalmente dependerán sus habilidades y sus dificultades para el aprendizaje.

 

La mayoría de niños con fracaso escolar a causa de trastornos de aprendizaje o de daño cerebral adquirido presentan problemas en el desarrollo de las funciones ejecutivas: capacidad para mantener la atención, planificar, organizar el tiempo, regular las propias emociones y controlar los pensamientos, con el objetivo de ejecutar de forma eficaz y eficiente la propia conducta.

 

Esta disfunción ejecutiva dificulta la adecuada adaptación del niño y del adolescente a los cambios constantes de su entorno, sobre todo en el ámbito escolar, donde estas capacidades son imprescindibles para integrar aprendizajes nuevos y más complejos.

 

En este sentido, el pasado 20 de abril se celebraron las XXIX Jornadas Técnicas del Institut Guttmann, en las cuales se trató la aplicación de la neuropsicología en la escuela. En ellas se sacaron conclusiones muy interesantes, entre las cuales destacaremos las de la neuropsicóloga, la Dra. Antonia Enseñat.

 

La Dra. Enseñat se centró en describir las dificultades en las funciones ejecutivas que presentan los niños que han sufrido daño cerebral adquirido, y en explicar el programa de rehabilitación neuropsicológica que se lleva a cabo en el Instituto Guttmann.

 

Las funciones ejecutivas se empiezan a desarrollar en el primer año de vida y continúan hasta la adolescencia tardía y la primera juventud. Por lo tanto, las secuelas de una lesión cerebral dependerán de la etapa del desarrollo en la que se encuentre el niño en el momento en que se produce el daño. El daño en el cerebro del niño puede alterar la adquisición futura de habilidades, y las alteraciones conductuales pueden no aparecer hasta una edad más avanzada. Cuanto más pequeño es el niño cuando ocurre la lesión, más grave será el deterioro funcional.

 

Muchos niños con lesiones cerebrales tempranas no muestran déficits cognitivos destacables en los primeros momentos; cuando evoluciona el lóbulo frontal, es cuando aparecen estos déficits. Se ha observado que el daño cerebral frontal durante la primera infancia, si bien no ocasiona déficits evidentes en el funcionamiento ejecutivo tras el daño (ya que estas funciones aún no se han desarrollado), sí tiene repercusiones a largo plazo. Así, aunque el funcionamiento frontal no sea claramente observable en la primera etapa de desarrollo, su lesión genera dificultades para adquirir los prerrequisitos necesarios para el funcionamiento ejecutivo pleno en momentos posteriores del desarrollo, y de forma evidente en la adquisición de aprendizajes escolares.

 

La disfunción de las funciones ejecutivas dificulta en gran medida la adaptación adecuada del niño y del adolescente a los cambios constantes de su entorno, sobre todo en el ámbito escolar y académico, donde esas capacidades son necesarias para realizar e integrar aprendizajes nuevos y complejos. Entre las diferentes consecuencias que produce el daño cerebral adquirido, las alteraciones neuropsicológicas son altamente discapacitantes. Repercuten en el niño, en su familia, en su entorno social y en su rendimiento escolar.

 

Esta disfunción ejecutiva dificulta la adecuada adaptación del niño.

 

Los principales déficits neuropsicológicos después de sufrir daño cerebral son:

  • Alteraciones cognitivas
    • Afectación de la atención.
    • Reducción de la velocidad de procesamiento de la información.
    • Afectación de la memoria y baja capacidad para hacer nuevos aprendizajes.
    • Disfunción visuoperceptiva.
    • Disfunción ejecutiva (dificultades de planificación y organización, inflexibilidad cognitiva, memoria de trabajo pobre, resolución de problemas pobre).

 

  • Alteraciones emocionales y conductuales
    • Presentan irritabilidad.
    • Impulsividad.
    • Baja tolerancia a la frustración.
    • Apatía.

 

  • Alteraciones de la cognición social
    • Pérdida de habilidades sociales.
    • Percepción emocional pobre.
    • Poca empatía.

 

Previo a diseñar un programa de rehabilitación neuropsicológica infantil es imprescindible una evaluación neuropsicológica. La evaluación neuropsicológica infantil se diferencia de una evaluación psicológica de adultos no solo por el tipo de pruebas utilizadas, sino por la interpretación de los resultados en términos del conocimiento de la estructura y la función del cerebro en desarrollo.

 

El objetivo de esta evaluación consiste en identificar, describir y cuantificar las alteraciones cognitivas, emocionales, conductuales y sociales que ocasionan las diferentes lesiones cerebrales, así como conocer las capacidades preservadas. Esta información nos ayudará a realizar un buen diagnóstico, establecer objetivos de tratamiento y guiar el programa de rehabilitación neuropsicológica.

 

Esta evaluación consiste en identificar y cuantificar las alteraciones cognitivas.

 

El proceso de rehabilitación neuropsicológica abarca cualquier estrategia de intervención que tenga como objetivo permitir a los niños que han sufrido una lesión y a sus familiares reducir las alteraciones neuropsicológicas, manejar estas dificultades y reducir su impacto en la vida cotidiana.

 

La rehabilitación neuropsicológica infantil es parte de un modelo multidisciplinario en el que intervienen diferentes profesionales. En la rehabilitación neuropsicológica infantil se deberían combinar diferentes intervenciones y utilizarlas simultáneamente en función de la etapa de recuperación en la que se encuentre el niño con daño cerebral.

 

El programa de rehabilitación neuropsicológica consta de los siguientes puntos:

  • Rehabilitación cognitiva.
  • Adaptación funcional.
  • Modificación del entorno.
  • Intervenciones conductuales y emocionales.
  • Intervención en la familia.
  • Intervención en la escuela.

 

En las primeras etapas del tratamiento neuropsicológico es fundamental trabajar con las familias el proceso de adaptación de las dificultades que presenta el niño. Una buena adaptación es un paso esencial para el éxito de la rehabilitación. En las primeras fases los padres están centrados en los aspectos físicos de la recuperación física, cuando es la recuperación cognitiva el aspecto más importante en el éxito de la rehabilitación.

 

Al reintegrarse a la escuela, los niños pueden encontrar dificultades cuya causa no es correctamente diagnosticada, con el riesgo de que se afronten de manera incorrecta. La escuela representa una serie de situaciones altamente estresantes, ya que implican nuevos aprendizajes y múltiples exigencias, como prestar atención, recordar información y ejercitar el autocontrol.

 

Una parte muy importante en la rehabilitación neuropsicológica es la intervención escolar. Las escuelas, concretamente el profesorado, deberían mantener contacto periódico con el neuropsicólogo del niño para recibir pautas de intervención explícitas con el objetivo de potenciar los procesos de aprendizaje según las características de cada niño.

 

Los niños con daño cerebral deben recibir una intervención a largo plazo, especialmente en periodos de transición académica (preescolar, primaria, secundaria). Es muy importante trabajar conjuntamente con el equipo rehabilitador, la familia y la escuela.

Psicología en Badalona