¿Existe una conexión entre el síndrome de piernas inquietas y los niveles de hierro?

Editado por Mireia Frias el 22/05/2023

El síndrome de piernas inquietas (SPI) es una enfermedad neurológica crónica que provoca molestias en las piernas cuando el paciente está en reposo, como estar sentado o acostado. Estas molestias se alivian temporalmente con el movimiento y empeoran, especialmente por la tarde-noche, siguiendo un ritmo circadiano característico. Hablamos con la Dra. García Malo, especialista en Neurología.

 

 

¿Cómo se diagnostica el Síndrome de las piernas inquietas?

El diagnóstico del SPI se realiza de forma clínica, diferenciándolo de otras afecciones que también generan molestias en las piernas, como problemas de circulación, calambres musculares o enfermedades de los nervios periféricos. Esta enfermedad es una de las principales causas de insomnio y dificultades para conciliar un sueño de calidad. Muchos pacientes también experimentan movimientos periódicos de piernas durante el sueño, conocidos como PLMS, por sus siglas en inglés.

 

La presencia de PLMS en un estudio de sueño puede disminuir el porcentaje de fase de sueño profundo y provocar una sensación de sueño no reparador, lo que afecta negativamente al funcionamiento diario. Si bien el SPI es una enfermedad crónica, se pueden experimentar períodos de mejoría y empeoramiento, lo que requiere ajustar el tratamiento en las visitas médicas sucesivas. Es importante destacar que el SPI tiene un componente genético significativo, ya que aproximadamente el 50% de los casos tienen antecedentes familiares.

 

La flecha indica la región que se debe medir,
llamada sustancia negra, en el mesencéfalo

 

 

 

¿Por qué se produce el síndrome de las piernas inquietas?

La conexión entre el síndrome de piernas inquietas (SPI) y el hierro ha sido respaldada por una sólida base de evidencia científica. Estudios han demostrado que existe un déficit de hierro en áreas específicas del cerebro de los pacientes con SPI, lo cual juega un papel determinante en la aparición de los síntomas característicos de esta enfermedad.

 

A pesar de que la mayoría de los pacientes con SPI no presentan deficiencia de hierro a nivel sistémico, es decir, los niveles de hierro en los análisis de sangre convencionales suelen ser normales, se ha observado una deficiencia de hierro a nivel cerebral. Este problema se atribuye a alteraciones en el transporte a través de la barrera hematoencefálica, lo que impide que el hierro ingrese al cerebro de manera suficiente.

 

Debido a esta relación entre el SPI y el hierro, se ha observado que la prevalencia de esta enfermedad es aproximadamente el doble en mujeres en comparación con hombres. Esto se debe a que las mujeres experimentan cambios hormonales relacionados con la menstruación, embarazo, parto y lactancia, lo cual puede resultar en niveles más bajos de hierro en el sexo femenino. 

 

 

¿Podemos saber el estado del hierro en nuestro cerebro?

 Dado que los resultados de los análisis de sangre suelen ser normales en pacientes con síndrome de piernas inquietas (SPI) y el déficit de hierro se limita al cerebro, se han llevado a cabo investigaciones para desarrollar técnicas que permitan medir directamente el hierro cerebral.

 

Existen varias técnicas disponibles. En primer lugar, está la opción de realizar una punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo, aunque debido a su naturaleza invasiva, su uso se limita principalmente a investigaciones.

 

Por otro lado, se han desarrollado pruebas de neuroimagen. En este segundo grupo, se encuentra la ecografía transcraneal o ecografía del parénquima cerebral. Esta prueba no invasiva permite una medición rápida y precisa del hierro cerebral. La importancia de esta prueba radica en su capacidad de diagnosticar casos complejos.

 

La ecografía transcraneal nos permite evaluar los depósitos de hierro en el cerebro. Sin embargo, es esencial contar con un equipo de ecografía moderno y potente que permita visualizar las estructuras cerebrales con la calidad necesaria para realizar una medición precisa. Además, es fundamental que el médico que realice la prueba tenga experiencia y conocimientos especializados en su aplicación. La ecografía transcraneal se considera una herramienta de diagnóstico muy útil, aunque aún no está ampliamente disponible y se encuentra en centros médicos específicos con un enfoque particular en el SPI.

 

 

¿Qué beneficios aporta la cuantificación cerebral de hierro si sufro de síndrome de piernas inquietas (SPI)?

Dada la relación entre el SPI y el hierro, una parte fundamental de su tratamiento está relacionada con las terapias de reposición de hierro, es decir, administrar hierro por vía oral o intravenosa. Como hemos mencionado previamente, la mayoría de los pacientes con SPI no presentan deficiencia de hierro en su sangre, sino en su cerebro. Por lo tanto, requieren niveles más altos de hierro en la sangre (siempre dentro de rangos seguros para evitar un exceso de hierro), lo que mejora la entrada de hierro al cerebro y alivia los síntomas. El tratamiento con hierro oral puede ser una opción, pero a menudo existe un límite en la cantidad de hierro que el intestino puede absorber, lo que dificulta lograr el objetivo de aumentar los niveles de hierro tanto en la sangre como en el cerebro en pacientes con SPI.

 

Una alternativa es la administración de hierro por vía intravenosa, lo cual garantiza la reposición de hierro sin depender de la absorción intestinal. Es un procedimiento cómodo que se realiza en poco más de 30 minutos, en un solo día, y su efecto puede durar meses o incluso años, dependiendo de cada paciente.

 

La cuantificación de hierro cerebral mediante ecografía nos permite obtener información diagnóstica en esta enfermedad y diferenciarla de otras afecciones que pueden confundirse con el SPI. Además, nos ayuda a predecir qué pacientes son los candidatos ideales para recibir terapia de reposición de hierro, es decir, aquellos que se beneficiarán más del tratamiento con hierro en el síndrome de piernas inquietas.

 

En la práctica clínica, es importante tener en cuenta que la reposición de hierro es, hasta la fecha, el tratamiento más efectivo para el SPI y el único que aborda la causa subyacente de esta enfermedad. El uso de hierro debe considerarse como primera opción, lo que puede permitir evitar el uso de otros fármacos sintomáticos (destinados únicamente al control de los síntomas). Además, el uso efectivo de hierro puede, en algunos casos, reducir o suspender otros tratamientos en etapas posteriores, evitando así los efectos secundarios derivados de su uso crónico.